El devastador huracán Ike se fortalece este miércoles en su avance por el Golfo de México, tras provocar un centenar de muertos en Haití y cuatro en Cuba, sumida en el caos con servicios y vías colapsadas.

A las 12H00 GMT el ojo de Ike se ubicaba a 230 kilómetros al norte de la punta occidental de Cuba, donde todavía se sentían las lluvias y vientos, y avanzaba a 13 kilómetros por hora rumbo a Texas, indicó el NHC.
Con vientos sostenidos de 140 km/h, Ike –en categoría uno en la escala Saffir-Simpson– podría fortalecerse en las aguas cálidas del Golfo de México, agregó, y podría llegar a Texas convertido en un huracán de categoría 3.
Tras el paso del Ike por el Caribe, el balance de muertos ascendía a 101 en en la ciudad de Gonaives, en Haití, donde el paso reciente de los ciclones Gustav, Hanna y Fay ya habían dejado unos otros 500 muertos y a millares de haitianos damnificados.
En Cuba Ike dejó cuatro muertos, a decenas de miles sin techo, 2,6 millones de evacuados, pueblos bajo agua, casas y edificios en escombros y arrasadas áreas de cultivos de plátano, tubérculos, frutas, y cosechas de café y tabaco.
Aunque las autoridades desactivaron la fase de alarma para pasar a la de recuperación, buena parte del país estaba paralizado, con comercios cerrados, sin luz, agua, ni transporte público, mientras en algunos pueblos aún ocurrían penetraciones de mar e inundaciones.
Brigadas de socorro atendían a los damnificados por toda la isla, levantaban escombros, trataban de habilitar vías y las redes de comunicación y energía, en tanto la población buscaba garantizarse la comida, aliviados por el servicio de gas nunca se interrumpió como se temía, ni la venta de pan.
«Ahora mismo estoy pensando de dónde saco agua, para cocinar, aquí somos tres niños y tres adultos. ¡Imagínate!. La situación es muy difícil. Todo se paraliza», dijo a la AFP Laritsa Hernández, mesera de 35 años, en el umbral de su vieja casa en Centro Habana.
Las pérdidas se estiman en miles de millones de dólares. Estas se suman a los daños monumentales que dejó hace solo diez días el huracán Gustav, que atravesó Cuba por el occidente, arrasando 140.000 casas, cientos de escuelas, torres de energía y plantaciones en Pinar del Río y la Isla de la Juventud, en el occidente.
«Tuvimos que parar la recuperación para hacerle frente a Ike», dijo a la AFP Benito Carrasco, 58 años, jefe de la Defensa Civil de La Palma, en Pinar del Río.
Al llamar a los cubanos a «levantarse» y a trabajar en la recuperación, sin desperdiciar ni un clavo, el vicepresidente José Ramón Machado señaló que Ike y Gustav azotaron «un duro golpe para la economía cubana».
Los fuertes vientos e intensas lluvias de Ike detuvieron en Moa y Nicaro, en la oriental provincia de Holguín -por donde entró el ojo el domingo-, la operación de las plantas de níquel, principal producto de exportación de Cuba, con más de 2.100 millones en 2007.
«Esto va a representar un retroceso de varios años. De ésta volvemos de cabeza a la crisis. No hay bolsillo que aguante tantos daños y tanta destrucción», dijo Rolando, plomero de 62 años, al recordar el llamado periodo especial de los años 90, tras la debacle del bloque socialista.
Pero tras ensañarse con Cuba, Ike amenazaba los yacimientos de petróleo en el Golfo de México, donde Estados Unidos produce un cuarto de su crudo y operan los gigantes petroleros mundiales y se dirigía al sur de Texas, a donde podría llegar a comienzos del sábado.
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, declaró el estado de emergencia el miércoles en Texas, cuyas autoridades comenzaron a ordenar evacuaciones obligatorias.
La declaración presidencial permite liberar ayuda federal para apoyar los esfuerzos locales. El gobernador de Texas, Rick Perry, por su parte, declaró la amenaza de desastre en 88 condados y en la zona costera.
Además, Estados Unidos anunció una ayuda de diez millones de dólares para Haití.
Mientras tanto crecían este miércoles otras ofertas de países como Brasil, Canadá, Venezuela, Estados Unidos; de la Unión Europea, y de organismos la ONU y la Cruz Roja Internacional para ayudar al Caribe a paliar la emergencia.