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Los implantes hechos por la ahora extinta compañía Poly Implant Prothese (PIP) fueron retirados del mercado el año pasado en varios países en medio de temores de que pudieran romperse y filtrar silicona al cuerpo.

Se cree que unas 47 mil mujeres británicas recibieron los implantes fabricados por PIP, que fueron rellenados con silicona industrial, en lugar de una de calidad médica.

El gobierno británico pidió en diciembre a Bruce Keogh, director médico del Servicio Nacional de Salud, que dirigiera una investigación para calcular la amenaza, de haberla, que implicaban los implantes a la salud de las mujeres.

Keogh estudió unos 240.000 implantes de diferentes marcas que se dieron a 130.000 mujeres en Gran Bretaña y revisaron la información de otros países, incluyendo Francia y Australia. El lunes, dijo que los estudios mostraron que los implantes de PIP era más propensos a romperse que los de otras marcas, pero que no representaban un riesgo a largo plazo para la salud de las mujeres que los usan.

Agregó que las pruebas repetidas realizadas en varios países mostraron que los implantes no eran tóxicos.

«Por tanto, no creemos que sean una amenaza a largo plazo para la salud de las mujeres que lleven los implantes de PIP», dijo. «Sin embargo, hemos descubierto que estos implantes son de calidad inferior en comparación con otros implantes y que son más propensos a romperse».

Los diferentes países difieren en cuanto a la manera de atender a las mujeres que usan los implantes PIP.

Francia ha dicho que financiará a unas 30.000 mujeres franceses para que se sometan a operaciones de remoción de los implantes.

El gobierno británico acordó remover cualquier implante que haya sido colocado por el Servicio Nacional de Salud, como los usados en pacientes con cáncer, pero dijo que las mujeres que se hicieron la cirugía de manera privada deben pedir a sus clínicas que se los retiren.