Los demócratas estadounidenses, que asumirán el control del Congreso el mes próximo, han indignado a algunos de sus colegas por su decisión de trabajar cinco días por semana, casi el doble que la carga actual.
De acuerdo a un anuncio hecho por el próximo líder de la mayoría demócrata, Steny Hoyer, los representantes tendrán que estar presentes para votar proyectos de lunes a viernes.
Más todavía, en lugar de esperar hasta el tradicional discurso presidencial sobre el Estado de la Unión a fines de enero para comenzar el trabajo legislativo, la Cámara de Representantes y el Senado se pondrán a trabajar el 4 de enero.
Un miembro republicano del Congreso se quejó de inmediato:
«Los matrimonios sufren. Los demócratas pueden preocuparse menos de las familias: esto indica eso», dijo al diario Washington Post el legislador Jack Kingston.
Desde entonces, Kingston se ha convertido en el hazmerreír.
«Mi esposa acaba de regresar de un viaje de un año de duración en Irak», escribió un lector al Post. «Nuestro matrimonio y familia –tenemos dos hijos, de dos y tres y medio años de edad– están más sólidos que nunca».
Luego de ganar el control del Congreso tras arremeter infatigablemente contra la «cultura de corrupción» introducida por el Partido Republicano, los demócratas se han vuelto impacientes por mostrar su determinación de conservar la «ética».
Ellos están haciendo este esfuerzo en un país que mantiene la libre empresa, que no tiene edad obligatoria de jubilación, donde muchos tienen más de un empleo y donde la pereza pasa fácilmente por vicio.
En 2006, la Cámara de Representantes estuvo en sesión solamente durante 103 días, tres días menos que en la legislatura de 1948, lo cual fue castigado por los electores del mismo modo en que fue sancionado el Congreso controlado por los republicanos en noviembre.
Incluso los comentaristas de derecha han tenido problemas para criticar la iniciativa demócrata.
«El Congreso no puede hacer una real supervisión, sin hablar de legislar, con una semana de dos días», escribió Ramesh Ponnuru en un blog de la National Review.
En los últimos dos años, la Cámara trabajaba formalmente a partir de los martes, pero generalmente para rebautizar oficinas de correos o votar declaraciones generales (felicitar a un campeón, por ejemplo).
Las primeras votaciones eran usualmente programadas los martes al anochecer para dar a los legisladores tiempo para regresar a Washington desde sus distritos en todo el país.
Importantes conferencias de prensa y audiencias eran usualmente realizadas los miércoles y jueves, dejando libres casi todos los viernes.
Sin embargo, los legisladores estadounidenses, así como algunos de sus colegas europeos, defendían la importancia de trabajar en sus respectivos distritos.
«La pregunta es, ¿quiere Washington tener más influencia sobre los legisladores?», dice Kingston, quien viaja casi 1.000 kilómetros cada semana hasta Savannah, Georgia.
«Â¿Se desea que pasemos más tiempo (en Washington) donde hablamos con burócratas del Departamento de Educación más que con los maestros en la sala de clases, quienes realmente saben cómo marcha la reforma de la educación», agrega.