Incertidumbre en Israel por sucesión de Olmert


Ehud Olmert renunció ayer como primer ministro israelí­, lo que provocó que lí­deres de la oposición y del mismo partido empezaran a figurar en busca de ser los jefes del estado judí­o.

El anuncio de la próxima dimisión del primer ministro Ehud Olmert sumió hoy a Israel en la incertidumbre, reavivando una guerra de sucesiones y las especulaciones sobre la convocatoria de elecciones anticipadas.


Enmarañado en una serie de escándalos de corrupción, Olmert anunció ayer que no se presentará el 17 de septiembre a las elecciones primarias organizadas entre los 50 mil miembros de su partido, el centrista Kadima, por lo que renunciará a mantenerse en el cargo.

Los dos principales candidatos en liza, la ministra de Relaciones Exteriores, Tzipi Livni, y el ministro de Transportes, Shaul Mofaz, se congratularon por la decisión de Olmert.

Los sondeos dan por el momento una ligera ventaja a Livni frente a Mofaz, considerado como un «halcón», o sea, proclive a una posición más dura.

La radio militar indicó, por su parte, que tras el anuncio de Olmert, cada vez más diputados de Kadima apoyan a Livni.

El primer ministro -que en los últimos tiempos mantuvo relaciones muy tensas con la jefa de la diplomacia- también aseguró que no intervendrá en la elección de su sucesor.

Según la ley israelí­, el presidente del paí­s, Shimon Peres, encargará al próximo lí­der de Kadima, el partido más importante del Parlamento, la formación de un nuevo gobierno. Dispondrá de un plazo de 42 dí­as para lograr una mayorí­a parlamentaria que vote la confianza de ese gabinete.

En caso de fracaso, el jefe del Estado puede dar a otro diputado ese mismo encargo o proclamar que es imposible la formación de un gobierno y proponer entonces al Parlamento la votación de una ley de disolución antes del final natural de la legislatura de la Kneset (parlamento israelí­), en 2010.

Tanto Livni como Mofaz ya aseguraron su deseo de formar un gobierno de unión nacional que incluya al Likud, la principal formación de la oposición de derecha.

«Pienso que todos los partidos que forman la actual coalición permanecerán en el futuro gabinete y que otros partidos se unirán al gobierno de unión nacional que deseo formar», declaró Mofaz a la radio pública.

Sin embargo, el lí­der del Likud, Benjamin Netanyahu, rechazó en un primer momento esa hipótesis.

«Este gobierno ha llegado al final y poco importa quién sea el lí­der de Kadima», dijo a la radio Netanyahu, que exige elecciones anticipadas.

Los sondeos señalan al lí­der derechista favorito frente a Livni y Mofaz para convertirse en el nuevo primer ministro de Israel en caso de comicios anticipados.

Buena parte de los analistas israelí­es consideran que, en estas condiciones, el futuro lí­der de Kadima corre el riesgo de ser incapaz de formar un gobierno, sobre todo porque el propio partido centrista está desunido por querellas entre sus dirigentes.

El número dos del gobierno, Haim Ramon, miembro de Kadima, compartió este último diagnóstico.

«No creo que haya muchas posibilidades para formar un gobierno dirigido por Kadima porque el mundo polí­tico ha entrado en una turbulencia tal que será muy difí­cil restablecer la calma», juzgó Ramson, un hombre cercano a Olmert.

«Será muy difí­cil hacer votar el presupuesto en la atmófera actual, que favorece las propuestas más populistas», agregó en declaraciones a la radio militar.

Ramon se negó a precisar qué candidato apoyará en las primarias de Kadima.

Por su parte, el secretario general del partido laborista, Eytan Cable, también señaló que «el próximo lí­der de Kadima tendrá reales dificultades para formar otro gobierno».

LIVNI


La ministra israelí­ de Relaciones Exteriores, Tzipi Livni, es percibida en Israel como una mujer í­ntegra y moderada, pero carece de un apoyo unámime en las filas de su partido.

Número dos del gobierno israelí­, Livni, de 49 años, pidió en mayo la organización de primarias en el seno de su partido, Kadima, con vistas a unas elecciones anticipadas y con la esperanza de suceder a Olmert, que anunció su partida tras verse sumido en un escándalo de corrupción.

Contrariamente a Olmert, Tzipi Livni, que es considerada la mujer más poderosa de Israel desde los tiempos de Golda Meir, nunca ha tenido problemas con la justicia.

Olmert anunció ayer que no se presentará en septiembre a las elecciones primarias de su partido centrista Kadima, por lo que renunciará a mantenerse en el cargo.

Kadima celebrará sus elecciones primarias en septiembre, el dí­a 17, según la prensa israelí­. La ministra de Relaciones Exteriores, Tzipi Livni, parte como favorita, seguida de cerca por Shaul Mofaz, ministro de Transportes.

Según un sondeo publicado anoche, el ex primer ministro conservador Benjamin Netanyahu derrotarí­a a Livni y a Mofaz en caso de elecciones anticipadas.

Esta abogada, de aspecto siempre impecable y catapultada a la cima de su partido por Ariel Sharon, fundador de Kadima, suscita desconfianza en el seno de su formación.

La aversión entre Livni y Olmert salió a la luz en 2007, cuando se declaró a favor de la dimisión del primer ministro tras la publicación de un informe sobre los errores de la guerra de 2006 en Lí­bano.

Su amistad con la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, despierta también las sospechas de los halcones del Kadima, que la consideran demasiado moderada en cuanto a la cuestión palestina.

Anteriormente partidaria de un Gran Israel que incluyera a los territorios palestinos, bajo la influencia de Sharon, Livni se rindió a la evidencia de que el único modo para Israel de preservar su carácter judí­o y democrático es renunciar al menos a una parte de los territorios ocupados desde 1967.

Esta mujer elegante proviene de una familia de la derecha ultranacionalista, pero eso no le impidió figurar entre los fundadores de Kadima.

Tras el derrame cerebral de Sharon, en enero de 2006, se unió a Olmert, que la designó jefa de la diplomacia y la convirtió así­ en la mujer más poderosa del Estado hebreo.

Madre de dos niños, residente de Tel Aviv, trabajó para el Mossad (1980-84) como experta en derecho comercial, y tuvo una carrera polí­tica meteórica desde su entrada a la Kneset, el Parlamento israelí­, en 1999.

Hija de un ex jefe de operaciones del Irgún, la célebre organización armada clandestina judí­a, ocupó varios puestos ministeriales, entre ellos el de Justicia, el de Agricultura e Inmigración.

NETANYAHU


El jefe de la oposición conservadora israelí­, Benjamin Netanyahu, serí­a el gran favorito, en caso de elecciones legislativas anticipadas, para suceder al primer ministro, Ehud Olmert, quien anunció ayer que dejará el cargo a partir de septiembre.

Según un sondeo publicado por el canal privado de televisión «10», Netanyahu ganarí­a las elecciones frente a la ministra de Relaciones Exteriores, Tzipi Livni, y al ministro de Transportes, Shaul Mofaz, principales aspirantes a la sucesión de Olmert a la cabeza de Kadima, su partido centrista.

Halcón convencido, ultraliberal en materia económica, Benjamin Netanyahu, de 58 años, se presenta como la única alternativa para suceder a Olmert como primer ministro.

Netanyahu excluyó hoy por el momento cualquier tipo de alianza con el sucesor de Ehud Olmert en la dirección del partido Kadima (centro) y recomendó la convocatoria de elecciones anticipadas.

«Si yo soy elegido, constituiré un gobierno de unión y no uno hecho de retazos», concluyó.

Olmert, debilitado por varios asuntos de corrupción, anunció ayer que no se presentarí­a para la dirección de su partido, el Kadima, a mediados de septiembre y que renunciarí­a entonces a su cargo.

Netanyahu sale como favorito en los sondeos sobre la carrera a la presidencia del Consejo.

Primer ministro de 1996 a 1999, Netanyahu fue titular de la cartera de Hacienda en el seno del gobierno de Ariel Sharon hasta que dimitió con estrépito para subrayar su rechazo ante la retirada de la franja de Gaza.

Considerado durante mucho tiempo como el «niño terrible» de la derecha nacionalista israelí­, Netanyahu esperó hasta el último momento para asestar un golpe a la retirada de Gaza, que finalmente fue realizada poniendo fin así­ a 38 años de ocupación israelí­.

Desde su aplastante derrota por Sharon en 2000 al frente del Likud, el ex ministro se alineó con la facción más conservadora de la derecha.

Netanyahu fue en 1996 el primer ministro más joven del paí­s y dedicó sus tres años en el poder a frenar el proceso de paz surgido de los acuerdos israelo-palestinos de Oslo (1993).

«Bibi», como le apodan sus compatriotas, siempre se ha mantenido como defensor a ultranza del «Gran Israel» (la tierra de Israel con las fronteras bí­blicas, incluyendo a Cisjordania).

Sin embargo, esas convicciones no le impidieron ceder a las presiones estadounidenses y firmar dos acuerdos con el lí­der palestino Yasser Arafat, por lo que fue acusado de oportunismo.

Después de su fracaso electoral en 1999 frente al laborista Ehud Barak, Netanyahu tuvo problemas con la justicia por un presunto caso de corrupción que, sin embargo, no tuvo mayores consecuencias por falta de pruebas.

Su juventud transcurrió en Estados Unidos, de ahí­ que hable perfectamente inglés y se desenvuelva con soltura con los medios de comunicación.

La carrera de Netanyahu comenzó como diplomático ante la ONU para, a continuación, ser elegido en 1988 diputado en la Kneset, el parlamento israelí­.

Su ascensión posterior fue meteórica ya que poco después llegó a ser viceministro de Relaciones Exteriores, y en 1992 se convirtió en lí­der del Likud y candidato de la oposición.