Esa es la pregunta que a mi juicio cualquier asesor político debería hacerle a un mandatario si en realidad lo quiere asesorar sin servilismo y pensando en el país. La realidad lastimosamente es otra porque históricamente los asesores contribuyen a esa sordera y ceguera que de pronto invade a los políticos en el poder que los saca de la realidad.
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Pero esa es la pregunta que yo le hago al Presidente y empezaría así: ¿Cuál fue su promesa de campaña? El cambio, y ¿cómo ofreció alcanzar ese cambio? Básicamente con seguridad, empleo, transparencia y disciplina. Ahora veamos qué nos ofrece hoy el país. En el tema de seguridad, sí, los índices de muertes violentas bajaron durante los primeros seis meses, pero preguntémosle al guatemalteco si se siente seguro.
El Presidente no ha querido hacer suyos tres temas que acechan a los chapines de todo nivel, pero sobre todo a aquellos de a pie. El robo de celulares, las extorsiones y los asaltos a los buses. Si el Presidente trabajara de la mano con las telefónicas (los conoce bien por la campaña), ya tendríamos las herramientas necesarias para combatir de forma real ese fenómeno. Si realmente se ocupara del tema de las extorsiones, al menos ya se habría asegurado que las mismas no salieran de las cárceles.
Por último, pero no por ello menos importante, ya estaría con la camisa arremangada para trabajar con los transportistas/financistas de campaña para que el millonario subsidio no solo sea una razón o excusa para pagar más extorsiones. Todos tenemos que pagar nuestra cuota y estoy seguro que los usuarios preferirían pagar un poco más pero ir seguros en esos buses que hoy son carcachas de la muerte, por la violencia, la imprudencia y la corrupción. Ello sin contar el repunte actual de asesinatos cometidos con brutalidad y las desapariciones o secuestros que vive nuestra gente en la actualidad.
En el plano de la transparencia habría que preguntarle ¿Presidente, usted cree que la gente es tan miope para no darse cuenta que usted está usando el tema como discurso pero que su gestión tiene obvios casos de manejos ocultos y secretos y que ha dado muestras reales de poca voluntad para enfrentar el problema?
Las muestras sobran. Primero, retrocedió a la revocatoria del contrato de medicinas porque negoció la aprobación de la reforma fiscal. Segundo, envió al Congreso unas leyes de transparencia que parecían redactadas por el señor de la Portuaria. Tercero, porque ya todo mundo sabe que si usted les pidió a los diputados que acaten sus órdenes y si éstos rompen quórum ¿de dónde puede venir la orden? Cuarto, usted dice que con las reformas a la Carta Magna se pretende transparencia, pero existe un contrasentido con temas como el de la Portuaria, negocio en el que usted se jugó su prestigio defendiendo lo indefendible a sabiendas de que hay formas legales y éticas de mejorar el servicio de puertos.
Visto desde afuera, no es tan tarde para que su voluntad dé lugar a que la transparencia sea el eje, pues aún se puede enmendar lo del puerto y procurar las leyes que ayuden a fortalecerla. Es necesario endeudarse pero para mejorar las escuelas, a los maestros y elevar el nivel, además de trabajar por un sistema de salud que ofrezca calidad y prevención a la gente; es factible hacernos sentir más seguros a los guatemaltecos y por último, encontrar formas creativas pero legales para generar empleo y desarrollo.
Pero no es correcto endeudarnos para seguir pagando deuda (otra promesa de campaña rota) y es importante que la creatividad sea el motor para que el sector privado pueda generar oportunidades de trabajo que fortalezcan a la clase media y ayuden a los más necesitados que a gritos piden una oportunidad. La flexibilidad en el horario laboral y los incentivos fiscales para quienes creen empleos pueden ser alternativas para cumplir la promesa de campaña.