El índice de inflación en la Eurozona alcanzó 3,5% interanual en marzo, un nuevo récord desde la creación en 1999 del espacio que comparte la misma moneda, en medio de la disparada de los precios de la energía y la alimentación, que aumenta las preocupaciones de los europeos por su poder adquisitivo.
El alza de los precios al consumidor en la zona que comparten 15 países de la Unión Europea no ha detenido en los últimos meses: 3,2% en enero y febrero y 3,1% en diciembre.
Es necesario remontarse a mayo de 2001 para encontrar un índice del 3,1%, pero la inflación nunca había superado esa cifra desde la creación de las estadísticas para la Eurozona en 1993.
«No es una buena cifra. Tenemos que evitar efectos secundarios, es decir un espiral inflacionario», dijo la portavoz de la Comisión Europea para asuntos económicos, Amelia Torres, al referirse a los datos dados a conocer el lunes por Eurostat, la oficina de estadísticas europea.
El alza fue impulsada principalmente por el aumento de los precios de petróleo, que tuvieron nuevos récords por encima de 110 dólares el barril en marzo.
La inflación anunciada supera ligeramente las expectativas de los economistas, que calculaban un alza de precios del consumo del 3,4% en marzo, según una encuesta realizada por la agencia financiera Thomson Financial.
También está muy por encima del límite tolerado por le Banco Central Europeo (BCE), cuyo objetivo a mediano plazo es tener una inflación cercana pero por debajo del 2%.
Un responsable del BCE, el alemán Axel Weber, advirtió el viernes que la inflación seguiría siendo elevada en la Eurozona durante varios meses más, dando a entender de este modo que no habría por el momento una baja de las tasas de interés, como ha ocurrido en Estados Unidos para apoyar el crecimiento.
Al mismo tiempo, el índice de confianza económica, una estadística que resume la opinión de los empresarios y los consumidores en la zona euro, cayó más de lo esperado en marzo, alcanzado 99,6 puntos (contra 100,2 en febrero), su nivel más bajo desde noviembre de 2005, según un informe presentado el lunes por la Comisión Europea.
Según ese estudio, la confianza cayó levemente en los sectores de los servicios y la construcción, mientras que la moral de los consumidores permaneció estable, mejorando incluso en Alemania.
Este indicador muestra una vez más la desaceleración económica que afecta a la zona euro. La combinación de crecimiento ralentizado y fuerte inflación es una problema para Europa, que teme un escenario de «estanflación».
La Comisión Europea revisó en febrero sus previsiones de crecimiento para la Eurozona en 2008, a 1,8% del PIB (Producto Interior Bruto). En 2007, el PIB de la zona euro creció un 2,7%.
Amelia Torres
Vocera de la Comisión Europea para asuntos económicos