¿Influirá el Papa en las elecciones italianas?


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La pregunta está en el aire. ¿Qué tanto pesa el aval de un Papa en retirada para la próxima elección?

Por FRANCES D’EMILIO Y FRANCES D’EMILIO ROMA, VATICANO / Agencia AP

No, no se trata precisamente de la elección de su sucesor al frente de la Iglesia católica. Hay otra elección clave aún más próxima, cuando los italianos concurran a las urnas el domingo para escoger nuevo primer ministro. Y mientras en el país reina un tono solemne tras el anuncio de la histórica renuncia de Benedicto XVI, la «visión moral» del primer ministro Mario Monti podría recibir un espaldarazo en detrimento de su rival, el pintoresco Silvio Berlusconi, plagado de escándalos.

Aunque una gran mayoría de católicos italianos no asiste regularmente a la misa dominical, el Vaticano tradicionalmente ejerce influencia sobre la política de Italia, una nación donde los demócratas cristianos dominaron el panorama político durante décadas. Prácticamente todo lo que el Papa dice o hace es noticia de gran repercusión. Y Benedicto XVI no ha ocultado su preferencia por Monti, un católico practicante, a quien recibió cálidamente el sábado en una de sus últimas audiencias privadas con un líder político italiano.

Por otra parte, el Vaticano ha manifestado su horror por la serie de escándalos de sexo y corrupción en torno del multimillonario Berlusconi, magnate de los medios de comunicación. Y con la dignidad de la transición papal en la mente del público, la clara preferencia de Benedicto por Monti podría hacer que los votantes pensaran dos veces antes de respaldar a un hombre que se ha convertido en sinónimo de un modo de vida amoral y egoísta.

Los expertos advierten que el factor papal no cambiará las preferencias de los electores. Pero está claro que los candidatos podrían estar adaptando su retórica al espíritu prevaleciente.

El candidato favorito en las encuestas, Pier Luigi Bersani, que como veterano de la izquierda italiana abraza una visión ética más secular, desestimó la cuestión de la «moralidad» en un acto proselitista el domingo en la región crítica de Lombardía. Aunque procede de una tradición política diferente de la de Monti, que pertenece a la centro-derecha, los dos ponen énfasis en una reforma económica que podría permitirles asociarse en un futuro gobierno de coalición.

La justicia italiana prohíbe la publicación de encuestas de opinión en las dos últimas semanas antes de las elecciones, por lo que es difícil determinar si el foco de atención que se ha volcado súbitamente en los asuntos religiosos ha hecho que los votantes católicos indecisos se inclinen por Monti, el único católico practicante entre los principales candidatos.

Pero una foto con el Papa es un regalo del cielo para un candidato político italiano. Que Benedicto haya hecho un lugar en su agenda en los últimos días de su papado para conversar en privado con Monti refleja tanto la importancia acordada a la relación entre Italia y la Santa Sede, como también la preferencia del Vaticano por Monti.

El sábado por la tarde, ante la ávida curiosidad de las cámaras, el Papa saliente y el primer ministro interino se saludaron cordialmente y posaron sonrientes uno junto al otro en el Palacio Apostólico.

Si a los rivales de Monti no les hizo gracia, no lo reflejaron públicamente.

El Corriere della Sera, de Milán, comentó sobre la despedida de Benedicto con Monti que ningún otro político se atrevería a manifestar públicamente que su rival recibía un apoyo injusto por temor a una repercusión negativa ante los católicos devotos.

De todos modos, «el silencio de los partidos no oculta el disgusto sentido en algunos ámbitos por una cita en el umbral de la votación», escribió el Corriere.

El mítin dominical de Bersani, el último de su campaña, incluyó un orador sorpresivo, el ex primer ministro Romano Prodi, católico practicante que ha derrotado a Berlusconi en el pasado y que era visto con buenos ojos por el Vaticano durante sus dos períodos en el gobierno. ¿Coincidencia? ¿Estrategia?

Monti, economista respetado internacionalmente, cuenta claramente con el apoyo del Vaticano.

En el día de Navidad, cuando Benedicto instó a los italianos a reflexionar sobre una «jerarquía de valores» al tomar decisiones importantes, la prensa nacional interpretó el mensaje como un virtual aval a un segundo término de Monti. Tres días después, Monti anunció que encabezaba una coalición integrada por centristas, líderes empresariales y otras fuerzas pro-Vaticano que respaldaban su visión «ética» de la política.

En general, las encuestas han indicado que Monti necesitaría un milagro para ganar. Pero está en buena posición como para ser el fiel de la balanza que decida la composición de un nuevo gobierno de coalición, en el que se supone podría ejercer una influencia considerable.

Benedicto no formuló comentarios públicos sobre su audiencia final con Monti. Pero el Vaticano dijo que ambos compartieron «un encuentro particularmente cordial e intenso». El pontífice también recibirá al presidente italiano, pero después de las elecciones.

«Cualquier cobertura es buena para Monti», dijo James Walston, un profesor de ciencia política en el Universidad Americana de Roma, sobre el posible efecto de la audiencia papal.

Incluso los analistas políticos que dudan de la influencia de la Iglesia sobre los votantes italianos están de acuerdo en que los principales candidatos tienen en mente las sensibilidades católicas.

BENDICIÓN

El papa Benedicto XVI bendijo a los fieles desde su ventana sobre la Plaza de San Pedro por primera vez desde que anunció su retiro, y fue aclamado por una multitud emocionada de decenas de miles de admiradores de distintos lugares del mundo.

Con una amplia sonrisa, Benedicto XVI alzó los brazos extendidos hacia la enorme multitud en su penúltimo Angelus antes de dejar el papado. Un enorme estandarte en la plaza decía: «Te amamos».

La reunión de los domingos al mediodía es una de las tradiciones más atesoradas de la Iglesia Católica, y este momento es una de las últimas oportunidades de Benedicto XVI de conectarse con la masa católica.

La voz del papa era fuerte y clara cuando se dirigió a los por lo menos 5.000 peregrinos congregados en la plaza, bañada por el sol.

El Papa no hizo referencia a su sorprendente decisión de abandonar el cargo el 28 de febrero. Pero agradeció indirectamente a los fieles por su «oración y afecto en estos días». La plaza estalló entonces en fuertes vítores y aplausos.

«Os suplico que continuéis rezando por mí y por el próximo Papa, así como por los Ejercicios espirituales, que empezaré esta tarde junto a los miembros de la Curia Romana», dijo Benedicto.

El Papa agradeció en particular a los habitantes de la ciudad de Roma y, en sus palabras en español, al grupo del Colegio sacerdotal argentino de Roma, un ligero indicio del título que tendrá después de su retiro. El Vaticano ha sugerido que se le llame «obispo emérito de Roma».

La tradicional cita al mediodía normalmente atrae a varios miles de peregrinos y turistas, pero las autoridades de la ciudad se prepararon para una avalancha de personas.

«Queríamos expresarle nuestros buenos deseos» dijo Amy Champion, una turista de Gales. «Hace falta tener mucho valor para aceptar ese cargo, y más valor aún … para renunciar».

Desde el domingo por la noche el Papa estará fuera de la vista pública durante una semana entera: un servicio de meditación en el Vaticano marca el comienzo del tradicional período de Cuaresma, de reflexión y oración.

Roma preparó autobuses y trenes del metro adicionales para la multitud, y ofreció viajes gratis en minibuses a los ancianos y discapacitados.

Mientras los cardenales eligen a su sucesor el próximo mes en un cónclave secreto en la Capilla Sixtina, Benedicto XVI, de 85 años, el primer pontífice en renunciar en 600 años, estará en retiro en la residencia de verano de la Santa Sede en las colinas al sureste de Roma.

Después de varias semanas, se espera que se mude a un monasterio que le preparan en este momento detrás de los muros de Ciudad del Vaticano y lleve una vida de claustro.

El Vaticano no ha anunciado la fecha del comienzo del cónclave, pero el sábado anunció que podría ser antes del 15 de marzo, la fecha más cercana en que puede comenzar según las reglas en vigor. Benedicto XVI tendría que aprobar un comienzo adelantado, lo que sería una de sus últimas decisiones en sus casi ocho años de papado.

Mientras tanto, los primeros cardenales comenzaron a llegar a Roma para iniciar un intenso período político entre los «príncipes de la Iglesia» para decidir quiénes son los principales candidatos a ser el próximo Papa. El obispo Robert Sarah, nacido en Guinea y cardenal que dirige la oficina de caridades del Vaticano, dijo a los reporteros cuando llegó al aeropuerto de Roma el domingo que los cardenales debe escoger a su nuevo líder con «serenidad y confianza».