La escultura de cristal azteca conocida con el nombre de «Cráneo de París» y perteneciente a la colección del Museo del Quai Branly es una falsificación realizada en el siglo XIX, indicaron científicos, con lo que Steven Spielberg podría haber enviado a Indiana Jones en busca de una calavera falsa.
Coincidiendo con el estreno de la película «Indiana Jones and the Kingdom of the Crystal Skull» (Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal), que será presentada en mayo en el Festival de Cannes, el Museo del Quai Branly organiza (a partir del 20 de mayo) una exposición para presentar al público el cráneo de cristal de su colección, precisando que se sabe hoy con certeza que se trata de una falsificación.
El «cráneo de París» fue donado al Museo Etnográfico de la capital francesa por el explorador Alphonse Pinart en 1878 y fue considerado durante un tiempo como una obra de arte precolombina, representación de Mictlancihuatl, deidad azteca del mundo de los muertos.
Se trata de una escultura de cuarzo de gran pureza, de 11 cm de altura y 2,5 kilos de peso.
No se conoce ningún cráneo de cristal que se haya encontrado durante excavaciones arqueológicas que atestigí¼en su autenticidad, y esas calaveras «no respetan las convenciones de representación de los cráneos humanos, y en particular de las divinidades de la muerte, entre los aztecas y los otros pueblos de tradición mesoamericana», señala el Quai Branly.
La aparición de estos objetos, presentados como esculturas precolombinas, a fines del siglo XIX, provocó una curiosidad y una fascinación en el mundo de la arqueología tan grandes como las dudas que rápidamente aparecieron sobre su autenticidad.
Se repertoriaron doce en todo el mundo, por lo que cabe preguntarse si la nueva aventura de Indiana Jones no concierne la calavera número trece, dada la leyenda, aunque la trama de esta cuarta entrega de la célebre saga de Spielberg se guarda en secreto celosamente.
Según la leyenda, existen doce cráneos que corresponden a los doce mundos en los que hubo vida humana. Los Itzas, venidos de la Atlántida, los trajeron a la Tierra y los entregaron a los hombres, junto con sus conocimientos.
Pero la Tierra, el más joven de los mundos habitados, tiene también su cráneo, el 13º. Todos ellos fueron guardados en una pirámide sucesivamente por los olmecas, los mayas y los aztecas. Estos fueron responsables de su dispersión, siempre según la leyenda, que afirma que, si fuesen reunidas, las trece calaveras tendrían poderes maravillosos, incluso el de parar el mundo, si fuesen alineadas el último día del calendario maya, el 12 de diciembre de 2012.
Una leyenda que pareciera hecha a medida para el doctor Jones, arqueólogo aventurero.
Pero la realidad científica está muy lejos de la leyenda.
El Museo del Quai Branly señala que la calavera de cristal perteneciente al British Museum de Londres fue sometida a una serie de análisis en 1996 y 2004 y que, aunque las conclusiones definitivas de estos estudios aún no se han publicado, se sabe ya que tienden a probar que se trata de una falsificación.
La pieza en cuestión habría sido fabricada en el sur de Alemania entre 1867 y 1886 utilizando cristal de roca brasileño.
En 2007, el museo del Quai Branly encargó a su vez al Centro de Investigación de los Museos de Francia (C2RMF), basado en el Louvre, un peritaje de la pieza, sobre cuya autenticidad había dudas desde hace tiempo.
Los resultados completos de esta investigación serán publicados sólo el año próximo, pero los científicos han concluido ya que se trata probablemente de una creación de la segunda mitad del siglo XIX.
La pieza «no es precolombina con certeza, presenta huellas de abrasión y pulido efectuados con herramientas modernas», indicaron el viernes a la AFP Thomas Calligaro e Yvan Coquinot, ingenieros del C2RMF.
Al ser analizada mediante un acelerador de partículas, se observa en ella una «película hidratada» (capa de agua que penetró el cuarzo) que data del siglo XIX, precisaron.