¿Los hambrientos piensan en fútbol?


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Otto Pérez Molina se reunió ayer con un astronauta japonés en la Casa Presidencial y parece ser que ambos interlocutores, aun con la asistencia de intérpretes, se entendieron muy bien. Y así se confirmó mi teoría: El Presidente vive en la Luna.

Y es que no puede ser de otra forma, porque todavía no me explico cómo Pérez Molina cree que los guatemaltecos sufrimos porque la selección mexicana de fútbol no ha clasificado a la Copa Mundial del 2014, como lo dijo recientemente en un foro con empresarios mexicanos.

Javier Estrada Tobar


Solo alguien que no tiene los pies sobre la tierra puede hacer una afirmación de ese tipo, y no lo digo solo porque los guatemaltecos –y muchos latinoamericanos– estarían felices si México no llega al mundial, como lo reportó la BBC hace unos días en la nota «¿Es México la selección «más antipática de América»?».

Lo digo porque me parece sorprendente que la declaración del Presidente trascienda la misma semana en la que el  titular de la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional (SESAN) anunciara la detección en este año de casi 13 mil casos de menores de cinco años que sufren desnutrición aguda y la muerte de 83 por esa condición.

El panorama expuesto por el Secretario es  realmente trágico, pero es mucho peor si además se toma en cuenta a todos los niños y niñas de más de cinco años, adolescentes y jóvenes con desnutrición, y también a los adultos y a los ancianos que sufren por el hambre.

¿Puede creer el Presidente que esas miles de familias guatemaltecas hambrientas sufren por el fútbol internacional? Puede ser que en otra dimensión o planeta Pérez Molina pueda tener razón. Pero en Guatemala las cosas no son así.

No hay que ser inteligente para darse cuenta de los problemas del país, pero sí hay que tener un mínimo de sensibilidad para ponerse en los zapatos de los demás e intentar entender sus problemas, y cuando se es Presidente, además está la obligación de trabajar y cumplir con la promesa de luchar contra el hambre.

Y no hay excusas que valgan para minimizar el problema; el sector privado organizado dedicó toda una serie de proyectos y planteamientos para combatir la desnutrición en el reciente Encuentro Nacional de Empresarios (ENADE), al que asistió el cuerpo de Pérez Molina. La Pregunta es: ¿En dónde tenía la mente el Presidente cuando participaba en esa actividad?

Aunque parezca sorprendente, hasta en el Congreso se ha observado más atención a este problema a través de instancias como el Frente Parlamentario contra el Hambre o las citaciones que realizan bancadas opositoras a funcionarios de la SESAN o del Ministerio de Agricultura, aunque muchas veces éstos brillan por su ausencia.

No creo que sea mucho pedir que el Presidente se concentre en el combate al hambre y la pobreza, la inseguridad y la contaminación, y que deje de lado los discursos que a todas luces  se  encuentran fuera de lugar.

A este Gobierno le quedan aproximadamente dos años y dos meses para realizar toda una serie de “compromisos” con la población, pero todavía no se ve con claridad que se esté trabajando para cumplir con sus ofrecimientos.

Ya es hora de ponerse a trabajar, pero en la Tierra; no en la Luna.