Los funcionarios financieros griegos trataban hoy de finalizar los recortes que deben aplicar al presupuesto, por 11.500 millones de euros (14.190 millones de dólares), iniciando una semana crucial para Atenas, que busca demostrar que avanza en la aplicación de las reformas y las medidas de austeridad para poder seguir recibiendo una ayuda internacional que ha impedido su bancarrota.
El ministro de Hacienda, Yannis Stournaras, se reunió con sus viceministros y con el ministro del Trabajo, Yannis Vroutsis, para reducir los gastos en 2013 y 2014, con la esperanza de finalizar la propuesta el miércoles, a tiempo para la llegada del primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker, quien preside el consejo de ministros de Hacienda de la eurozona.
Tras dialogar con Juncker, el primer ministro Antonis Samaras viajará a Berlín y París el viernes y sábado para hablar con la canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés Francois Hollande.
Grecia ha dependido de la ayuda internacional de la eurozona y del Fondo Monetario Internacional desde que estalló la crisis de su deuda soberana en 2010, pero pese a las medidas adoptadas, los resultados han sido insuficientes.
Además, el país se ha retrasado en la adopción de las reformas y las medidas de austeridad pactadas a cambio de la ayuda, lo que ha impacientado a Alemania —el contribuyente más grande a los planes de rescate— y otros países de la eurozona, en medio de conjeturas de que Grecia tendría que dejar el euro, la moneda común de las 17 naciones de la eurozona.
La deuda soberana griega supera los 300.000 millones de euros. La economía lleva cinco años en recesión y con un desempleo superior al 23%.
La frágil coalición tripartita de Samaras, formada tras dos elecciones inconclusas en mayo y junio, espera renegociar partes de las demandas de rescate, básicamente buscando una ampliación de dos años más para su ejecución.
Alemania ha sostenido desde hace tiempo que Grecia no debería recibir más concesiones y que debe cumplir lo prometido.
Juncker mantuvo el fin de semana que Grecia no abandonará la eurozona. En una entrevista a un diario austriaco publicada el sábado, dijo que esa salida tendría consecuencias imprevisibles y no sería políticamente realizable.
«En el caso de que Grecia se negara totalmente a consolidar su presupuesto y hacer reformas estructurales, se podría plantear esa posibilidad», dijo el ministro. «Empero, como presumo que Grecia intentará redoblar sus esfuerzos y alcanzar los objetivos establecidos, no hay razón para asumir que esa salida pueda ser relevante».
El ministro de Economía alemán, Philipp Roesler, dijo recientemente que la posibilidad de que un país abandone el euro «ha perdido su horror».
Atenas insiste que el país debe seguir en el euro y los sondeos de opinión entre los griegos respaldan el concepto.