Incierto futuro para la reforma migratoria en la cámara baja


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El rechazo que la mayoría republicana en la cámara baja ha demostrado hacia la idea de conceder la opción de naturalización a inmigrantes sin papeles se perfila como un obstáculo para las posibilidades de que el presidente Barack Obama promulgue este año la histórica reforma migratoria aprobada el jueves por el Senado.

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Por LUIS ALONSO LUGO, WASHINGTON Agencia AP

En México, el gobierno aplaudió la iniciativa aprobada en el senado, pero lo hizo con cautela.

«Hoy, el Senado hizo su trabajo. Ahora le toca a la cámara baja hacer lo mismo», dijo Obama durante su gira por África. «Ahora es cuando nuestros oponentes se esforzarán más para destruir este esfuerzo bipartidista y así evitar que una reforma sensata se convierta en realidad. No podemos permitirlo».

El Senado aprobó el jueves con votación 68-32 una reforma migratoria que ofrecería la naturalización a 11 millones de personas que actualmente viven en Estados Unidos de manera ilegal y destinaría al menos 30 mil millones de dólares a la seguridad fronteriza.

Catorce republicanos se sumaron a 52 demócratas y dos independientes para aprobar el proyecto.

El senador republicano por Alabama Jeff Sessions, crítico acérrimo de la reforma migratoria, calificó como «significativo» que no se hayan alcanzado los 70 votos porque «garantiza que la cámara baja tiene margen suficiente para trazar una ruta opuesta y rechazar esta iniciativa».

El grupo bipartidista de ocho senadores que redactó el proyecto de ley original había expresado públicamente su aspiración de alcanzar los 70 votos para ejercer una mayor presión sobre la cámara baja, y con ese fin realizaron concesiones importantes a la bancada republicana.

Mientras el liderazgo nacional del partido republicano ha expresado la urgencia de apoyar una reforma migratoria como una manera de reconciliarse con los hispanos que votaron en noviembre abrumadoramente a favor de reelegir a Obama, muchos legisladores republicanos más bien definen sus estrategias pensando en la realidad política de sus respectivos distritos.

Y para quienes buscan reelegirse en las elecciones de medio término de 2014, apoyar una reforma migratoria podría ponerlos en desventaja frente a rivales que cuenten con el apoyo del grupo radical conservador conocido como el Tea Party y que los acusen de facilitar una «amnistía» migratoria.

Muchos en la cámara baja -donde los republicanos son mayoría- prefieren un enfoque por partes en lugar de una reforma integral como la que está produciendo la cámara alta.

La Comisión de Asuntos Jurídicos de la Cámara de Representantes aprobó el miércoles una iniciativa para establecer un sistema que obligue a todos los patrones a verificar el estatus migratorio de sus empleados con un plazo de dos años.

La comisión enfocará su atención el jueves en una iniciativa sobre los inmigrantes calificados.

La semana pasada, aprobó otros dos proyectos, uno sobre los trabajadores agrícolas y otro para tipificar como delito federal estar en el país sin permiso legal, cuando actualmente es una infracción del fuero civil.

Ninguno de los proyectos de ley aprobados por la comisión permite a los inmigrantes sin papeles legalizar su estatus, mucho menos naturalizarse.

Un grupo bipartidista de siete representantes ha negociado de manera interrumpida desde 2009 un proyecto de ley integral en la cámara de representantes, sin haber logrado una versión final.

El demócrata por California Xavier Becerra, integrante de ese grupo bipartidista, indicó que «es momento para un liderazgo real en la cámara baja. Debemos debatir y aprobar una reforma migratoria integral y bipartidista. Si trabajamos juntos, no como republicanos y demócrata sino como colegas y representantes electos del pueblo estadounidense, haremos el trabajo».

El gobierno de México declaró el jueves que aplaude la aprobación de la reforma migratoria en el senado estadounidense, aunque advirtió que incluye medidas de seguridad que podrían afectar la buena vecindad entre las dos naciones.