Influencia mediática. ¿Falló?


Las lecturas entorno a las elecciones del domingo anterior han pasado y seguirán pasando por el tamiz de aquellos que tenemos preocupaciones por el devenir de nuestro paí­s. Este filtraje incluye, para nuestro mal, también a aquellos que efectuarán sus análisis sobre la base de intereses espurios que tanto daño le hicieron al devenir de la concluida campaña. Muchas cosas pretenderán quedar ocultas como, por ejemplo, la fuente financiera que incentivó y pervirtió la campaña, llegando inclusive a arrastrar al matutino Prensa Libre a quedar ahora tan solo en nombre, pues de libre tiene únicamente las cuatro letras de esa palabra. Deslices que asumieron por interpretar que su halo de influencia podrí­a acentuarse en virtud de creerse así­ mismos como un auténtico medio masivo de comunicación.

Walter del Cid

«Una de las caracterí­sticas de los medios masivos de comunicación ha sido su capacidad de transmisión e imposición de modelos, interpretaciones y posturas polí­ticas dependientes de los intereses del emisor». (Miguel Guaglianone, en Red Voltaire, 2007). Asumir por ejemplo que la población capitalina es más ilustrada que la población rural es un craso error. Que esta población habrá tenido mayor acceso a la educación formal e informal es cierto. Pero eso no la hace automáticamente más ilustrada. Tal aseveración ha sido la inspiración de los corifeos de la nueva inquietud conservadora reflejada en la opción polí­tica que perdió el pasado 4 de noviembre.

De hecho más allá de esa superficialidad, mediocridad y sesgo a la que nos tienen acostumbrados la mayorí­a de los corifeos que defienden el status quo quizás por encontrarse al servicio de la anacrónica oligarquí­a dominante de nuestro paí­s. Un análisis minucioso no soporta las aseveraciones formuladas para justificar la defensa de sus intereses o de quienes les pagan.

Volviendo a ese mostrador y vitrina impresa que también trae noticias. Que pretende ser el gran influyente mediático de nuestro paí­s y cobijador de analistas «independientes». Su primer error: el titular del miércoles 5 de septiembre. La publicación de su «sondeo de opinión» respecto de las elecciones en primera vuelta. Reiterativos, perseverantes, serviles o todos juntos, vuelven a las andadas y amplí­an su «eficiencia» al valerse de otra empresa para reafirmar su vocación espuria. Nuevo «estudio» publicado también un miércoles, el 31 de octubre, en antesala a las elecciones de segunda vuelta. Por cierto que la descripción contenida en esta nueva publicación fue hecha al mejor estilo cantinflesco, con la diferencia que no era para hacernos reí­r, sino para confundir al influenciable elector urbano.

Dos enormes intentos de influencia mediática al afirmar en sendos titulares que el ganador era la opción que finalmente perdió, tanto el 9 del 9 como también el 4 del presente. Luego vino la andanada de justificaciones.

Al echar un vistazo a las últimas contiendas electorales de Latinoamérica, sobre todo las del año anterior que fue tan nutrido en este tipo de eventos, nos percatamos que el lema, la dinámica de presentación y hasta las canciones empleadas por la opción que no mereció el favor de las urnas el pasado 4, no fueron creación propia. Antes bien fueron una repetición con leves matices a la chapina.

No me atrevo a afirmar que su intento de influencia mediática haya fallado. Más bien al percatarnos de la respuesta del «ilustrado» elector capitalino, es posible aseverar que tuvieron éxito. Con lo que no contaban fue con el hastí­o que provocó la persistencia del empleo de un lema que se agotó en medio de una cita tradicional con nuestros antepasados, en adición a un prolongado asueto que arraigó a la población a sus raí­ces, la mayorí­a de ellos de provenientes de los otros municipios del paí­s.

La credibilidad de la prensa escrita y matutina está en la endeble posición que no resiste el juicio crí­tico a la luz de la verdad. No olvidemos que el propio viernes 2 de noviembre el matutino hijo putativo de la prensa costarricense ubicada en nuestro paí­s, fue más que categórica al afirmar sin ambages que el ganador de su estudio era quien precisamente fue el perdedor del ya mencionado domingo. El otro matutino, elPeriódico se salva, quizás porque rompió con sus antiguos patrocinadores. En fin. Lecciones aprendidas hay muchas. Ojalá nos carguemos de entereza y dignidad por hacer un periodismo que sea fiel respuesta a sus lemas.