En la edición del 10 de diciembre de la revista The Economist se publica el informe anual de Latinbarómetro 2009 en el que se consulta la opinión de los pueblos latinoamericanos respecto a la democracia y hay algunos indicadores que en el caso de Guatemala resultan alarmantes y dignos de ser tomados en cuenta. El informe completo es un denso documento que vale la pena leer y está en la página www.latinabarometro.org, pero de lo que publica la prestigiosa publicación hay que destacar que si bien hay una mejora respecto al año pasado, somos hoy en día, junto a México, los países de América Latina con menor apoyo al sistema democrático.
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Sólo 42 por ciento de los encuestados considera que la democracia es preferible a cualquier otro sistema de gobierno y únicamente Paraguay nos supera cuando se le pregunta a la gente si en determinadas circunstancias un gobierno autoritario sería preferible a uno democrático. En efecto, 30 por ciento de los encuestados dijeron que apoyarían a un gobierno autoritario en circunstancias especiales.
La expresión de debilidad de nuestro sistema democrático medida por la encuesta de Latinbarómetro es importante y debe ser tomada en cuenta por los dirigentes políticos, puesto que casi nada ayudan las actuaciones de muchos de ellos que tienen poquísima madurez para actuar como líderes nacionales. Me parece que esa encuesta debiera ser objeto de detenido estudio por los dirigentes de los partidos políticos, los gobernantes y los diputados que componen el Congreso de la República, puesto que se encienden luces de alarma cuando uno ve que entre la población no hay lo que podríamos llamar un encantamiento con la democracia.
Pocos son los países del área en donde el apoyo a la democracia es menor al cincuenta por ciento y varios presentan cifras importantes, como las de Venezuela, Uruguay, Costa Rica y Bolivia. México y Guatemala son de los países que reflejan menos respaldo al sistema democrático y Guatemala, Honduras, México y Perú son los países en donde la gente se muestra menos satisfecha con los resultados de la democracia. Necesario es decir que nuestro país refleja una leve mejoría, pero mejoría al fin, con relación al último año, pero sin alcanzar cifras que puedan considerarse como tranquilizadoras para pensar en que está afianzado el modelo político.
Concretamente el estudio preguntó a los encuestados en América Latina si aceptarían que en el caso de que los gobernantes violen la Constitución que lo remuevan los militares, y la mitad de los guatemaltecos, un cincuenta por ciento, respondió que sí, no obstante que tenemos legalmente mecanismos de salvaguarda de la ley del orden constitucional para impedir que se cometan abusos y excesos. Un 29 por ciento de los guatemaltecos no cree que pueda haber un golpe de Estado, aunque un 31 por ciento considera que si hay condiciones difíciles se puede y debe pasar sobre las leyes para resolver los problemas.
Obviamente hay muchas formas de ver e interpretar los datos del estudio, pero lo importante es que la clase política se tome el tiempo de leerlo en extenso. El mismo tiene 115 páginas y aunque pueda parecer tediosa la lectura completa, vale la pena ir más allá de la simple revisión de los cuadros que contienen el dato estadístico, porque hay valiosas interpretaciones que no debieran pasarse por alto.