Indígenas Ngí¶be-Buglé de Panamá desenterraron el hacha de guerra luego de que el gobierno los convocara a las urnas para elegir dirigentes de sus comarcas, lo que ellos consideran una violación de su autonomía y una amenaza a sus recursos naturales.
Este domingo más de 100 mil indígenas de la comarca Ngí¶be-Buglé, ubicada al oeste del país en la frontera con Costa Rica, deben elegir a los delegados que escogerán en marzo a sus autoridades tradicionales.
Estas elecciones son inéditas en el país, pues son organizadas y supervisadas por el Tribunal Electoral y no por las autoridades indígenas como hasta ahora, lo que ha encendido los ánimos entre los nativos.
«Todas las autoridades indígenas actuales están oponiéndose a las elecciones», dijo a la AFP Pedro Rodríguez, presidente del Consejo General de la Comarca Ngí¶be Buglé, creada en 1997.
«Hemos hecho un llamado a la población para que no salga a votar porque nuestra autonomía, nuestras tradiciones y nuestra cultura no se pueden vender por un plato de café», añadió Rodríguez.
Los indígenas se oponen a que los comicios sean organizados y supervisados exclusivamente por autoridades estatales.
En 1999 se reglamentó que esas elecciones debían ser supervisadas por el Tribunal Electoral. Desde entonces, los indígenas han realizado diversos procesos electorales sin supervisión estatal, lo que ha provocado la existencia de múltiples autoridades y dualidad de cargos.
«La comarca estaba inmersa en una situación de anarquía. Había muchas autoridades y esto crea mucha confusión. Ni el gobierno ni los organismos privados tienen un referente oficial a quién dirigirse», dijo a la AFP José Acosta, director nacional de política indígena.
«Este es el primer gobierno que ha dicho que no reconoce a nadie hasta que se cumpla con la ley», dijo Eduardo Valdés, magistrado del Tribunal Electoral.
Sin embargo, para el dirigente indígena Alberto Montezuma, «esta elección no tiene validez», y señaló que el propósito del gobierno de Ricardo Martinelli es controlar a las autoridades indígenas para poder desarrollar sin oposición diferentes proyectos energéticos y turísticos.
«Por eso es que este gobierno quiere poner sus delegados», para lograr «el control de la Comarca Ngí¶be Bugle para poder manipularla», dijo Montezuma.
«Todos los gobiernos que llegan ponen sus ojos en nuestra comarca porque tenemos muchos recursos naturales. Por eso necesitan controlar a las autoridades indígenas», dijo Rodríguez.
«Esto son especulaciones infundadas», replicó Acosta, quien vaticinó una «masiva» participación debido a que el número de candidatos triplicó las aspiraciones gubernamentales.
El Tribunal Electoral reconoce que de las 58 zonas donde se van a elegir a las autoridades indígenas, en 27 no habrá competencia electoral debido a la existencia de una sola lista, que será proclamada directamente.
«Se está viendo el rechazo y por eso van a tenerlos que nombrar de forma directa», dijo Rodríguez.
Las etnias Ngí¶be con 169.000 habitantes y Buglé con 177.000 son las más numerosas en un país donde el 10% de la población es indígena.
Un total de 16 observadores internacionales vigilarán unas elecciones en las que habrá cerca de 3.000 candidatos. El 70% tiene menos de 30 años y el 30% son mujeres.