Hoy nuevamente los pobladores de Totonicapán están manifestando su necesidad de ser atendidos por las autoridades y ojalá que esta vez se produzca un diálogo productivo y positivo con el Gobierno, porque es necesario que se den muestras de que no hace falta llegar a medidas de hecho para lograr ser visualizados por los funcionarios. Hasta el cansancio hemos dicho que desafortunadamente para grandes sectores de la población que no tienen derecho de picaporte en las oficinas públicas, la manifestación y el bloqueo de rutas es la medida extrema que les queda para aparecer en el mapa de los asuntos gubernamentales, porque si se conforman únicamente con presentar escritos con solicitudes, los ignoran de manera olímpica.
Guatemala está viviendo ahora circunstancias muy difíciles por la polarización que recuerda lo que vivimos en el período de la guerra interna, puesto que existen posiciones radicales que no permiten ni siquiera iniciar un diálogo. Ya lo dijeron los empresarios, que ellos no quieren dialogar con delincuentes, etiqueta que les coloca de manera automática e inmediata a los que cometen el “delito” de bloquear una ruta.
Pocas veces habíamos visto una dirigencia empresarial con tan poca experiencia, lo que en las condiciones actuales, puede ser sumamente peligroso porque se tiende a provocar actitudes más polarizantes y que dividen a la sociedad en vez de facilitarnos acuerdos para avanzar hacia un entendimiento pleno que nos lleve a acuerdos de nación absolutamente necesarios para evitar que volvamos a caer en condiciones de conflicto.
Por ello es que creemos que el planteamiento que hacen los pobladores de Totonicapán se convierte en una prueba de fuego para que podamos medir el nivel de madurez de la sociedad guatemalteca para asumir compromisos y para entender los desafíos que se presentan por condiciones ancestrales de exclusión que ya una vez nos llevaron a una guerra y que ahora tenemos que superar por la vía del diálogo, de la negociación y del entendimiento.
En manos del Gobierno está el que podamos tener ese tipo de maduras decisiones, porque son los interlocutores que tienen que atender las demandas de la población. Por supuesto que hará falta que se abandonen actitudes caprichosas y berrinchudas que son inauditas en la gestión pública pero que caracterizan algunas de las decisiones más importantes que se toman en nuestro país.
Tenemos que entender que se viven momentos cruciales; que lo que estamos viendo hoy no es una escaramuza más que se solventará ignorando en el mediano y largo plazo las demandas de la población. Hay una clara gestión que demanda resultados y tenemos que darlos pronta y cumplidamente.
Minutero:
Ya usaron sus influencias
para evitarse sanciones;
hicieron modificaciones
para el tráfico de influencias