Inflación interna y externa


En las décadas de los 50 y 60, Guatemala gozó de un perí­odo económico sumamente estable. Nuestra moneda se mantení­a a la par del dólar y nuestra economí­a prácticamente desconocí­a lo que era la inflación.

Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

En esas épocas varios guatemaltecos tuvimos la oportunidad de estudiar en Sudamérica, a mí­ me correspondió hacerlo en Chile, paí­s donde existí­a inflación y nos permití­a a quienes gozábamos de remesas en dólares, jugar con la tasa de cambio; rápidamente aprendimos a conservar nuestros «dolaritos» y cambiarlos a medida que necesitábamos liquidez, a aprovecharnos de la tasa de cambio peso dólar cuando estaba más favorable. Esta vivencia me permitió adquirir una experiencia que en Guatemala no se obtení­a.

En la universidad nos enseñaron que la inflación es el aumento sostenido y generalizado del nivel de precios de bienes y servicios medido frente a un poder adquisitivo estable. El í­ndice de inflación es la existencia de inflación -durante un perí­odo- e implica un aumento sostenido del precio de los bienes en general. Para medir este aumento se crean í­ndices que miden el crecimiento medio porcentual de una canasta de bienes, por ello es que usamos el índice de Precios al consumidor o IPC, el cual indica la variación en el precio promedio de los bienes y servicios que adquiere un consumidor tí­pico en dos perí­odos de tiempo.

El transcurrir de los años y las malas decisiones, la comodidad y pasividad del sector público, así­ como el indebido aprovechamiento de las acciones de los representantes privados en la Junta Monetaria, han llevado a nuestro paí­s a perder la estabilidad económica que tuvimos y a tener inflación interna y externa en detrimento de la clase media, de las reservas del IGSS y del pequeño ahorrante.

Si analizamos el mercado de consumo de bienes y servicios, de los productos que consumimos de tipo alimenticio y de bienes y servicios, encontramos que la mayorí­a de la clase media y la clase alta, dependemos enormemente de las importaciones, especialmente de los Estados Unidos, lo cual es comprobable al ver el origen de los productos o consultar las estadí­sticas de importaciones en el Banco de Guatemala donde se corrobora que los Estados Unidos es nuestro mayor proveedor de bienes y servicios importados.

Por consiguiente, a medida que se produce aumento de costos e inflación en ese paí­s, los mismos son automáticamente trasladados a nuestra economí­a, produciendo el aumento de precios debido a que todos los importadores, vendedores o proveedores de esos bienes indexan el precio y aunque el mismo se hace oficialmente en quetzales, se ajusta y la mayorí­a de veces se anticipa al costo de reposición que considera debe de hacer el proveedor o vendedor.

Adicionalmente a la inflación externa, tenemos que los bienes de producción nacional, los productores los homologan a lo que es el precio de venta del mercado internacional y aunque se produzcan bienes a menor costo, porque la mano de obra guatemalteca es indudablemente inferior en precio a la norteamericana, europea, mexicana, etc., el productor nacional hábilmente aprovecha la información de precios internacionales y nos vende internamente a igual o mayor precio que al precio que exporta.

En sí­ntesis, el consumidor guatemalteco se ve afectado tanto por la inflación externa como por la inflación interna en la canasta básica y en el índice de Precios al Consumidor en general, le agrade o no tiene que cargar con ambas inflaciones, situación que no sucede con el consumidor norteamericano, panameño o salvadoreño donde la economí­a está dolarizada.