Inaccesibilidad a libros obstaculiza el conocimiento y el desarrollo


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La lectura es una herramienta que favorece el desarrollo del pensamiento crítico, una herramienta imprescindible para el ejercicio responsable de la ciudadanía, pero la inaccesibilidad a libros y los sistemas de bibliotecas en el país.

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POR PAOLINA ALBANI
palabani@lahora.com.gt

Por su limitado presupuesto, ha provocado que estos centros se mantengan desactualizados y en otras ocasiones fuera del alcance de grupos en desventaja, obstaculizando las oportunidades de desarrollo y superación de la población.

La pobreza hace que muchos guatemaltecos estén alejados por completo de las nuevas tecnologías de la información y por eso los libros son la única herramienta informativa y educativa que puede estar a su alcance, aunque en la práctica, son pocas las personas que tienen acceso a esos recursos.

El actual sistema de bibliotecas se presenta ante la población guatemalteca con poca capacidad para satisfacer las necesidades de aprendizaje, pues en el plano nacional existen apenas 411 bibliotecas, de las cuales 162 se encuentran ubicadas en el departamento de Guatemala, según el último censo realizado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en 2012.

Guatemala cuenta solamente con 57 bibliotecas gubernamentales, 180 son municipales, 61 autónomas, 28 semiautónomas y 85 privadas. Además, a nivel de país hay solamente 53 centros de documentación.

Esto no explica los altos niveles de analfabetismo, que alcanzan el 23.9 por ciento, aunque sí influye en que la población no tenga el hábito de la lectura y un limitado  acceso a la información.

Ante esta situación, la opción de comprar libros por cuenta propia es algo que no todos pueden costear, por lo que se hace necesario fortalecer a las bibliotecas públicas y crear nuevas con el fin de responder a las demandas de la población, sobre todo para aquellas que en su cotidianidad se esfuerzan por sobrevivir.

ADQUISICIÓN Y MANTENIMIENTO

De acuerdo a Guillermo Díaz Romeu, director de Patrimonio Bibliográfico y Documental de la Biblioteca Nacional, a partir de este año se incluyó en el presupuesto de la Biblioteca un apartado para la compra de libros nuevos, suma que asciende a los 100 mil quetzales.

Aun así, asegura que “ese dinero no alcanza ni siquiera para un diez por ciento de lo que se necesita”. En 2012, a nivel nacional, se adquirieron 67 mil 400 libros en español y en otros idiomas fueron 6 mil 674.

Por otro lado, una fuente anónima de la institución contradijo la cifra y expresó que la suma para la adquisición de nuevos libros rondaba los 50 mil quetzales, lo cual no sorprende si se toma en cuenta que el presupuesto para la biblioteca durante 2013 es de un millón de quetzales y sirve principalmente para su funcionamiento.

De esta manera, las bibliotecas han renovado su material mediante la donación de libros de particulares y otras más se han ingeniado actividades de recolección, como el Bibliotón. Esta actividad fue realizada por la Biblioteca Nacional el año pasado y logró la recaudación de 12 mil libros, a lo largo de un mes, aunque Díaz confiesa que pese a que muchos de los libros donados eran obsoletos se conservaron por ser considerados una “joya en el tiempo”.

Así, la Biblioteca empezó a funcionar más como un archivo de textos antiguos, en el que aún se conservan textos que datan del siglo XVI y documentos independentistas.

Por otra parte, la suerte del resto de las bibliotecas en el país no es la misma, ya que muchas no solo son pequeñas, y cuentan con un menor presupuesto y no tienen un sistema de catalogación. Ciento cuarenta de estas cuentan con catálogos de fichero, mientras que ciento veinte no tienen ninguna opción de consulta.

Mientras, 126 centros permiten sacar fotocopias a sus visitantes, 134 permiten el préstamo externo y 318 funcionan solamente como salas de consulta, lo que significa que no se prestan ni fotocopian las obras.

En Guatemala, muchas de las bibliotecas no realizan estos préstamos como una garantía para conservar el material, por lo que se hace evidente la necesidad de implementar un sistema que permita la accesibilidad de los libros mediante el uso de un carné de biblioteca, tal como lo hacen las bibliotecas de la Universidad de San Carlos (Usac).

Hoy en día la Biblioteca Nacional tiene un poco más de 400 mil ejemplares, entre los que se destacan los libros de texto, según lo indica Díaz. Esto se debe a que la mayoría de los visitantes de este centro de conocimiento son estudiantes, quienes buscan información para realizar sus tareas, sobre todo los universitarios. En Guatemala, el año pasado se recibió la visita de 250 mil 251 personas, seguidas por los estudiantes de nivel medio y primario.

La presencia de libros de otro tipo como de literatura, política, y de otros temas son escasos, por lo que no se ha logrado la expansión del arte y la cultura en la población, más allá de la época escolar.

SISTEMA NACIONAL DE BIBLIOTECAS

Varios años atrás existió el Sistema Nacional de Bibliotecas, en ese entonces, el Ministerio de Educación (Mineduc) era el encargado de sostener a las bibliotecas, y en esa época existía una biblioteca por municipio. Más adelante, por razones económicas no se continuó apoyando a las la bibliotecas, porque representaba demasiados gastos, dijo Díaz.

Luego de algún tiempo se fundaron las bibliotecas privadas y las especializadas, patrocinadas por las casas de la Cultura, por personas particulares y en ocasiones por las municipalidades.

Hoy el Ministerio de Cultura guarda la responsabilidad de mantener a todas las bibliotecas públicas del país. El problema de delegar al Micude la responsabilidad total del funcionamiento de estas consiste en que el Ministerio es el que menos recibe fondos del presupuesto, lo que explica las bajas condiciones con las que estos lugares se mantienen y su escasa actualización.

Para el director del patrimonio documental, los gobiernos no piensan en la importancia que hay en la difusión de la cultura a través de la lectura.

 “No les dan seguimiento si siguen leyendo. Debería haber más apoyo y actualización a las bibliotecas”, indica. Y es ante este desabastecimiento que los institutos, colegios y demás se han visto en la necesidad de crear sus propias bibliotecas.

Anualmente la Biblioteca Nacional ejecuta un plan operativo, que incluye el pago de salarios, servicios y una cantidad para la compra de nuevos libros. Pero este último rubro, es en su caso el mejor de los escenarios, ya que el limitado presupuesto que se da a la institución solo alcanza para cubrir lo esencial, es decir, los gastos de funcionamiento y otros gastos como la compra de papel, “para compra de nuevos libros casi nunca viene”, indica Díaz.

BAJA COMPRENSIÓN LECTORA

La Dirección General de Evaluación e Investigación Educativa (Digeduca) evidencia que en 2009 solo el 47.9 por ciento de los estudiantes de primer grado de primaria, el 51.8 por ciento de los estudiantes de tercero primaria y el 30.9 por ciento de los alumnos que cursaban sexto primaria alcanzó el nivel de logro en las evaluaciones de lectura. Mientras que de los graduandos, en el 2010, solamente lo alcanzaron el 22.4 por ciento.

Y es que el bajo nivel de compresión lectora en los estudiantes se relaciona con la escasa presencia de bibliotecas o centros de documentación que estén cercanos a la población e incentiven el hábito a la lectura.

A pesar de que el Micude es la entidad que vela por el funcionamiento de las bibliotecas públicas, el Mineduc conserva un papel importante en la creación de hábitos de lectura, y la difusión del saber mediante la accesibilidad de los libros, no solo de  texto sino de lectura tradicional.

Con la implementación del programa Leamos Juntos, el Mineduc buscó la promoción del tiempo de lectura en el aula, beneficiando a 2.8 millones de niños del área de primaria y preprimaria en toda la República, a través de la adquisición de 4.5 millones de libros, dirigidos a diferentes niveles escolares y traducido en 11 idiomas mayas diferentes.

En este punto, se quiso conocer los resultados del programa durante su primer año, pero las autoridades encargadas no contestaron las insistentes llamadas de La Hora.

ONG AL RESCATE

Ante la escasa cobertura de libros en Guatemala, algunas Organizaciones No Gubernamentales (ONG) dieron un paso adelante y han implementado programas y acciones a favor del acceso a la educación informal y a la cultura.

Un ejemplo de esto es la Biblioteca de Calle, realizada por el Movimiento Internacional Cuarto Mundo, que juega un papel indispensable de preparación y de apoyo a la escolarización de los niños más pobres y busca permitir a los niños mantener la motivación para seguir en la escuela, dándoles confianza en sus capacidades y talentos, además de ofrecer una vía de acceso a la cultura y a los conocimientos básicos.

“En los lugares donde se piensa que la gente no es capaz de nada, que no vale nada, que destruye todo; la biblioteca demuestra lo contrario: devuelve la dignidad al lugar y a sus habitantes”, explica la página del Movimiento, demostrando la importancia de las bibliotecas en la base del desarrollo.

Para Violeta Cetino, voluntaria de Red de Bibliotecas Comunitarias, el no tener acceso a una biblioteca implica no tener acceso a parte del conocimiento humano, el cual es vital para el desarrollo. La red tiene por objetivos promover la difusión del conocimiento humano, recuperar la memoria histórica local y nacional, y fortalecer el tejido social guatemalteco.

De la población guatemalteca de 15 años en adelante, que asciende a 7 millones 433 mil habitantes, 1 millón 781  mil 761 no sabe leer ni escribir. Esta población, en su mayoría habitantes del área rural, no tiene acceso a centros de documentación, educación escolar ni a las bibliotecas, mucho menos se ha fomentado el hábito de la lectura en la población que sí sabe leer y escribir.

En este sentido, la red de bibliotecas busca llevar ese conocimiento a las poblaciones mediante la creación de centros de documentación o bibliotecas con la participación y autogestión de las comunidades, asegurándoles una porción importante de conocimiento.

Cetino explica que el nivel de progreso de la biblioteca dependerá de la organización que haya en la comunidad. Si está bien representada, la biblioteca crecerá rápido, indica. Hoy la Red de Bibliotecas Comunitarias cuenta con nueve bibliotecas instaladas.

De igual manera, las poblaciones rurales han resentido la falta de oportunidad que existe para consultar los libros en una biblioteca. Mientras tanto, en el área urbana la clase media si tiene acceso a las redes, internet y a la documentación digital, ensanchando la brecha de desigualdad.

Ante esta situación es que las ONG intervienen en el proceso de desarrollo cognitivo para brindar a los grupos y comunidades menos favorecidos textos, libros y otro tipo de material, ambos con el fin de compartir el saber y reducir la exclusión.

Es así que, en vista de que la población no cuenta con las mismas oportunidades para desarrollarse, el Estado debe de esforzarse en mejorar el sistema de bibliotecas públicas en el país, haciéndolas más accesibles, abiertas y familiarizándolas con la población.

“En los lugares donde se piensa que la gente no es capaz de nada, que no vale nada, que destruye todo, la biblioteca demuestra lo contrario: devuelve la dignidad al lugar y a sus habitantes”.
Movimiento Internacional Cuarto Mundo