India detiene a más de 200 tibetanos


Una polí­tica hindú carga la antorcha, bajo un fuerte dispositivo de seguridad. Tras un paso tranquilo en Afganistán, el fuego olí­mpico volvió a tener problemas en La India.

India detuvo el jueves en Nueva Delhi y en Bombay a más de 200 tibetanos con motivo del paso por la capital federal de la antorcha olí­mpica, un acontecimiento reducido a media hora por el centro de la ciudad, convertido en un campo atrincherado.


Se preveí­a que la etapa de Nueva Delhi en el periplo mundial de la llama olí­mpica fuese delicada, debido a que en India viven unos 100.000 exiliados tibetanos y su lí­der espiritual, el Dalai Lama.

Entre 170 y 180 militantes tibetanos fueron arrestados en las inmediaciones del trayecto de la antorcha olí­mpica, declaró a la AFP un oficial de la policí­a india.

Setenta de los tibetanos detenidos habí­an intentado organizar un relevo paralelo al oficial de la llama olí­mpica, desarrollado entre las 11H30 GMT y las 12H00 GMT en el corazón de Nueva Delhi.

Además, 46 tibetanos fueron detenidos en Bombay, la capital económica india, después de que intentaran entrar en el consulado de China.

Flanqueados por guardias chinos y bajo la atenta mirada de 16.000 policí­as y militares, los relevistas de Nueva Delhi corrieron cada uno unos cuantos metros de los escasos tres kilómetros del recorrido, entre el palacio presidencial y la Puerta de India, un arco de triunfo militar.

Las fuerzas del orden mantuvieron alejada a la mayorí­a de los curiosos, con la excepción de los invitados seleccionados puntillosamente y los niños que agitaban banderas al paso de la antorcha por este barrio majestuoso de construcción británica que data de la década de 1920.

Las autoridades reconocieron temer manifestaciones de los tibetanos, y por encima de todo, «inmolaciones con fuego» ante las televisiones del mundo entero.

Bajo presión de China, India decidió a principios de abril acortar el recorrido de la antorcha, de los nueve kilómetros previstos inicialmente a menos de tres, y suprimir una etapa prevista en Bombay.

«Nos impresionó profundamente la belleza de Delhi y la pasión del pueblo indio por la llama olí­mpica», declaró Jiang Xiaoyu, vicepresidente chino del Comité Organizador de los Juegos Olí­mpicos de Pekí­n, que se celebrarán en agosto.

India habí­a prometido a China, su vecina y rival frente a la que perdió una guerra en 1962, un paso de la llama sin tropiezos como los acontecidos en Londres y Parí­s, donde se produjeron incidentes.

En la capital francesa, el 7 de abril, los guardias chinos apagaron en cinco ocasiones la antorcha, supuestamente para protegerla de los manifestantes. Por el contrario, lo que es la llama en sí­ misma, no se ha extinguido nunca desde su encendido en Grecia a finales de marzo.

Aamir Khan y Saif Ali Khan, dos actores de Bollywood (la versión india de Hollywood, a causa de la gran cantidad de pelí­culas realizadas en hindi), el tenista Leander Paes y varios funcionarios de la embajada de China en Nueva Delhi participaron en los relevos.

Pero el capitán del equipo de fútbol indio, Bhaichung Bhutia, rechazó a principios de abril la invitación de llevarla, con lo que se convirtió en el primer deportista en el mundo en boicotear un acontecimiento de los Juegos Olí­mpicos en solidaridad con «la causa tibetana».

Las medidas de seguridad excepcionales no han logrado disuadir a los dos mil tibetanos e indios de lanzar un relevo alternativo, sosteniendo una antorcha que simboliza la lucha «por la libertad de Tí­bet».

El Congreso de la Juventud tibetana, un grupo independentista, se habí­a comprometido a intentar dar un golpe de efecto, según su vicepresidente Dhondup Dorjee, que trató de acercarse al máximo de la antorcha, aún exponiéndose a disparos de los guardias chinos.

India, que reconoce la plena soberaní­a de China sobre Tí­bet, acoge desde 1959 a más de 100.000 exiliados tibetanos, en particular en Dharamsala, donde reside el Dalai Lama.

Alrededor de 20.000 tibetanos se refugiaron en Nepal. Más de 500 de ellos fueron detenidos el jueves tras una manifestación cerca de la embajada de China en Katmandú.

Finaliza


La antorcha de los Juegos Olí­mpicos de Pekí­n terminó el jueves su recorrido por Nueva Delhi, tras un corto itinerario por el centro de la ciudad bajo la estricta vigilancia de 16.000 policí­as y soldados, constataron periodistas de la AFP.

Los encargados del relevo de la llama, protegidos por guardias chinos, corrieron cada uno unos pocos metros del recorrido -que fue de apenas tres kilómetros- entre el palacio presidencial y la Puerta de India, una especie de arco de triunfo militar y uno de los monumentos más importantes de Nueva Delhi.

El recorrido de la antorcha duró una media hora.

La capital india estuvo sometida a la estricta vigilancia de unos 16.000 policí­as y militares responsables de mantener a distancia a los curiosos al paso de la llama olí­mpica.

La etapa de Nueva Delhi fue una de las más sensibles del periplo de la antorcha por el mundo, dado que en India viven 100.000 exiliados tibetanos.

Por temor a las manifestaciones de tibetanos y, sobre todo, de inmolaciones humanas ante las televisiones del mundo entero, la policí­a india detuvo a entre 170 y 180 militantes en Nueva Delhi y a otros 46 tibetanos en Bombay, la capital económica india, que intentaron penetrar en el consulado de China en esa ciudad.

Bajo presión de China, India decidió a principios de abril acortar el recorrido de la antorcha dejándolo en sólo tres kilómetros, cuando el itinerario inicialmente previsto era de nueve. También suprimió una etapa prevista en Bombay.

India prometió a China, su vecina y rival contra la que perdió una guerra en 1962, que la llama olí­mpica pasarí­a sin problemas por su capital tras los incidentes ocurridos en Londres y Parí­s.

En su paso por la capital francesa, el 7 de abril, la antorcha tuvo que ser apagada cinco veces por sus guardias chinos, oficialmente para protegerla de los manifestantes pro-tibetanos.

Sin embargo, la antorcha, por sí­ sola o por una acción de los manifestantes pro-tibetanos, no ha sido apagada desde que fue encendida en Grecia a finales de marzo.

Calor


El vigente campeón olí­mpico de maratón, el italiano Stefano Baldini dijo el jueves, en Pekí­n, que teme más al calor y a la humedad que a la polución durante la prueba olí­mpica, que tendrá lugar en el mes de agosto, en la capital china.

La mala calidad del aire no será determinante para los corredores del maratón olí­mpico si disponen de una excelente condición fí­sica, dijo Baldini, dirigiéndose a la prensa el jueves, en Pekí­n, con la ciudad recubierta por una bruma espesa y con la visibilidad reducida.

«La polución constituye un problema solamente para los corredores que sufren problemas respiratorios. Para mí­, esto no supone un problema. El problema es el calor y la humedad», concluyó el campeón.

Las temperaturas estivales en Pekí­n, suelen sobrepasar los 30 grados.

Hace algunos dí­as, la poseedora del récord del mundo de la disciplina, la británica Paula Radcliffe, que sufre asma, aseguró que la contaminación de Pekí­n no serí­a un problema para los Juegos, explicando que se preparaba para afrontar, sobre todo, el calor y la humedad.

Por su parte, el etí­ope Haile Gebreselassie, también asmático, anunció hace un mes que no tomarí­a la salida en el maratón de Pekí­n por la contaminación.

Hace un mes, el Comité Olí­mpico Internacional (COI), hizo público un informe en el que decí­a que la asociación del calor con la humedad serí­a más perjudicial que la polución, sobre todo si se produjesen vientos desfavorables.