Inauguran Exposición Universal


Con una fastuosa ceremonia China inauguró hoy la Exposición Universal más grande de la historia, con una ceremonia de fuegos artificiales y juegos de agua a orillas del rí­o Huangpu que fue presenciada por una veintena de jefes de Estado y de gobierno.


Dos años después de haber organizado con gran éxito los Juegos Olí­mpicos, China intentará mostrar una vez más su capacidad para organizar eventos masivos, así­ como mostrar su creciente poderí­o polí­tico y económico.

Un total de 189 paí­ses -desde Estados Unidos hasta Corea del Norte- estarán presentes en Shanghai durante los seis meses del evento, que espera atraer por lo menos 70 millones de visitantes, en su mayorí­a locales.

«Â¡La Expo2010 de Shanghai queda abierta!» exclamó el presidente chino Hu Jintao, después de la entonación del himno nacional y de un desfile con las banderas de todos los paí­ses participantes.

La estrella del cine Jackie Chan realizaba uno de los actos musicales centrales del evento, en el que también tení­an previsto presentarse el tenor italiano Andrea Bocelli, el pianista chino Lang Lang y el Soweto Gospel Choir sudafricano.

La gala -que terminaba con un espectáculo concebido por el equipo encargado de las ceremonias de inauguración y clausura de los Juegos Olí­mpicos de Invierno de Vancouver- era de lejos la más vistosa y repleta de estrellas de la historia del evento.

Entre los invitados figuraban una veintena de jefes de estado y gobierno, como el presidente francés Nicolas Sarkozy, el sudcoreano Lee Myung-bak o el presidente de la Comisión Europea José Manuel Barroso.

«Queremos deslumbrar al mundo», habí­a señalado Ignatius Jones, director artí­stico de la ceremonia, que incluye fuegos artificiales y juegos de agua a lo largo de 3.5 kilómetros del malecón de la ciudad.

Una vez las puertas del evento se abran el sábado, los 189 paí­ses competirán por exhibir sus mejores atributos al mundo, y en particular a los 1.300 millones de chinos. Este año América Latina participa con un número récord de 19 paí­ses.

Dinamarca permitió que, por primera vez en la historia, la estatua de «La Sirenita» saliera de Copenhague. Francia trajo pinturas impresionistas y esculturas de Rodin, mientras que Italia apostó por obras del pintor renacentista Caravaggio. India traerá numerosas estrellas del cine de Bollywood, en tanto que Canadá ofrecerá los deslumbrantes espectáculos del Circo del Sol.

Algunas de las exposiciones universales pasaron a la historia por haber dejado obras arquitectónicas como la Torre Eiffel en Parí­s o la Aguja Espacial en Seattle, o por haber introducido al gran público adelantos como la televisión y la luz eléctrica.

En Shanghai todas las miradas estarán puestas sobre el espacio de 5.3 km2 -dos veces el tamaño de Mónaco- que alberga el evento y sobre el diseño ultramoderno de los pabellones nacionales.

Algunos de los pabellones destacados incluyen la imponente «Catedral de semillas» británica -con unas 60.000 varillas de acrí­lico que se mueven y capturan la luz-, el «Cesto gigante» de mimbre traí­do por España y la pirámide invertida de color rojo de China.

Shanghai invirtió casi 60.000 millones de dólares en la infraestructura del evento, según la prensa local, una cifra mayor que la de los Juegos Olí­mpicos de Pekí­n de hace dos años. La ciudad sufrió una metamorfosis completa, gracias a la inauguración de nuevas lí­neas del metro y a la remodelación del mí­tico Bund, un paseo de dos kilómetros de largo a orillas del Huangpu.

La seguridad en la ciudad fue reforzada también con un equipo de policí­a paramilitar que revisa la documentación de visitantes locales y extranjeros, y realiza inspecciones aleatorias en autos, trenes y barcos.

Organizaciones de derechos humanos han protestado por el silenciamiento de disidentes en los meses previos al evento y al supuesto rechazo de acreditaciones para los periodistas de un diario de Hong Kong conocido por su posición en favor de la democracia.

«La Expo de Shanghai aún no ha comenzado, pero el gobierno chino parece dispuesto a usar un evento internacional de alto perfil para demostrar su completa carencia de tolerancia hacia los derechos y las libertades universales», señaló Sophie Richardson, la directora de la sección de Asia de Human Rights Watch.