Ingresa a bufetes con supuestos explosivos


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La Policí­a australiana acordonó un edificio en Sydney hoy en una tensa confrontación con un hombre que aseguró tener consigo explosivos en una mochila, rompió el cristal de una ventana y lanzó amenazas desde una oficina de abogados donde se refugió con su hija adolescente.

Por KRISTEN GELINEAU SYDNEY / Agencia AP

La hija parecí­a estar bien y la policí­a pasó varias horas tratando de negociar con el hombre, quien asegura tener explosivos en una mochila, informó el asistente del comisionado de la policí­a Denis Clifford. Las identidades del hombre y de su hija no han sido reveladas.

Clifford dijo que la policí­a ha logrado identificar al hombre pero se negó a proporcionar su nombre por temor a que eso le moleste y complique las negociaciones que sostienen por teléfono.

«Estamos tratando se garantizarle que nadie se encuentra aquí­ para hacerle daño y, asimismi, esperamos que él no le haga daño a nadie», dijo Clifford a los reporteros. «Los negociadores mantendrán contacto por todo el tiempo que sea necesario para tratar de terminar pací­ficamente con esta situación».

Las autoridades dijeron que el hombre, de unos 50 años, hizo varias demandas, pero se negaron a proporcionar detalles. La policí­a añadió que desconocí­a los motivos del hombre para ingresar a los bufetes de abogados colindantes al complejo judicial en el suburbio de Parramatta, en la zona oeste de Sydney. También dijo desconocer «qué posee» el hombre.

La policí­a acordonó el inmueble y varios empleados de oficinas ubicadas en cuadras cercanas fueron desalojados.

«Estamos trabajando con las demandas y estamos haciendo lo que podemos para asegurar una resolución pací­fica», dijo Clifford a los reporteros. «El hecho de que él esté aquí­ y haga ciertas amenazas resulta una obvia preocupación para nosotros».

Las imágenes de la televisión mostraron el hombre observando a través de una ventaja del segundo piso. Estaba sin camisa y llevaba una peluca como las que usan jueces y abogados en las cortes de Australia.

Después utilizó una botella de vidrio como martillo para hacer un hueco del tamaño de un plato en la ventana de la oficina. Gritó a través del orificio y lanzó el envase, luego el auricular de un teléfono, que quedó colgado del cable.

Clifford dijo que la menor, aparentemente una adolescente, ya habló con la policí­a y parecí­a estar bien.

«Pensamos que no hay una amenaza especí­fica contra la menor, pero obviamente nos gustarí­a garantizar su liberación», agregó.

«La preocupación es que ella esté en una situación donde tenemos a alguien con una mochila, no sabemos exactamente qué hay en ella y por eso tenemos que asumir que lo que dice es verdad».

La empleada Betty Hor dijo que estaba trabajando en la recepción de los bufetes cuando el hombre llegó en la mañana del martes y pidió ver a alguien de quien nunca habí­a escuchado. El hombre estaba acompañado de una niña de unos 10 u 11 años, indicó.

El hombre subió por las escaleras y poco después regresó a la recepción, donde insistió en su petición. Hor le reiteró que desconocí­a al hombre que andaba buscando.

Hor relató que el hombre arrojó un libro sobre el escritorio de la recepción y le dijo que llamara a quien buscaba y también a la fiscalí­a regional para que «les digas que tengo un explosivo en mi mochila».

La empleada llamó a la policí­a y el hombre subió por las escaleras a un bufete con la niña, quien le llamaba «papá».

Hor afirmó que el hombre parecí­a frustrado y molesto. Aseguró que nunca lo habí­a visto.

Amargos casos familiares han desatado recientemente varios crí­menes famosos en Australia, entre ellos la muerte de una niña de cuatro años cuyo padre la lanzó desde un puente de más de 80 metros (260 pies) en la ciudad de Melbourne en 2009.