Increíble, indignante, reprochable, vergonzoso


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Como lo señalo en el título de la presente opinión, es increíble que gobiernos de países de tanta tradición como España, Francia, Italia y Portugal se hayan permitido negarle el derecho de sobrevolar su territorio al avión del Gobierno de la hermana República de Bolivia, donde retornaba el presidente Evo Morales de una reunión oficial en Rusia.

Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com


Los motivos para hacerlo se supone que fueron la posibilidad que en dicho aparato viniese el norteamericano Edward Snowden, a quien el presidente Evo Morales, un par de días antes, había manifestado que merecía, en base a las normas internacionales y a los derechos humanos, ser sujeto de asilo en su país, también se considera que existieron requerimientos del Gobierno de los Estados Unidos para que estos cuatro países europeos tomaran tan indigna decisión.

El avión presidencial en que se transportaba el presidente Evo Morales tuvo que desviarse riesgosamente hacia Austria al no poder sobrevolar y/o hacer una parada técnica para reabastecerse en Portugal y continuar su viaje hacia Suramérica y llegar a su destino final, Bolivia.

Durante la parada en Austria el embajador de España le planteó al presidente Evo Morales que “lo invitara a tomar un café en su avión”, en otras palabras que le permitiera examinar y comprobar si el ciudadano norteamericano Edward Snowden se encontraba a bordo de la nave. ¡Qué vergüenza!

Como era de esperarse, el Gobierno de Bolivia a través de su vicepresidente, ante la presencia de la totalidad de su gabinete, se expresó de manera categórica dando declaraciones que vimos gracias a CNN en español. Los términos de la protesta, del repudio, fueron categóricos como correspondía.

No es posible que la dignidad de un país, de su legítimo presidente sea ofendida, tampoco es admisible que hoy alguno de los países que no permitió el sobrevuelo venga a tratar de justificarse, es como que si se les olvidara que en la historia consta que Francia apoyó, en contra de Inglaterra, de forma activa la Revolución que precisamente en este mes, el 4 de julio, celebra la independencia de Estados Unidos, que como reconocimiento a la libertad le obsequió la estatua que lleva ese mismo nombre y que recibió durante cientos de años a los inmigrantes europeos que vinieron a colonizar, a poblar y a hacer grande el país del norte.

Qué bien que la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, haya repudiado el proceder de los países que limitaron el uso de su espacio aéreo a un avión oficial como lo efectuaron. Qué positivo que la mandataria de Brasil, Dilma Rousseff, del país más grande de América Latina, haya reaccionado de la misma manera que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, quien señaló que no se puede ofender a un presidente latinoamericano, a un país hermano sin que todos y cada uno de los países de América Latina se solidaricen.
Lo menos de esperar es que Centroamérica, especialmente Guatemala le pida explicaciones a España, Francia, Italia y Portugal por su proceder increíble, indignante, reprochable y vergonzoso. Consentir o callar es algo que ningún gobierno puede permitirse en el siglo veintiuno.

En el mundo actual, de la misma manera que se conocen los hechos y las noticias, nos hace obligadamente responsables de repudiar actos como el acontecido. La dignidad de un país, la dignidad de un pueblo, la dignidad de un gobierno debe ser norma obligatoria de respeto. Si Estados Unidos desea extraditar a Edward Snowden, esa es su pretensión y alternativa pero bajo ningún concepto debe olvidar el respeto hacia los demás.
¡Guatemala es primero!