Inercia


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A las personas nos cuesta salir de nuestra inercia, es decir activarnos para realizar lo que deseamos hacer. Nos cuesta empezar, porque nos hemos acostumbrado a determinada situación por más indeseable que sea. Pero, lo nuevo puede provocar temor y, además, en un encuadre ordinario es posible que nos sintamos cómodos. Para salir de un estado de inercia que de alguna manera lo podremos estar viviendo con frustración, desolación, impotencia e infecundidad, necesitamos un chispazo que nos encienda y nos ayude a poner de manifiesta a nuestra voluntad.

Dra. Ana Cristina Morales

 


En física, la inercia es la capacidad que tienen los cuerpos de permanecer en un estado sin movimiento, mientras no se aplique sobre ellos alguna fuerza.  También se dice que un sistema tiene más inercia cuando resulta más difícil lograr un cambio en el estado físico del mismo. La inercia en nuestras vidas se manifiesta en rutinas, en el no encare de desafíos, en el conformismo, en el vivir de una manera autómata sin goce de nuestra facultad de ser creativos.

¿Cuántas cosas dejamos de hacer por nuestra conducta inerte? Como ejemplo, nos hemos prometido en un nuevo año: involucrarnos en temas como la conservación ambiental y en el trabajo orientado contra la violencia, así como cosas tan sencillas como el decidir hacer desde lo más simple para nosotros mismos, como el comenzar un estilo de vida más sano, entre otras cosas.  Pero decimos y luego no hacemos.  Caemos en el procrastinar -dejamos para mañana, lo que podemos hacer hoy.

Sin duda que para salir de nuestra inercia hemos de cambiar hábitos, rutinas y esto conlleva a trabajo personal y social.  También, el ejercicio de la fuerza de voluntad, así como, al rompimiento de paradigmas y al conocimiento de lo que verdaderamente deseamos para nosotros mismos y para la sociedad en que vivimos. Con la posibilidad de tener fe y esperanza en que lo que hacemos pueda contribuir en algo.

 No creo que pueda haber voluntad sin un deseo real. Así que si queremos cumplir con lo que decimos, primero hemos de cuestionarnos si realmente lo deseamos.  Luego realizar un plan que nos ayude a encaminarnos, darnos cuenta cuando estamos albergando excusas para no cumplirlo. Iniciar por pasos cortos, y vanagloriarnos de los mismos cuando son ejecutados con empeño. No buscar la aprobación de otros, es posible que mucha gente nos diga que estamos locos al pretender hacer algo, que de primas a primeras traten de desanimarnos en nuestros objetivos. Por lo cual es importante centrarse en uno mismo, lo que desea, ilusiona y  anhela.

Desprendernos de la impotencia o indefensión aprendida.  La doctora Walker proporcionó la teoría de la “impotencia o indefensión de la mujer maltratada”.  Sin embargo, considero que esta teoría pueda también ser aplicable a todas las personas que se encuentran sintiéndose atrapadas dentro de la vida.  La teoría de basó en los hallazgos experimentales en perros realizados por el psicólogo y escritor, doctor Martín Seligman y sus colegas de la universidad Cornell en 1967.

La doctora Walker Se basa en la hipótesis de que en la mujer influencias sociales tempranas proporcionan la condición psicológica de impotencia, lo que hace que se sientan sin la capacidad de controlar positivamente sus vidas.  Mi deseo no es contradecir a la doctora Walker, sino el considerar que estas influencias tempranas también pueden determinar, de manera general, a hombres y mujeres.  Pero por la condición y situación de género las mujeres somos más vulnerables. Esta “impotencia aprendida” es responsable de la deficiencia cognitiva, emociona y conductual que se observa en la mujer maltratada, y provoca que continúe dentro de una relación abusiva.

Las manifestaciones de violencia en la sociedad también se dan en distintos ámbitos.  Además, no se considera ningún escape alguno y tampoco es evidente el ejercicio de la aplicación de la justicia ante las transgresiones sociales. Aún albergamos temor por algunos agentes consignados como protectores del ámbito público, entonces… No creemos, nos sentimos indefensos y de manera frecuente observamos tratos abusivos de manera general.

Reflexiono que esta inercia, de no hacer nada, se encuentra en relación directa con la impotencia aprendida. Que la violencia ha doblegado voluntades, convirtiendo a la gente en sumisa y pasiva. Y quien sale de la norma, es visto como rebelde y transgresor social.

Si la gente tan solo tuviese una esperanza de cambio, podría cambiar sus cogniciones y verse ante situaciones más favorables.  Abandonando la inercia y el pensamiento negativo, la frustración y las manos caídas.