Sólo un tercio de los salvadoreños, tres de nueve millones, disfruta de los beneficios económicos, políticos y culturales propios de una «ciudadanía integral», advirtió hoy un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
«Si se observan atentamente las estadísticas del país, en El Salvador sólo una pequeña porción disfruta de los beneficios sociales, económicos, políticos y culturales propios de una ciudadanía integral», señaló el informe del PNUD titulado: Cuaderno sobre Desarrollo Humano: Migraciones, cultura y ciudadanía en El Salvador».
El punto de partida de la investigación es que la nación salvadoreña no ha conseguido, a casi dos siglos de su fundación, consolidarse como una «comunidad imaginada», es decir, una unidad cultural y política donde todos sus componentes se reconozcan como partes de un mismo todo espacial y temporal, con semejantes deberes y prerrogativas.
El documento detalla que de los nueve millones de personas que constituyen la población salvadoreña, incluidos los 2,5 millones de emigrantes, seis millones no están disfrutando de los derechos fundamentales que les otorga nominalmente el ser ciudadanos del país.
«Esta porción (3 millones de habitantes) que ha llegado a constituirse como la nación salvadoreña, es como «una isla en medio de un mar de insatisfacciones», subraya el informe.
El informe, presentado hoy en un hotel del oeste capitalino, consigna que con los lapidarios resultados de marginación social «se ha venido desvaneciendo la promesa del país próspero» ofrecido por la clase política y los sectores más favorecidos del país.
Una parte de los «excluidos» son, justamente, los emigrantes, quienes no están en condiciones de ejercer su derecho a participar en el ejercicio del poder o ser electores, además de no gozar de la tutela efectiva de sus derechos humanos por parte del Estado salvadoreño, sobre todo cuando van en tránsito a otro país.
El informe advierte que de los 9 millones de salvadoreños, 2,9 millones viven en pobreza relativa y pobreza extrema por obtener ingresos menores que el costo de la canasta básica alimentaria.
Los otros excluidos de la «nación salvadoreña» son, de acuerdo con el PNUD, los analfabetos, que no son capaces de leer y escribir un texto corto sobre su vida cotidiana, lo que les vuelve inelegibles para trabajos bien remunerados y del disfrute del mundo del conocimiento.
De igual manera, los trabajadores del sector informal (750 mil) que si bien no son caracterizados como «pobres», tampoco tienen acceso a redes de salud ni de previsión social.
El PNUD aclara que la única salida que le queda a El Salvador es «el fortalecimiento de los vínculos entre las diversas partes» de la población salvadoreña en una sola comunidad arrojaría ventajas enormes», ya que podría convertirse en una economía tres veces mayor que la actual, comparable al tamaño de la economía de Perú y tres veces más grande que la de Costa Rica.
El estudio consigna además que los movimientos migratorios masivos de salvadoreños hacia el exterior, en particular hacia Estados Unidos, «cuestionan la noción de país que es El Salvador, así como la identidad nacional y la ciudadanía de sus miembros».
«Lograr que los migrantes sean plenos ciudadanos es un reto para el Estado y la sociedad», asegura la publicación.
La economía dolarizada de este país centroamericano que en el 2006 tuvo un crecimiento del 4,2% subsiste gracias a las remesas que envían los salvadoreños en el extranjero. En el 2006 los ingresos de remesas alcanzaron los 3.115,7 millones de dólares, el 16% del PIB.