Industrias automotrices en busca de ayuda


La industria automotriz estadounidense aboga por ayuda ante el Congreso de ese paí­s, ya se encuentran amenazadas de quiebra.  Foto Sascha Schuermann

Los tres grandes del automóvil estadounidense ante el Congreso.


Los dirigentes de los tres grandes constructores de automóviles estadounidenses comparecerán a principios de la semana ante el Congreso en Washington para intentar convencer a los legisladores de la viabilidad de sus respectivas empresas y de la necesidad de una ayuda pública urgente.

Pertrechados con documentación que demuestre sus esfuerzos por reestructurar sus empresas amenazadas de quiebra, los responsables de General Motors, Ford y Chrysler anunciaron que planean desplegar sus argumentos para incitar a los parlamentarios a votar un plan de rescate.

Los tres grandes ya habí­a recibido 25 millones de dólares, aprobados el pasado mes de septiembre, pero ahora piden un nuevo préstamo por idéntico valor exhibiendo la amenaza de que la ruina de uno de ellos provoque un efecto dominó de graves consecuencias sociales.

Antes de tomar cualquier decisión, la mayorí­a demócrata del Congreso exigió que los tres fabricantes de Detroit (Michigan, en el norte) demuestren que son responsables y expliquen la utilización prevista para las ayudas públicas.

Respaldados por un convoy de coches procedente de Detroit, los tres directivos, Alan Mullaly (Ford), Robert Nardelli (Chrysler) y Richard Wagoner (GM) tienen previsto presentar un resumen de sus proyectos de reestructuración mañana, antes de participar en una audición en el Congreso los próximos miércoles y viernes.

Los tres dirigentes tratarán de demostrar que pueden salir de la crisis mediante la creación de una nueva gama de vehí­culos más ecológicos y con menor consumo de carburante.

Parece inevitable que se anuncien también supresiones de puestos de trabajo para adaptar la producción a la bajada de la demanda.

En este contexto, mañana probablemente se anuncie una nueva bajada mensual de las ventas.

General Motors (GM) es la empresa que presenta peores resultados con una serie amenaza de quiebra, pero Chrysler y Ford también tienen graves problemas. Los tres grandes hacen valer que sus actividades están tan conectadas debido a la tercerización que la ruina de una sola empresa acarrearí­a toda una serie de problemas en las demás.

El presidente electo Barack Obama aseguró que la industria automóvil era demasiado vital como para desaparecer, sin embargo, también prometió que el Estado no harí­a ningún «cheque en blanco» sin la garantí­a de transformaciones a largo plazo por parte de los constructores.

La opinión pública es hostil a la atribución de nuevas ayudas gubernamentales a esta industria acusada de haber cometido graves errores de dirección, explica David Myher, especialista de Morpace Inc.

Los estadounidenses «dicen que tanto los dirigentes del sector, muy bien pagados, como los empleados del sindicato UAW, están desconectados de la realidad», declaró.

Los directores de los tres grandes tendrán que renunciar a sus aviones privados para venir a Washington después de que varios parlamentarios los acusaran de derrochar dinero en plena crisis.

ARGENTINA Autos y construcción


La industria automotriz y de construcción, fuertes motores de la expansión económica en Argentina, sufren el impacto negativo de la crisis financiera mundial, que derivó en despidos y suspensiones de trabajadores, o freno en los niveles de actividad.

En la provincia de Córdoba (centro), unos 2.600 obreros de automotrices vieron afectada su fuente laboral con el despido de aquellos que tení­an contratos transitorios y suspensiones en el caso de trabajadores de planta, según fuentes gremiales e industriales.

En tanto, la actividad de la construcción, que sostuvo una fuerte expansión en los últimos cinco años con efecto multiplicador positivo sobre el empleo, mostró por tercer mes consecutivo en octubre un estancamiento, según datos oficiales.

La economí­a argentina creció a un ritmo promedio de casi 9% anual desde 2003, sostenido por la expansión de la producción automotriz, la construcción y el complejo agroindustrial, tras derrumbarse su PIB 10,9% en 2002 en medio de la peor crisis económica y social del paí­s en los últimos cien años.

En 2007 el sector automotor registró un récord histórico de producción, con 544.600 unidades, la mayor cifra desde 1959, cuando las automotrices se instalaron en Argentina.

Proveedor mundial de alimentos, sus exportaciones de materias primas agrí­colas y productos agroindustriales representaron más del 50% de las ventas externas totales en 2007, aunque la caí­da de precios de commodities en el mercado internacional, encendió una luz roja también en ese pujante sector.

La empresa Iveco –del grupo Fiat–, que produce camiones en Córdoba y cuenta con unos 900 empleados, paralizará sus actividades durante cinco dí­as a partir de hoy, debido al exceso de stock por la caí­da en las ventas de vehí­culos, en especial a Brasil, primer destino de las exportaciones del sector.

«Estamos con exceso de stock. La playa (de estacionamiento) de la fábrica está abarrotada de camiones. Por eso debemos parar la producción algunos dí­as», dijo a la prensa Leonardo Destéfano, vocero del grupo Fiat.

«En la planta de Iveco se hacen más de 30 camiones por dí­a, y en noviembre se vendieron unos 14 ó 15. No hay que ser matemático para darse cuenta del nivel de la crisis», agregó una fuente gremial.

Iveco despidió 42 trabajadores con contratos temporarios, que se sumaron a los más de 300 a los que la francesa Renault tampoco renovó su contrato en octubre.

Igual situación atravesaron 368 obreros de la automotriz Volkswagen, que exporta un 95% de su producción, y unos 1.000 trabajadores de empresas autopartistas, que resienten de la caí­da de demanda en el sector.

En tanto, General Motors, que posee una fábrica en la provincia de Santa Fe (centro-este), negocia desde hace tres semanas con los sindicatos la situación laboral de 435 empleados amenazados por despidos, luego de que el gobierno local dictara una conciliación obligatoria.

Para paliar los efectos de la crisis, el gobierno peronista socialdemócrata de Cristina Kirchner anunció mañana un ambicioso plan de obras públicas por 21.000 millones de dólares que se pondrá en marcha en 2009, y la creación del ministerio de la Producción para fomentar el comercio exterior.

Además, envió un proyecto de ley al Parlamento que impulsa la regularización tributaria y condonación de deudas para empresas y personas fí­sicas, y que contiene medidas de promoción del empleo, y un plan de blanqueo de capitales que fue fuertemente cuestionado por la oposición y economistas.