Indicios apuntan a ejecución extrajudicial


En horas de la noche, miembros de la PNC se apersonaron para custodiar El Boquerón.

Nuevamente, Guatemala se situó en el centro de la vergí¼enza internacional, luego de que se asesinara a los supuestos autores materiales de la muerte de los tres diputados salvadoreños y a su piloto, hecho ocurrido la semana pasada.

J. Sente, M. Cordero, lahora@lahora.com.gt

Tal como se ha informado en todos los medios, el asesinato de ayer de los cuatro sospechosos de la muerte de los cuatro salvadoreños de la semana pasada, se dio en el más completo hermetismo por parte de las autoridades.

Sin embargo, todos los indicios se encaminan a que las muertes se deben a ejecuciones extrajudiciales por parte de grupos dentro del aparato estatal, más directamente con las fuerzas de seguridad.

En primera instancia, se habí­a manejado la hipótesis de que los reos de la cárcel de máxima seguridad «El Boquerón» habí­an asesinado a los cuatro policí­as, aduciendo que no querí­an a agentes de la PNC en el lugar, debido a que se podrí­a producir una limpieza social en el centro penal.

Pero, en horas de la madrugada, los reos permitieron el ingreso de algunos medios de comunicación, para que dieran fe de que los reclusos no tení­an nada qué ver en este hecho.

Por tal razón, habí­an tomado rehenes a las autoridades de El Boquerón, para crear presión y que no se les inculpara de dicho hecho.

El alcaide de El Boquerón, Vladimiro Rodenes López, el digitador Ramiro Higueros y los guardias Aní­bal Alai Jiménez, Arnoldo Vitalino Paiz López y Ví­ctor Manuel Boteo Cano, fueron retenidos por los reos, ya que éstos insistí­an en su inocencia.

Periodistas de un noticiero televisivo ingresaron al lugar, por lo que después pudieron relatar lo que adentro se observó.

En primer lugar, se estableció que era imposible de que se ingresara sin el apoyo de las autoridades internas de la cárcel, ya que las medidas de seguridad eran en extremo excesivas, debiendo pasar por ocho puertas.

En la escena del crimen, se observó que los cuerpos presentaban heridas con armas blancas, las que presuntamente les habrí­an provocado la muerte. Fue, por tal razón, que murieran degollados, por lo que supone una lucha cuerpo a cuerpo previo al asesinato.

Asimismo, se observaron heridas de bala, que suponen el tiro de gracia. Un casquillo de fusil AK-47 se advirtió en el lugar, el mismo calibre con el que fueron asesinados los tres diputados salvadoreños y su piloto automotriz.

De acuerdo con el testimonio uní­sono de varios testigos, entre los que se cuentan los familiares de los reclusos (ya que ayer fue dí­a de visita) y los mismos reos, describieron que un comando de seguridad ingresó ayer en la hora de la visita.

Luego de eso, no se puede establecer qué pasó, pero de ahí­ en adelante sólo se supo que los cuatro policí­as aparecieron muertos.

Los testimonios indicaron que en el momento del ingreso de las fuerzas de seguridad, no causó sorpresa, ya que suponí­an que continuarí­an las averiguaciones con el caso del asesinato de los diputados salvadoreños.

Pero, tiempo después, se habrí­an dado cuenta de la situación real; lo peor, indican, es que hayan querido establecer un motí­n, cuando no lo fue. Por eso, los reos habrí­an realizado las medidas para probar su inocencia en estos asesinatos.

De acuerdo con Carlos de León, subdirector de Presidios, la cárcel de El Boquerón era ideal para mantener a los cuatro policí­as resguardados, ya que se convertí­an en testigos claves para establecer a los autores intelectuales del asesinato contra los salvadoreños.

Por esa razón, el juez del caso habí­a dictado su transferencia. Pero ésta resultó mal, ya que la cárcel de seguridad no sirvió para mantenerlos con vida.

De acuerdo con una fuente interna de la Policí­a Nacional Civil (PNC), que prefirió el anonimato debido a que teme por su vida al comentar lo siguiente, indicó que dentro de El Boquerón hay seis guardias, de los cuales normalmente sólo permiten la salida de dos en dos. Sin embargo, ayer tuvieron permiso los seis para hacer sus diligencias.

Otro hecho relevante, según esta fuente, que estos guardias debieron haberse llevado todos los juegos de llaves, por lo que éstas no se encontraban dentro del centro preventivo. Pero, esas llaves eran las únicas con las que se podí­a ingresar, y eran necesarias para que los asesinos pudieran llegar hasta las celdas de los policí­as.

Durante toda la mañana, las autoridades que acudieron a El Boquerón mantuvieron un hermetismo total. Carlos de León, de Presidios, indicó que es el Ministerio Público quien debe entrar al lugar y realizar las pesquisas necesarias para determinar quién es el responsable del hecho.

Pero, de acuerdo con el testimonio de los internos, así­ como de los periodistas que ingresaron al lugar, la escena del crimen está por demás contaminada, por lo que la labor del Ministerio Público no podrí­a completarse.

Rechazo en todos los sectores

La muerte de los cuatro policí­as sospechosos del asesinato contra diputados salvadoreños ha despertado la reacción de todos los sectores. Sin embargo, es en El Salvador donde más repudio causa.

En El Salvador, los medios de comunicación resaltaron que en Guatemala se quiere esconder la implicación de las autoridades con redes de corrupción.

El Diario de Hoy indicó que: «Autoridades de El Salvador dicen que se quiere evitar que se destape una estructura de corrupción en Guatemala.»

Para Rodrigo ívila, director de la policí­a salvadoreña, este hecho representa un retroceso en las investigaciones, las cuales estaban encaminadas ha establecer de una forma rápida a los responsables del hecho.

Los cuatro policí­as se habí­an negado a dar su primera declaración jurada. Sin embargo, lejos de tribunales, uno de ellos habí­a admitido una conexión salvadoreña en el hecho. El celular que portaban los cuatro integrantes revelaba constantes llamadas a El Salvador, lo que supone constante comunicación con el vecino paí­s.

Hoy, los cuatro implicados se aprestarí­an a dar una ampliación a su declaración, en la cual podrí­an haber revelado información importante para establecer la autorí­a intelectual del hecho.

Otros dos policí­as se encontraban prófugos, sindicados de haber participado en el hecho. Aunque no se haya dicho nada en los medios nacionales, según ívila, director salvadoreño de la policí­a, indicó que estos dos ya han sido capturados, pero las autoridades nacionales no revelan nada y no se sabe de su paradero, si es que en verdad se encuentran en detención.

«Lo que han tratado de hacer es tratar de cerrar una caja de Pandora», indicó ívila.

RELACIí“N DE LOS HECHOS

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NUEVA VERGíœENZA

Guatemala ocupa otra vez el centro de las noticias en las agencias internacionales. Sin embargo, esto no es motivo de orgullo, ya que el asesinato de los cuatro supuestos sospechosos del asesinato de los salvadoreños ocupa un lugar de privilegio en estos servicios.

Como «confuso» señaló las agencias de noticias BBC, al señalar este cuádruple asesinato. Los periódicos de España han dado seguimiento a esta noticia, tal como se puede leer en el periódico El Mundo, de Madrid, el segundo de más importancia en España.

Mientras tanto, la prensa centroamericana no fue ajena al hecho, iniciando con los medios de comunicación salvadoreños, que mostraban su indignación por el hecho. También, periódicos de Honduras y Nicaragua repudiaban el hecho.

Para los hermanos centroamericanos, la muerte de los sospechosos es un «retroceso» a las investigaciones que se hací­an, sobre todo por el hecho de que los policí­as no quisieron declarar, por lo que la Fiscalí­a del Ministerio Público pedirí­a para hoy la ampliación de su declaración, en donde se esperaba que se dieran más pistas sobre el hecho.