¿Hacia dónde camina la economía?


juan-jose-narciso-chua

Los análisis prospectivos de los equipos económicos de gobierno generalmente hacen proyecciones sobre el comportamiento de la economía para el año siguiente, en donde se recrean las potencialidades de crecimiento del producto interno bruto y aquellos factores que aportarán un mayor dinamismo para empujar el crecimiento, así como se hace un análisis de aquellas actividades productivas que al final terminarán en fases contractivas o desacelerándose, así como otras que se estancarán; es decir, no crecerán ni decrecerán.

Juan José Narciso Chúa


Obviamente este ejercicio se realiza sobre la base de estudios econométricos y analíticos con que cuentan los diferentes equipos tanto en el Ministerio de Finanzas y el Banco de Guatemala, ciertamente estudian el comportamiento de los países en la región, en el continente, en Estados Unidos, Europa y Asia. Desafortunadamente, los estudios prospectivos se limitan a analizar las potencialidades del año que empieza, pero poco se hace para hacer un análisis de mediano y largo plazo de las orientaciones generales de la economía y de qué intervenciones serían convenientes para impulsar el crecimiento económico.

Estudios serios, fundamentados y puestos al debate sobre las perspectivas de la economía guatemalteca, que incluyan cuáles son los motores de crecimiento y cómo potenciar su desenvolvimiento, no tenemos prácticamente nada. Pareciera que la economía se deja a la inercia de lo poco que se hace en cada año. Una situación similar se vive hoy con las iniciativas de ley de competitividad, ciertamente importantes, pero serán suficientes un cuerpo de leyes poco analizadas en relación a una economía que descansa fuertemente en la informalidad, la mayoría de personas no cuentan con una formalización contractual; muy pocas personas están cubiertas por la seguridad social; en el Gobierno un grupo importante de personas trabaja bajo renglones de contrato sin ninguna prestación, pero ahí van las leyes como la panacea, como el aporte más importante de una institución sin luces y de un Congreso oscuro.

En qué momento nos hemos sentado a discutir con seriedad sobre las perspectivas de la deuda global, tanto la interna como la externa, cuando el nivel de la deuda está llegando a niveles nunca pensados; mientras los impuestos siguen debatiéndose en iniciativas de reformas tributarias apresuradas poco consensuadas y expuestas a un montón de recursos legales para continuar en lo mismo, avanzando en los privilegios, descansando en una estructura tributaria débil, pagando pocos impuestos, pero pidiéndole al Gobierno que nos brinde seguridad, que nos entregue mejor oferta de servicios de salud, que eleve el nivel del perfil educativo, que contribuya al clima de negocios, pero cómo?

No nos hemos puesto a discutir con seriedad, cuáles podrían ser los motores de crecimiento a futuro. Si la minería tiene potencialidades, por qué no impulsarla, pero bajo esquemas decentes de regalías, de acuerdos con las comunidades y de apoyo de infraestructura social en el área, pero no como ahora, con imposición, con regalías vergonzantes y en connivencias mutuas. Si es el turismo, pues trabajemos bien los sitios arqueológicos, los sitios naturales, los paisajes, pero poniendo el dinero en donde efectivamente se necesita y no en el hoyo negro del Inguat. Si vamos a levantar el perfil social del país, pues mejoremos seriamente los servicios de salud y educación, si queremos mejorar la seguridad social, pues pensemos más allá de las medicinas y qué propone el IGSS para mejorar su cobertura: los independientes, el 029, los informales?

Ojalá pudiéramos adentrarnos en una discusión seria sobre el futuro del país, de lo contrario, seguiremos en la ruta del continuismo y sin claridad de hacia dónde queremos ir.