Bangladesh vive momentos de confusión para formar nuevo gobierno tras el aplazamiento de las elecciones generales del 22 de enero y la adopción del estado de excepción para tratar de apaciguar la ola de protestas que la oposición ha multiplicado en el país en los últimos meses.
El presidente de Bangladesh, Iajuddim Ahmed, dimitió igualmente como jefe del gobierno interino, cargo que ocupaba desde finales de octubre de 2006, para facilitar la formación de una nueva administración.
Muhammad Yunus, el «banquero de los pobres» y premio Nobel de la Paz 2006, aseguró hoy que había rechazado liderar el gobierno provisional de su país.
El puesto lo ocupa por el momento el juez de la Corte Suprema Fazlul Haq hasta que en las próximas horas se confirme el nombre definitivo del primer ministro interino.
Bangladesh vive desde hace meses una profunda crisis política entre el gobierno y una quincena de partidos de la oposición liderados por la Liga Awami.
Esta formación, nacionalista, laica y de izquierda dirigida por la ex primera ministra Cheik Hasina, amenazó con boicotear las elecciones generales previstas para el 22 de enero.
Iajuddim Ahmed, que decretó igualmente el jueves el estado de excepción en el país, lo justificó por las manifestaciones, huelgas y bloqueos del transporte público organizadas por la oposición desde octubre de 2006.
Las protestas fueron reprimidas por la policía y se han saldado con 35 muertos y miles de heridos.
Ante la creciente calma que se vive en el país desde el anuncio del aplazamiento de elecciones, la policía anunció el viernes el levantamiento del toque de queda.
El nuevo gobierno provisional tendrá la dura tarea de preparar otro escrutinio que sea «aceptable para todos los partidos», declaró el presidente, quien además prometió que se «corregirán» las listas electorales.
La oposición acusó al gobierno de haber trucado la preparación del escrutinio «engordando» las listas con 14 millones de electores falsos en beneficio del Partido Nacionalista de Bangladesh (BNP), dirigido por Jaleda Zia, que dejó su puesto de primera ministra a finales de octubre de 2006.
Bangladesh, país musulmán laico del sudeste asiático con más de 140 millones de habitantes, es uno de los más pobres del planeta. Desde su independencia en 1971, sufrió varios golpes de Estado y el asesinato de dos de sus presidentes.
El último estado de excepción decretado en Bangladesh data de octubre de 1990, antes de la caída del dictador Hossain Muhammad Ershad.
La democracia fue restablecida en 1991, pero tanto la Liga Awai, punta de lanza de la independencia, y el BNP, ambos dirigidos por mujeres, boicotearon regularmente las elecciones y planificaron huelgas y manifestaciones para tratar de entablar negociaciones estratégicas cuando estaban en la oposición.
La Liga Awani saludó el anunció del presidente como una «victoria para el pueblo». «Admitiendo que la lista electoral contiene errores y abandonando la presidencia del gobierno provisional, él (el presidente) aceptó nuestras principales peticiones», dijo a la AFP Abdul Jalil, un vocero de la oposición.
Mientras, en la capital, Dacca, la calma daba el viernes un respiro a los ciudadanos después de meses de violencia.
«Hoy, desde hace mucho tiempo, puedo caminar con libertad y sin tensión en la ciudad», concluyó un estudiante, Mahmudul Islam Apu.