Realidad virtual disponible para chicos y grandes:
Efectos y escenarios del «Ojo que todo lo ve»
Existe en particular un tipo de programa televisivo que podría llamar la atención de cualquiera. Y es que algunas veces pareciera ser que no hay nada mejor que sentir que se estuvo allí; en el momento y en el lugar donde están ocurriendo los hechos. Los reality show, o espectáculos reales mantienen acaparada la atención de muchos alrededor del mundo, pero, ¿cuáles son los mensajes implícitos de éstos?, ¿qué efectos tienen a nivel individual o social?, ¿qué sucede cuando pasan de ser un pasatiempo a ser un cúmulo de influencias y antivalores?
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Las escenas sexuales, explícitas o no, la creación de mundos imaginarios y alejados de la realidad social y personal, la expectativa de lo que podría pasar mañana y la interacción misma son algunos de los elementos que han determinado el éxito de los reality shows.
El argentino Leonardo Peralta, del grupo editorial Expansión refiere en un artículo que: Reality show es un formato televisivo creado por los holandeses Joop Van Den Ende y John de Mol, quienes poseen la productora Endemol, creadora del primer reality show «Gran Hermano». Existen diferentes tipos de reality shows, tanto en su forma como en su temática, y el género representa la evolución tanto en los contenidos televisivos como en la sociedad y sus implicaciones culturales, económicas, políticas y éticas.
En 1949, George Orwell publicó su novela más famosa, titulada «1984», en ella describe la actuación de un Estado totalitario donde, según explica el personaje principal; «el poder es el valor absoluto y único: para conquistarlo no hay nada en el mundo que no deba ser sacrificado, y una vez alcanzado, nada queda de importante en la vida a no ser la voluntad de sacrificarlo a cualquier precio.
El poder mass media
Carlos Augusto Velásquez, catedrático universitario y experto en análisis semiológicos opina, en primer lugar, que detrás de los mensajes que puedan enviar los programas reality, existe una plataforma ideológica construida por los medios de comunicación.
«En los reality show lo que hay es una necesidad de hacer creer a la gente que esa es la realidad, porque si los espectadores, en este caso, asumen que esa es la realidad, asumen que es lo deseable», subrayó Velásquez.
El principal factor de dichos programas es el morbo; y el público que podría «consumir» con mayor frecuencia este tipo de programaciones, es comúnmente de clase media (no económicamente sino intelectualmente) y está ávido de mensajes con morbo, el cual es, según el experto, es el «principal éxito». El entrevistado no se refiere a un morbo sexual sino psicológico.
Velásquez explicó finalmente que la falta de identidad, el hedonismo, individualismo, la doble moral, y la visión del sexo deshumanizado u obsceno son los mensajes no explícitos que envían a sus consumidores éste tipo de programas.
Incidencia en la sociedad
Realidades posibles o realidades actuadas son igualmente presentadas en los reality show. Algunos son como una especie de laboratorio donde un grupo de personas entra a una casa donde existe un ojo que todo lo ve, pero existen también aquellos en los que se discute cierto problema social o familiar en un panel moderado generalmente por una mujer que aparentemente juega un papel de «análisis» en el mismo. Pero, ¿cuánto inciden en la sociedad guatemalteca este tipo de programas?
Isabel Rodas, directora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), manifestó que el primer ejemplo está sobre todo dirigido a jóvenes y tienden a mostrar «la necesidad de reconocimiento» que algunas veces precisan éstos.
«Detrás del seguimiento y la satisfacción de, por ejemplo, ver ganar a la persona con la que los jóvenes se pueden identificar, está toda una estructura comercial y de consumo, que radica en la necesidad de que alguien encarne la ansiedad o frustración de no ganar. Es una suerte de reconfirmación de uno mismo», expuso.
El segundo grupo de programas está dirigido a personas que están organizadas a nivel más social. «Muestra la realidad que es y las tensiones que genera», resaltó Rodas.
Ambos tipos de programas generan estereotipos que tienen, de alguna manera, su base en la realidad. La entrevistada finalizó diciendo que el problema de dichas programaciones no es tanto la homogenización, sino convertirnos en consumidores: «todos los valores que pueda tener el individuo, se resumen en que soy porque puedo consumir. Conozco a la estrella de televisión pero nadie me conoce a mi», afirmó.
La realidad virtual y las mujeres
Rosa Linda Hernández Alarcón, periodista y coeditora de la publicación feminista La Cuerda considera que ese tipo de programación es amarillista, poco crítico y enajenante que alientan a la violencia y principalmente a la «descalificación de las personas y no de un sistema que genera desigualdad».
Hernández agregó que la mujer se ve vulnerada ante estas programaciones que buscan desarrollar el morbo y no presentan problemáticas; sino hablan de infidelidad o problemas de pareja o de familia, sin identificar que el problema de desventaja de las mujeres es un general.
«Las mujeres que son maltratadas y presentan los casos en ese tipo de programas es vulnerada su integridad y en lugar de encontrar soluciones se generan una tendencia que se vuelve a repetir; hay conductoras que son autoritarias y responden a un patrón de menosprecio o de inculpabilidad hacia las mujeres», explicó la entrevistada.
La analista expresó, además, que la mayoría de medios de comunicación, al momento de desconocer su función social basan la idea en que la información es sólo mercancía, entonces se pierde el respeto al público y «se adormecen las conciencias», en lugar de formar ciudadanos y ciudadanas que tengan elementos de juicio para que puedan emitir una opinión más fundamentada.
Hernández dijo, finalmente, que en el país no existen estudios de audiencia sobre el consumo de dichos programas, sin embargo, aseguró que en otros países latinoamericanos dichos análisis demuestran que ese tipo de programación no es mayoritariamente consumidos por mujeres. «El derecho al libre acceso a la información y la libertad de expresión, sumado a la confianza que la ciudadanía pueda tener en el cambio; la gente podría manifestar su desacuerdo y exigir el cambio de tipo de programaciones. Pero la comunicación no es vista como un derecho», resaltó.
Los pies no están sobre la tierra
Marco Antonio Garavito, director de la Liga de Higiene Mental, comenta que el problema de la percepción del anterior tipo de realidades es que, de alguna manera, impiden el desarrollo normal de los individuos: «para tener un buen desarrollo es tener los pies sobre la tierra, saber sus virtudes, defectos y cualidades».
El psicólogo coincidió con el resto de entrevistados respecto a la realidad virtual que genera este tipo de programaciones: «esa identidad social, que es tan importante, se construye en base de imaginarios ficticios y no en cuanto al entorno social y el contexto real», explicó.
Garavito afirmó que en el país vivimos en medio de una serie de frustraciones de carácter social, personal y económico y que a nivel social los efectos más fundamentales pueden percibirse desde una simple conversación, la cual en lo general «tiende a alejar la discusión y el análisis a temas fundamentales».
«Puntos encontrados»
ílvaro Méndez, encargado de producción de canal Guatevisión, opina que el contenido de las programaciones en mención «no debería poderse preparar de forma teórica porque lo que buscan es mostrar la realidad», pero agrega que sí se da la manipulación de situaciones para crear «ciertas realidades de interés para el público».
Respecto al tema del compromiso social de los medios de comunicación, Méndez respondió con una pregunta: «Â¿qué es la realidad? Hay otros mundos donde gente se está muriendo de hambre; y la gente que está viendo los realitys podría preguntarse: ¿por qué estoy viendo esto si hay niños muriendo de hambre?», indica, y agrega: «Hay canales para eso. En un canal universal no se puede hacer de todo de programación. Los canales son temáticos», agregó finalmente.
Para el productor entrevistado sí se deberían hacer más programas de carácter crítico o analítico para que los teleespectadores tengan acceso diverso. Pero también se pregunta: «Â¿qué hala más?», y se responde: «La realidad es diversa».
¿Interviene el Estado?
Todos los entrevistados se encontraron con ese punto: ¿qué hace el Estado ante la proyección de ese tipo de programación que produce efectos tanto a nivel individual como social?
Garavito lo resumió argumentando que se hace difícil que el Estado llegase a regular las programaciones como esa, no obstante, mencionó que la familia, la escuela, las iglesias y los propios medios de comunicación son poco críticos en cuanto a dicho fenómeno. «Los medios de comunicación no tiene por qué evitar trasmitirlos, pero si tener una mediación analítica en cuanto a lo que ese tipo de programas representa», enfatizó.
Una calle llamada «Hotel»
El primer reality hecho en el país hizo su aparición hace algunos años y se tituló Bulevard Hotel, en éste participaron artistas y grupos nacionales que fueron alojados en un hotel capitalino y eran eliminados de acuerdo a los votos de los espectadores.
ílvaro Méndez participó en su producción y expresa: «Fue una buena experiencia, lo aprendimos y lo vivimos bastante». Méndez dice, además, que se cree que es fácil producir un reality, porque no tiene efectos, ni mucha producción; pero «para poder captar las reacciones y movimientos necesitas muchas cámaras, sonidistas y mucho dinero», indicó.
En 1949, George Orwell escribió en su novela «1984»: «en nuestro mundo no hay emociones aparte del miedo, la rabia, la soberbia y el autodesprecio. Todo lo demás lo destruimos, todo… No habrá lealtad, salvo la lealtad al partido. No habrá amor, salvo el amor al gran hermano. No habrá alegría, salvo la alegría de triunfar sobre un enemigo abatido. No habrá arte, ni literatura, ni ciencia. No habrá distinción entre la belleza y la fealdad. No habrá curiosidad, ni goce en el proceso de la vida. Todos los placeres serán destruidos… Si quieres una imagen del futuro, imagina una bota pisoteando un rostro humano, para siempre.», Winston Smith, personaje principal de «1984» de Orwell
Los hay de muchos estilos, duraciones y colores. Algunos de los más difundidos realitys y sus características:
Por la supervivencia: Un grupo heterogéneo de personas es llevado a un lugar remoto en el cual deberán buscar su sustento y deberán competir para obtener productos elementales. En el país se filmó el reality llamado Survivor.