A pocos días de cumplir su primer mandato, la Secretaría General de Naciones Unidas ha decidido renovar el nombramiento del comisionado Carlos Castresana para que continúe dos años más al frente de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, decisión que ha sido recibida con satisfacción por los sectores involucrados en el tema de la lucha contra la impunidad en el país y el fortalecimiento de nuestro sistema de justicia, puesto que constituye no sólo el reconocimiento a la labor hasta ahora realizada, sino que además la confianza de la organización mundial de que a lo largo de la prórroga del mandato por otros dos años el abogado español puede dirigir al equipo en la materialización de resultados favorables para Guatemala.
Obviamente la tarea de dirigir una comisión con funciones tan complejas y que despierta tantas expectativas como ocurre con la CICIG no es fácil y para el doctor Carlos Castresana estos dos años han sido suficientes para entender el enorme nivel de dificultad que plantea el reto que viene enfrentando. Porque no se trata únicamente de investigar a grupos clandestinos y su influencia en el aparato del Estado, sobre todo en lo relacionado con el sector justicia, sino que además se trata de involucrar a la población en una lucha que no pueden realizar únicamente extranjeros y que será infructuosa en la medida en que los guatemaltecos no la asuman como propia.
En La Hora creemos que el aporte más importante que hasta ahora ha hecho la CICIG y el comisionado Castresana ha sido ese constante desafío a la sociedad guatemalteca para que entienda su papel y su responsabilidad en la lucha contra la impunidad. Cierto es que han avanzado y mucho en casos importantes que tienen que ver con la forma en que operan tenebrosos poderes, pero al fin y al cabo esa tarea hay que entenderla como la muestra de nuestra realidad para que a partir de esas acciones los ciudadanos del país entendamos y comprendamos que depende de todos el que pueda plantearse un régimen diferente para el futuro.
Acaso tan importante y con efectos muy graves para la persistencia de la impunidad es la indiferencia de la ciudadanía que no reacciona ante un fenómeno que alienta toda clase de crímenes, desde la corrupción hasta los asesinatos que se cometen de manera tan cotidiana como el cohecho y el peculado.
Al menos ahora hemos tenido la guía y el ejemplo de una Comisión Internacional que está haciendo grandes esfuerzos por dar un apoyo consistente a la población guatemalteca para enderezar el aparato y combatir la rampante impunidad.