Información precisa



Una de las preocupaciones fundamentales de las autoridades monetarias, en Guatemala y en cualquier lugar del mundo, es evitar el temor de los ahorrantes y mantener la calma para evitar problemas al sistema bancario. En ese sentido, el lenguaje que usan los expertos en Banca Central muchas veces se parece al lenguaje alambicado de la diplomacia, donde se considera exitoso un informe en el que no se dice nada ni se asume ningún compromiso lí­quido y exigible.

Actualmente en Guatemala hay un problema de falta de papel moneda para atender las demandas no sólo de los cajeros automáticos sino de varios bancos grandes del sistema nacional y la explicación que ha dado el Banco de Guatemala ha ido más en el sentido de explicar la crisis por una supuesta «bonanza» y crecimiento de la actividad económica, matizada por un problema que pintan como leve en el abastecimiento de billetes. La verdad es que hay bancos que se las ven a palitos para cubrir los requerimientos de sus clientes y no es porque no tengan activos suficientes, sino porque según explican, hay una deficiente provisión de papel moneda para cubrir sus necesidades.

Se ha dicho, y no de manera oficial, que hay un retraso considerable en la impresión de billetes y que la licitación que debió haberse adjudicado en enero de este año terminó siendo adjudicada en septiembre, lo que explica en buena medida el problema. Hubo un desfase porque inicialmente se discutió si se usaba fibra plástica para hacer más durables los billetes y al final de cuentas esa bizantina discusión sirvió sólo para detener el proceso que, por si fuera poco, se vio afectado por problemas en dos licitaciones.

La explicación de que la economí­a está tan bien que provoca más demanda de billetes es algo que no convence a nadie y que resulta engañosa. Pero lo peor de todo es que sigue minando la credibilidad de las autoridades bancarias y eso es grave para el sistema, porque luego de lo ocurrido con Bancafé, la gente en Guatemala está suspicaz y temerosa por lo que si se quiere preservar la confianza inmediata y sobre todo en el largo plazo, las explicaciones tienen que ser, como decimos corrientemente, a calzón quitado, sin eufemismos porque nada es más alarmante que ir al banco y no encontrar billetes. El problema no está en cómo se maneja la información, sino que esa información sea completa y veraz.

Si la Prensa minimiza un problema que el usuario está sintiendo como grave, también la Prensa pierde credibilidad porque pintamos como leve un fenómeno que afecta a mucha gente. Baste decir que los jubilados no pueden recibir su prestación y que al acercarse el fin de mes mucha gente irá a los bancos a hacer efectivos sus sueldos para entender que, sin información, puede venir un colapso y preocupa la seguridad de los empleados bancarios encargados de comunicar que «no hay billetes».