¿Iremos a aguantar cuatro años más?


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Si queremos que Guatemala cambie, por el Congreso debiéramos empezar. ¿Qué más pruebas queremos para demostrar que nuestra democracia no ha funcionado bien porque llevamos siete perí­odos consecutivos en que el Organismo Legislativo lo que menos hace es trabajar?, ¿cuánto tiempo más vamos a seguir manteniendo a 158 personas puestas a dedo por los partidos polí­ticos para llegar a un recinto a seguir sus directrices, mientras sus electores lo único que hacen es repetitivamente concurrir a las urnas a consolidar sus intereses personales o ¿usted estimado lector conoce a fondo quiénes son sus “legí­timos” representantes, a quienes puede exigirles el debido cumplimiento de sus deberes y responsabilidades?

Francisco Cáceres Barrios
fracaceres@lahora.com.gt

 


En los últimos dí­as he oí­do y leí­do diversos comentarios periodí­sticos quejándose que el Congreso es inoperante; por ser de pésima calidad las leyes emitidas; por la inasistencia continuada de los diputados; por los negocios sucios que por debajo de las curules se siguen haciendo; porque se esfuman millones de quetzales de sus arcas y nadie, como se oye, ¡absolutamente nadie hace nada por reponerlos! Por ello es que vuelvo a insistir ¿qué hemos logrado con ello? Igual vamos a seguir, hasta que los ciudadanos no hagamos conciencia para ponerles un ¡hasta aquí­! A esa partida de sinvergí¼enzas que llegan sin petate en qué caer muertos y salen multimillonarios.

    Si bien es cierto que hay sus excepciones, son tan pocas, que nada justifica nuestra pasividad e indolencia. Estimado lector, por favor analice conmigo estas cifras: ¿Realmente necesitamos 158 diputados?, ¿no cree usted que si mucho con 60 tendrí­amos más que suficientes y si usted hace el cálculo de que cada uno recibe de los fondos públicos alrededor de Q30 mil mensuales, entonces el paí­s se estarí­a economizando casi Q3 millones mensuales, lo que darí­a un flujo positivo de Q35 millones anuales que  podrí­an utilizarse bien en la emergencia de cualquier hospital del paí­s.

    Como decimos en buen chapí­n, se nos para el pelo al saber que la Junta Directiva del Congreso está integrada por nueve miembros. ¿Nueve? Cuando tres serí­an suficientes. Estos directivos, a más de jugosos sueldos, entre Q48,500 a Q38,500, perciben la granjerí­a de Q10 mil mensuales para ¿gastos de representación, derecho a una secretaria, un asistente, un conserje y dos asesores por cada función que se les asigna. ¿Va usted a seguir sentado tan conforme ante semejante derroche? Lo anterior no es más que un insulto a nuestra inteligencia y dignidad.

    La Ley Electoral y de Partidos Polí­ticos debiera ser reformada de inmediato y también la Ley Orgánica del Congreso. ¿Cómo va a ser eso que hoy exista un diputado que solito él integra una bancada de un partido, al que por cierto ya renunció, pero no a los privilegios que le elevan sus emolumentos a Q35,150 y el “derecho” a tener dos asesores, más oficinas y estacionamiento. ¡Dios mí­o! ¿De qué pasta estaremos hechos?