Con llamados de paz, justicia, salud, seguridad, derechos humanos, uso racional de recursos y desarrollo sostenible, fue inaugurado en Panamá el 37 período ordinario de sesiones de la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA).
El secretario general de las Naciones Unidas (ONU), el coreano Ban Ki-moon, orador invitado en la reunión de cancilleres de la OEA, compartió la visión estratégica del libertador Simón Bolívar, sobre la integración de los esfuerzos para enfrentar retos continentales comunes que aún persisten.
Ban estableció un vínculo histórico entre la lucha por la independencia, la justicia y el destino común de Latinoamérica y los pueblos del Caribe, en procura de bienestar y sostenibilidad.
Recordó que 50 años después del Congreso Anfictiónico, convocado por Bolívar en la capital panameña en 1826, se propagó una epidemia de fiebre amarilla en Sudamérica, que replanteó la colaboración sanitaria entre países azotados por un mismo flagelo.
La epidemia, transmitida por el mosquito Aedes aegypti, provocó unos 15.000 muertos en Buenos Aires, Argentina, y otras 20.000 defunciones a lo largo del río Mississippi, en Estados Unidos, hasta que el sabio cubano Carlos J. Finlay encontró al vector de la enfermedad y cambió el panorama.
El hecho, según expertos de la ONU, demostró que la ciencia y la política deben ser aliados, y no adversarios. Por ello, Ban urgió a los estados de la región a encarar otra grave amenaza: el cambio climático a escala planetaria, que afectará con crudeza a las áreas costeras y montañosas, según las predicciones científicas.
De acuerdo con el secretario general de la ONU, las actividades humanas y la presión sobre la naturaleza han precipitado los cambios y revelan un nuevo camino de acciones compartidas. «El cambio climático exige una respuesta global a largo plazo», puntualizó.
Ban argumentó que la producción de biocombustibles podría tener efectos de mitigación de daños ambientales, siempre que sean usados con cuidado. En ese sentido, abogó por programas de ahorro de la energía y propuestas que serán difundidos en la reunión sobre cambio climático, en Bali, Indonesia, en diciembre de 2007.
Por su parte, el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, asumió el compromiso de generar respuestas ambientales, como el aprovechamiento de mecanismos de transacción de emisiones, para atraer las inversiones de capital a favor de la producción industrial limpia y la utilización de fuentes alternativas.
Entre los principales logros continentales, mencionó un informe de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), sobre el crecimiento económico y la disminución de pobres a 205 millones de pobres, y de indigentes, a 79 millones de personas, en el 2006.
Sin embargo, admitió que pese al «buen desempeño social» y a los progresos democráticos, existen desafíos regionales en el ámbito de la estabilidad democrática y el desarrollo económico, que «impiden ganarse el derecho a ser optimistas».
El funcionario reiteró su visión de respaldo al aumento de las capacidades de la región y el comercio equilibrdo. Reconoció la importancia de medidas para evitar que los delitos y malas prácticas políticas se conviertan en la «asociación letal» para la democracia, en especial por el asesinato de valientes periodistas.
Insulza dijo que respalda los esfuerzos que realizan Panamá, Colombia y Perú, con la firma, primero, y luego con la aprobación de los acuerdos de libre comercio con Estados Unidos. Su apoyo se extendió a Ecuador y Bolivia, respecto a la renovación de acuerdos económicos preferenciales, para privilegiar enfoques sociales.
Pese a ello, aceptó que hace años que no se observan avances en la negociación de Acuerdo de Libre Comercio de las Américas, y estimó que es difícil esperar una rápida salida del estancamiento hemisférico, aún si es desbloqueada la negociación de la Ronda de Doha, sobre materias primas.
El secretario general planteó que seguirá con especial atención la conferencia sobre el Caribe, que se efectuará en Washington, en junio, seguida de la reunión de jefes de gobierno de la Comunidad del Caribe (Caricom), convocada en Barbados el 1 de julio, para analizar temas relativos al futuro económico.
Insulza reseñó que cuatro son los desfíos de la región: la desgualdad y la pobreza, el tratamiento frente a los delitos, la gobernabilidad y el crecimiento sustentable, mientras que el presidente panameño, Martín Torrijos, exhortó, en su discurso, a la unidad de los países de la región.