Indí­genas con poco optimismo


Las perspectivas de la situación económica de los pueblos indí­genas para el próximo año advierten un ambiente negativo, aseguran analistas.

Javier Estrada Tobar
lahora@lahora.com.gt

«Las condiciones de vida de los pueblos indí­genas son extremas», estima Carlos Barreda, analista económico. Además considera necesario que el gobierno del presidente electo, ílvaro Colom, adopte polí­ticas que ataquen la pobreza de manera global.

Dentro de los factores prioritarios, se debe garantizar el acceso a la alimentación, salud, educación y vivienda, además de facilitar la infraestructura en las comunidades para promover el desarrollo sostenible, que también requiere polí­ticas monetarias que faciliten el acceso a créditos para adquirir tierras y herramientas agropecuarias.

Según Barreda, la condición económica de los pueblos indí­genas se encuentra en franca desventaja con respecto a los no indí­genas, esto se debe a la exclusión histórica de la cual han sido ví­ctimas de tal forma que se les ha negado la posibilidad de acceder a los medios para progresar.

«Es necesario que se tomen cartas en el asunto para poder estabilizar la situación económica de los millones de personas que viven en condiciones de pobreza y no tienen un futuro certero» opina.

El Instituto Nacional de Estadí­stica en la última Encuesta Nacional de Condiciones de Vida, advierte que más de un cuarto de la población en el paí­s es indí­gena y pobre; un aproximado de 3 millones 721 mil 110 personas, que en su mayorí­a habitan en el occidente.

En Latinoamérica

Los estudios del Banco Mundial (BM) revelan que el 80% de los pueblos indí­genas en América Latina vive en condiciones de pobreza constante, ya que no cuentan con la capacidad de aumentar sus ingresos y mejorar su nivel de vida.

Harry Patrinos, economista del BM y coautor del estudio, considera que la falta de educación presiona a los jóvenes indí­genas a ocuparse en actividades mal remuneradas, donde no se tiene oportunidades para progresar.

Además, Patrinos refiere que las dificultades para adquirir un crédito son similares en la región, ya que el sistema bancario requiere compromisos que en muy pocas oportunidades los pobladores de zonas rurales pueden cumplir, «esto representa un obstáculo para aumentar la actividad agropecuaria».

Las condiciones en áreas urbanas son similares; el estudio refleja que los indí­genas participan en sectores informales, lo cual impide el acceso a seguro social y prestaciones: menos del 50% de indí­genas trabajan en forma asalariada, en comparación con el 65% de los no indí­genas.

«El futuro de la economí­a (indí­gena) en el campo y la ciudad no parece ser buena al hacer un análisis sobre la desnutrición de los niños (…) casi la mitad presenta deficiencias alimentarias» asegura Barreda.

Oportunidades

ílvaro Pop, representante del organismo Naleb´ asegura que la creación de programas educativos y de capacitación posibilitarí­a a más jóvenes indí­genas encontrar empleos y mejorar las condiciones de vida de sus familias.

Sin embargo, estima que no es posible hasta garantizar alimentos y viviendas dignas, por lo que se requiere de un esfuerzo conjunto de los organismos del Estado para promover el crecimiento económico y posteriormente aumentar la competitividad.

«Tenemos que considerar que la educación debe ser modernizada, con programas que incluyan todos los aspectos necesarios para hacer más capaces a los niños y jóvenes en su entorno» afirma Pop.