¡MEJORES CIUDADANOS! ¡NO VíNDALOS!


En un segmento televisivo a nuestro Director, Licdo. í“scar Clemente Marroquí­n, se le preguntó ¿Qué desearí­a para Guatemala?, él respondió en dos palabras: -¡Mejores ciudadanos¡ Feliz respuesta coincidente con la que debiera de convenir todo buen pensante guatemalteco y guatemaltecas, para que se realice en esta Nación el canto que escribiera Germán Alcántara: “Es mi bella Guatemala un gran paí­s, que en la América del Centro puso Dios”.

Santiago Villanueva Gudiel
svillanuevagudiel@hotmail.com

 


El concepto actual que de nuestra Patria se tiene es el de un paí­s convulso en violencia, muertes, pobreza, desnutrición, hambruna, corrupción y anárquica;  por lo tanto un paí­s propenso al narcotráfico en su elaboración (con laboratorios), consumo y  comercio de toda clase de drogas; y consecuente a  ello, se cuenta con sectores dados a subvertir el concepto verdadero  de ciudadaní­a en el orden humano y constitucional, por el de representativos del “Vandalismo” que está presente en los actos de violencia y muertes que se viven en calles y avenidas, caminos y carreteras, en tomas de edificios de dependencias públicas, y  de instituciones como los de la USAC, el Palacio, Escuelas y ví­as de locomoción, que debieran de ser respetados; y mucho más que podrí­a decirse de la no transparencia en  negocios y acuerdos turbios.
     Todo lo anterior nos hace gritar: ¡Sálvese el que pueda de ser educados y formados por tales enseñadores; y suspirar porque haya otra vez, verdaderos trabajadores  humanos de la salud pública, de los cuales quién escribe fue uno;  y dejar de ser gobernados por lí­deres de esa talla, que solo pueden ser superados por VERDADEROS Y MEJORES CIUDADANOS en una nueva convivencia y mejores elecciones en el mañana.
   Los vándalos, son figuras de la época de la barbarie, de hace ya mucho  tiempo atrás que ellos actualizan para sufrimiento en muchos paí­ses. Vivimos  tal  como en los  tiempos que  gobernaron piratas que se tapaban un ojo para aparecer que no veí­an  lo que ellos ordenaban hacer  o deseaban se hiciera, ahora se usan anteojos obscuros en la sombra; y se tiene oí­dos que solo  oyen lo que más conviniera  a sus bastardos y egoí­stas intereses, y de las maniobras oscuras de sus “comparsas” no transparentes, como se estila por los explotadores en  los pequeños municipios de la patria, con derechos de familia (nepotismo o ducados), como si fuesen los únicos.
 Lo que está haciendo falta en nuestro suelo, son  chapines que sean   mejores ciudadanos, honestos y cabales en los tiempos eleccionarios como en todo tiempo. Y en el poder Legislativo como representativo de buenos  y cabales consejeros individuales; lo mismo que mejores alcaldes y sus consejos, que sean  también  renovables cada cuatro años. Y sobre todo, en la Presidencia Central Ejecutiva,  de Un guiador con ideologí­a y programa definido de gobierno; no de oscuros y comprometidos intereses que obligadamente tienen que compensar restándolo del bien general y colectivo del pueblo, siempre sin honrar al paí­s que lleguen a gobernar.
   AVISO: se necesitan mejores ciudadanos en un  Congreso de calidad ciudadana, que no deba de  honrar palabras vací­as de honor, carentes de moral en sus acciones y promesas irresponsables que gravan el futuro del paí­s; TAL como  la creación  de “Los patrulleros”;  y las promesas populistas de beneficios sectoriales que no le hayan sido también y antes aprobadas por la mayorí­a del Congreso de mejores ciudadanos, como mejor candado y seguridad de todo gasto público, para ser respaldado y honrado.
    ¿Qué es ser un Mejor Ciudadano? Saber de otra ciudadaní­a y entenderla, como  la mejor que preconizó el único y mejor Hijo del Hombre para este planeta, el Señor Jesucristo,  que para practicarla  recurrió al trabajo personal y hasta al milagro para pagar sus impuestos;  cumplir la ley y respetar a las autoridades superiores constituidas honorablemente. Practicando  la ciudadaní­a de la tierra,   como si fuera en el cielo, que aunque fuese caricaturesca, serí­a mejor que la que hoy se practica por estar la humanidad  olvidada de Dios y de su Hijo, en la mejor época de la vida: la adolescencia y la juventud; pero nunca es tarde para hacerlo como ahora mismo.
   Más adelante mostraremos cómo Dios identifica a los de una generación, y a los de la mejor ciudadaní­a que se nos connotó, y apoyando al Director de La Hora quién puso la puntilla bien puesta y oportuna para no seguir equivocándonos