Los empleados municipales en esta ciudad arrasada por un tifón enterraron hoy decenas de cadáveres anónimos en una tumba común, mientras comenzaba a llegar la ayuda que necesitan desesperadamente medio millón de personas desplazadas por el desastre.
Decenas de cadáveres colocados en bolsas negras de plástico fueron colocados frente al ayuntamiento de Taclobán para ser enterrados en seis fosas comunes.
Los soldados filipinos distribuyeron arroz y agua desde camiones mientras que equipos provistos de motosierras despejaron las carreteras cortadas por los árboles. Miles de personas más acudieron al aeropuerto municipal dañado, desesperadas por partir o recibir tratamiento en un hospital de campaña.
El portaaviones George Washington llegó al Mar de las Filipinas el jueves cerca del Golfo de Leyte, y quedará fondeado frente a la isla de Samar para valorar los daños y suministrar servicios médicos y agua, dijo en una declaración la Séptima Flota.
La flotilla del portaaviones trajo 21 helicópteros al área, que pueden llegar a los lugares menos accesibles.
La ayuda empezó a llegar a algunas de las 545.000 personas desplazadas por el tifón, que cruzó por varias islas del este de Filipinas hace seis días, con un balance de miles de muertos. La mayoría de las víctimas son de la provincia de Leyte, y su capital Taclobán, y en la isla Samar. Muchos cadáveres siguen tendidos a lo largo de calles de la ciudad y otros enterrados bajo escombros.
En la primera de estas operaciones, 30 cadáveres en bolsas negras fueron colocados en tumbas sin siquiera una oración.
John Cajipe, de 31 años, y sus tres hijos adolescentes que trabajan en el cementerio local colocaron el primer cadáver en el extremo derecho de la tumba. Sus rostros estaban bañados en sudor bajo un sol abrasador cuando transportaron el cuerpo.
El segundo cadáver le siguió dos minutos después, y fue cuidadosamente colorado junto al primero. La operación continuó hasta que los cadáveres, todos ellos no identificados, llenaron la tumba.
«Espero que esta sea la última vez que vea algo así», dijo el alcalde Alfred Romualdez. «Cuando veo esto me recuerda lo sucedido desde el día de la tormenta hasta hoy».
Funcionarios indicaron que se han hecho esfuerzos para identificar los cadáveres para que los familiares tengan la oportunidad de saber lo que sucedió a sus seres queridos en los próximos días o semanas. No queda claro si esto incluye pruebas de ADN.
Las autoridades informaron que se confirmó la muerte de 2.357 personas, pero se espera que la cifra aumente, quizá enormemente, una vez que se reciba información de otras áreas de la zona de desastre.
Además del George Washington, más de 6 navíos estadounidenses —entre ellos un destructor y dos enormes barcos de abastecimiento— se encuentran ya en la zona junto con un avión P-3 usado para observar los daños a fin de que los planificadores decidan los puntos es que es más necesaria la ayuda, dijo la Séptima Flota.
«Trabajamos sin parar», dijo la capitana Cassandra Gesecki, vocera de la infantería de marina, que estableció un centro de operaciones cerca del aeropuerto internacional de Manila. «Estamos inundados de vuelos».
Valerie Amos, jefa de ayuda humanitaria de Naciones Unidas, realizó un recorrido por Taclobán el miércoles y dijo que aproximadamente 11,5 millones de personas se vieron afectadas por el tifón. La cifra, señaló, incluye personas que perdieron a sus seres queridos, resultaron lesionadas y las que perdieron sus viviendas y negocios.
«La situación es deprimente… docenas de miles de personas viven al aire libre… expuestas a la lluvia y al viento», dijo a los reporteros en Manila el jueves.
Agregó que la prioridad inmediata para las agencias humanitarias para el próximo par de días es transportar y distribuir barras energéticas y otros alimentos, lonas, casas de campaña, agua potable y servicios sanitarios básicos.
«Creo que todos estamos extremadamente angustiados de que es el sexto día y no hemos logrado llegar a todos», lamentó.
Los primeros vuelos nocturnos de aviones de transporte C-130 llegaron tras el paso del tifón, lo que sugiere que los sistemas de control aéreo funciona para una operación ininterrumpida.