Inadmisible propuesta para subir el IVA


En el marco del debate sobre el tema fiscal poco se habla del tema de la justicia tributaria que se traducen en que cada quien pague impuestos de acuerdo a sus posibilidades, a su capacidad de pago. En tiempos de Rí­os Montt, en el marco de los primeros empujones que se dieron para el ajuste estructural que empobreció tanto a muchos pueblos, se implementó en Guatemala una de las más significativas reformas tributarias con la creación del Impuesto al Valor Agregado que paga el consumidor y recolectan los particulares que se dedican a actividades mercantiles, lo que significó un cambio enorme porque se trasladó gran parte de la carga tributaria a los impuestos indirectos, tal y como lo pregonaban quienes decí­an y dicen que el impuesto directo es un despojo inaceptable.

Oscar Clemente Marroquí­n
ocmarroq@lahora.com.gt

Ahora resulta que el CACIF, como contrapropuesta a la iniciativa del Gobierno para elevar los ingresos fiscales, propone un aumento de uno por ciento en la tasa del Impuesto al Valor Agregado, lo que significa aumentar la importancia del impuesto indirecto y eliminar la necesidad de incrementar tributos directos que gravan el capital. El IVA es un impuesto de fácil recaudación, ciertamente, pero también se ha demostrado que es un impuesto que siempre se paga, pero no siempre llega al erario, porque el recolector del impuesto que no lo integra a las cajas fiscales, se está apropiando de lo que ya pagó el consumidor. En otras palabras, no es cuestión de evadir el pago de un tributo, sino que es una auténtica apropiación indebida la que hace quien escamotea el pago del IVA. Yo considero inaceptable la propuesta de CACIF en este sentido porque viene a castigar más al que menos tiene. El IVA para quien depende de un mí­sero salario significa, en la práctica, el 12 por ciento de lo que percibe y se gasta en pura subsistencia. Y no tiene forma de recuperar el IVA porque se trata de personas que no tienen beneficios fiscales y por lo tanto son los que al final contribuyen en mayor porcentaje con el fisco. Resulta que ellos están pagando siempre el 12 por ciento de todo lo que ganan porque todo se lo tienen que gastar en consumos afectos a ese impuesto. Creo que es imperioso abordar la cuestión de la justicia tributaria en el marco de cualquier discusión que exista sobre impuestos. Lo mismo que sostengo que es inadmisible que se quiera hacer ver que no hay relación entre el debate sobre la calidad del gasto y la transparencia con la reforma fiscal, como lo quiere hacer el presidente del BID, me parece también que es inaceptable la iniciativa de los empresarios de aceptar que el Estado necesita más ingresos, pero trasladando el peso de los mismos a los que menos tienen, a los que ya están suficientemente castigados porque no pueden ni evadir ni trasladar a nadie un impuesto que grava todos sus consumos esenciales, de absoluta subsistencia. Los empresarios están admitiendo, con esta propuesta, que sí­ es necesario aumentar el ingreso del fisco pero lo plantean en términos de que lo pague el consumidor. Ciertamente ellos también son consumidores, pero no todo lo que ganan lo tienen que dedicar por fuerza a consumos de subsistencia y eso es lo que hace dramáticamente injusto un impuesto indirecto como el IVA.