Imran Khan, la ex estrella de cricket de Pakistám que se dedicó a la política tras un matrimonio glamoroso, ha vivido varias vidas diferentes luego de pasar más de tres décadas en el primer plano de la vida paquistaní.
Luego de hacerse célebre al obtener la única Copa Mundial de cricket ganada por su país en 1992, actualmente dirige un pequeño partido de oposición en la turbulenta vida política de Pakistán.
El miércoles fue arrestado después de salir de la clandestinidad por primera vez desde que fue instaurado el estado de excepción, presentándose en la Universidad de Pendjab, donde inmediatamente fue arrestado.
Imran Khan fue puesto bajo arresto domiciliario en conformidad con una orden de detención lanzada después de que el presidente, el general Pervez Musharraf, declaró el estado de excepción el 3 de noviembre.
Este dirigente político, que el mes próximo cumplirá 55 años, nació en una familia de clase media alta perteneciente a la orgullosa comunidad pashtun paquistaní. Estudió política, filosofía y economía en la Universidad de Oxford, en Inglaterra.
A su regreso entró en un equipo de cricket paquistaní en plena decadencia, llevándolo a un nivel de excelencia y adquiriendo en 1992 la reputación de ser uno de los mejores jugadores de esta especialidad.
Su momento de gloria tuvo lugar cuando como capitán del equipo de Pakistán lo condujo a la victoria en la Copa Mundial en 1992, antes de dejar definitivamente su bate.
Luego de un período durante el cual adquirió una reputación de Don Juan, se casó con la heredera británica Jemima Goldsmith, la hija del difunto financiero británico judío James Goldsmith, en 1995.
Mientras tanto, no sólo se hizo cada vez más religioso, sino que adquirió una mayor conciencia política, y en 1996 fundó su propio partido, el Tehreek-e-Insaf, o Movimiento para la Justicia.
Pero recién en octubre de 2002 conquistó un escaño parlamentario representando a su ciudad natal de Mianwali, en la provincia del Pendjab.
Tuvo dos hijos, Suleman y Qasim, pero la pareja se divorció en junio de 2004, desencadenando el interés masivo de los tabloides.
Dedicarse a la política en Pakistán requiere hacer compromisos y alianzas, y ha demostrado ser mucho más difícil que el trabajo comparativamente sencillo de liderar un equipo de cricket.
Sus adversarios –y algunos de sus partidarios– lo han criticado por carecer de una visión sobre si quiere que Pakistán sea un Estado secular o islámico, conservador o liberal, a favor o en contra de Occidente.
De modo que cuando Musharraf declaró el estado de excepción, Khan se mostró rápido y audaz en su respuesta, acusando al mandatario militar de alta traición «castigable con la muerte».
«Musharraf se ha mostrado a sí mismo como un dictador bondadoso, pero ahora que se encuentra arrinconado ha revelado su verdadero rostro», afirmó.