Incorporación política de las mujeres para un desarrollo integral


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Hoy en día se habla mucho del desarrollo integral de las personas, en especial de las mujeres. Incluso en Guatemala contamos con una Política Nacional de Promoción y Desarrollo Integral de las Mujeres. Me pregunto si realmente entendemos todo lo que abarca el “desarrollo integral”.

Julieta Solórzano Foppa


Algunas teorías sobre el desarrollo lo conciben como una creciente posibilidad de disfrutar de bienes materiales, bienes cada vez más orientados a satisfacer necesidades superfluas. El «tener más» aparece como el objetivo importante del desarrollo.

Otras teorías insisten en los aspectos educacionales, técnicos y profesionales, como puntos básicos de un proceso de desarrollo. El «saber más» es, en este caso, el fin del desarrollo.

Una teoría muy aceptada en Latinoamérica habla del subdesarrollo en relación directa con la opresión y la dependencia. Por ello se sostiene la necesidad de vencer esa injusta situación con base en una total liberación económica, social y política. En este caso, el «poder más», superando la dependencia en todos los sentidos, es el objetivo fundamental del desarrollo.

Ciertamente el proceso de desarrollo debe tener en cuenta el «tener más», el «saber más» y el «poder más». Sin embargo, el enfoque que debe prevalecer es el que se orienta positivamente hacia el «ser más» para que las mujeres logren realmente un desarrollo integral.

La discusión y establecimiento de los derechos específicos de las mujeres de las políticas públicas a favor del desarrollo integral de las mujeres han sido un gran esfuerzo, pues no existía un cuerpo legal que las apoyara en la situación de desventaja y de discriminación que viven en todos los espacios. Aunque se ha logrado la aprobación de algunas leyes y políticas nacionales que apoyan el desarrollo de las mujeres, sigue siendo necesario realizar esfuerzos especiales para posicionar su situación política.

Todavía la mayoría de mujeres, y sobre todo mujeres indígenas, viven en una situación de marginación y exclusión, con grandes dificultades para ejercer sus derechos y su  ciudadanía plena.

Falta entonces promover, impulsar y aprobar más políticas que busquen aumentar la presencia de mujeres en los puestos de dirección y en donde se toman las  decisiones; para que realmente logremos alcanzar un desarrollo integral, tanto a nivel individual como colectivo.

La Política Nacional de Promoción y Desarrollo Integral de las Mujeres en Guatemala, considera que la inversión en el desarrollo de una mujer es trascendente no solo por ética y justicia social, sino porque genera al Estado altas tasas de retorno social de la inversión.

Según el Banco Mundial: (2003) las mujeres brindan aportes fundamentales a los sistemas económico-sociales por medio del traslado de procesos de educación formal a sus hijas e hijos menores hasta su cuarta generación, disminución de los índices de mortalidad infantil y las tasas de fecundidad, entre otras.

De tal forma que el desarrollo integral y la plena participación de las mujeres guatemaltecas en el desarrollo en condiciones de equidad constituye un importante desafío para el Estado, mismo que involucra a los diversos ministerios, secretarías e instituciones del Gobierno central.