IGSS facilita las altas que suman 200 mil empleos; las bajas se ocultan


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Uno de los “logros” del actual Gobierno es la creación de nuevas plazas de trabajo, como parte de su lema “seguridad y empleo”. Sin embargo, analistas consideran que la mayor parte de la nueva oferta en el mercado laboral consiste en trabajos de baja paga que no requieren de mayor preparación.

POR MANUEL RODRÍGUEZ
mrodriguez@lahora.com.gt

El Gobierno promulga las cifras de altas en el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), pero esconde las bajas que han existido.

El trabajo juega un rol relevante como actividad económica que asegura los recursos monetarios para satisfacer las necesidades básicas pero, al mismo tiempo, constituye un mecanismo de inserción, posicionamiento social y realización personal.

Por ello, la problemática del empleo precario y el desempleo no tiene solo una dimensión económica, sino también una sociológica, de autoestima y satisfacción personal, y constituye un factor de riesgo para lograr un mayor desarrollo humano.

A nivel nacional, los indicadores oficiales estiman que solo el 3% de la población económicamente activa está desempleado; no obstante, el resto, tiene un empleo informal o de mala calidad.

Con mano de obra barata y poco calificada es difícil para Guatemala competir con países como Costa Rica, por atraer a las verdaderas empresas multinacionales, sino, como se dice popularmente, terminan llegando al país solo los “piratas”.

210 MIL NUEVAS PLAZAS

El pasado 15 de julio, en su programa televisivo “De Frente con el Presidente”, el mandatario Otto Pérez Molina aseguró que en 18 meses de su gestión se han generado 210 mil nuevos empleos y ha aumentado en 20 por ciento la inversión extranjera directa.

El ministro de Trabajo y Previsión Social, Carlos Contreras, afirma que esta cifra es una estimación que hace dicha cartera con los datos de nuevos afiliados a la seguridad social, pues las empresas en Guatemala no entregan informes cada vez que crean o eliminan plazas.

El funcionario asegura que desde el inicio del actual Gobierno era factible creer en un crecimiento del 20% en generación de empleos, y que eso dio como resultado los 200 mil nuevos puestos de trabajo que anunciaba el Presidente.

“La afiliación a la Seguridad Social de nuevos puestos de trabajo en los últimos 15 meses, está llegando a 210 mil puestos de trabajo; de manera que esto nos permite pensar que hemos superado los 200 mil que habíamos inicialmente comprometido. De aquí en adelante, estamos haciendo los esfuerzos para que todavía crezca más la afiliación a la Seguridad Social”, expone Contreras.

¿CIFRAS CONFIABLES?

El Departamento de Relaciones Públicas del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social trasladó a La Hora un informe en que se detalla que efectivamente hay 200 mil 306 nuevos afiliados al Seguro Social, de enero de 2012 a junio de 2013.

Sin embargo, con la intención de contrastar estas cifras se solicitó también el número de personas afiliadas que se han dado de baja por el Seguro Social en el mismo período, así como el número de empresas o patronos que pagan la cobertura; no obstante, después de varios días, la información no fue trasladada.

“Todos los empresarios, de acuerdo al Código de Trabajo, están obligados a presentar un reporte del empleador y en este tienen que reportar el número de plazas que tienen vigentes, los montos que se están pagando, etcétera. Si el Ministro de Trabajo dice que no están entregando los empresarios esta información que es una estadística vital para tener mejores cifras en materia laboral y para una mejor toma de decisiones, entonces está fallando el sistema porque el empresario no está haciendo el reporte”, opina María Isabel Bonilla, investigadora del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN).

Por aparte, José Pinzón, secretario general de la Central General de Trabajadores de Guatemala (CGTG), cuestiona la credibilidad en los datos que aporta el Seguro Social, que para el efecto también, declara, satisface y responde a intereses politiqueros del Gobierno. Para Pinzón, esto significa que no hay confianza ni credibilidad por esta vía.

“Deberíamos exigir que instancias que no tengan facturas con el Gobierno de turno, den la veracidad de las cifras, porque estas se pueden señalar como una campaña del Gobierno de turno para hacer creer que las promesas se están cumpliendo. Esta es una acción politiquera que no merece credibilidad, justamente por el ejemplo y la experiencia que se tiene, porque para cada Gobierno, entre más grande es la mentira, con ello satisface la ansiedad y exigencias de la población”, puntualiza el dirigente.

Por aparte, el Ministro de Trabajo manifiesta que la tasa de desempleo en el país es del tres por ciento de la población económicamente activa, mientras que un millón 400 mil personas tienen la Seguridad Social.

Esta tasa, de ser real, contrastaría con países como España, que reportó en junio una tasa de desempleo de 26.30%, Alemania (5.40%), Reino Unido (7.70%) o Bulgaria (12.60%), por ejemplo.

TRABAJOS PRECARIOS

Los analistas consultados piensan que los “nuevos empleos” están marcados actualmente por las nuevas relaciones laborales que está implementando un modelo dominante, el cual afecta seriamente a los jóvenes y a las mujeres porque estas plazas están precarizadas, puesto que de un gran número de empleos generados, un alto porcentaje está marcado dentro de los trabajadores temporales o el sector informal; siendo estos contratos ilegales porque no están en el marco de las leyes laborales o del Código de Trabajo, fraccionando aún más a la seguridad social y violentando este derecho humano.

“Este es un problema de la competitividad. Los países hacen ofertas olvidándose que lo que importa es el desarrollo humano. Este problema también se da en otros países; la diferencia es que en otros países antes de hacer un acuerdo comercial, revisan la legislación o los Tratados de Libre Comercio, que permite algunas garantías mínimas, pero aquí sí se violentan tanto las leyes nacionales como la internacionales”, argumenta el sindicalista Luis Lara.

Lara, del Frente Nacional de Lucha (FNL), indica que esta situación claramente contraviene el derecho laboral y la Constitución Política de la República, pues expone que se dan relaciones impuestas que violan el Derecho nacional e internacional, porque es una nueva modalidad de empleo que no está regulada.

“El problema no es el empleo, sino qué condiciones dignas tiene el empleo, que debe enmarcarse en la legislación laboral para darles seguridad jurídica y garantías a los trabajadores. La gran mayoría de estos empleos seguramente no están vinculados legalmente al Seguro Social”, subraya Lara.

Carlos Contreras, por su parte, agrega: “Lo que nos hace falta es revertir la masa de empleos muy precarios que existen en el noroccidente del país y en el suroriente, en donde si pensamos que hay por lo menos tres millones de guatemaltecos que tienen empleos muy precarios y que es ahí donde tenemos que apuntar todas nuestras estrategias para que una buena parte de ellos pueda, en los próximos años, tener un puesto de trabajo formal”.

INICIATIVA DE TRABAJO TEMPORAL

En la presente legislatura se presentó una iniciativa de ley para aprobar el trabajo temporal, es decir, aquel que no se hace en jornada completa de trabajo y por tanto permite que el salario sea en función de las horas trabajadas, pudiendo llegar a ser menor al mínimo.

Esa, como muchas otras iniciativas de ley, está detenida en el Congreso.
 
JÓVENES, LOS MÁS AFECTADOS

Se cree que la participación de la juventud en la vida económica se expresa mediante el trabajo, lo cual marca su independencia. La manera como las y los jóvenes se insertan laboralmente fortalece o debilita su agencia, es decir, su capacidad de ser actores dinámicos del desarrollo social y productivo.

En la actualidad, la prolongación del proceso educativo, las percepciones de incertidumbre económica y laboral ante crisis recurrentes, así como procesos de reflexión sobre el futuro, han hecho que se postergue la edad promedio en que las personas jóvenes se hacen adultas.

Sin embargo, en el caso guatemalteco, varios analistas revelan que la adultez en jóvenes de ingresos bajos e indígenas se sigue dando a edades tempranas, entre los quince y los dieciocho años, por la situación de precariedad en las que viven sus familias y ante la falta de oportunidades para su correcto desarrollo.

Para José Pinzón, el problema para la juventud es de fondo en el país porque un gran porcentaje está en el subempleo o en el desempleo total; y cuando se hacen ferias del empleo, estas tienen un doble sentido. Primero, porque asegura que el Gobierno de turno se hace su propia propaganda por esta vía; y segundo, en el tema de la calidad hay un déficit porque también persiste la incapacidad y poca preparación formativa en quienes hoy pasan por esta crisis de desempleo. Por lo tanto, Pinzón afirma que no se dan empleos de calidad sino empleos superfluos y que tampoco garantizan la estabilidad laboral.

“Los que vemos esto con un criterio crítico y político decimos que se crean empleos pero con serias y profundas deficiencias y en sectores donde históricamente no se han respetado los derechos de la clase trabajadora, como el sector de la maquila, por ejemplo. Lo que pasa es que no son empleos de calidad, sino con todo respeto lo digo, son empleos «basura», porque la formación y capacitación que tiene el pueblo en términos generales, es deficiente”, declara.

LA EDUCACIÓN: ¿DEBILIDAD U ORIGEN?

Cualquier política de impulso laboral, debería ir de la mano del sistema educativo y de la capacitación para el trabajo. El Ministro de Trabajo explicó recientemente que en la Feria Nacional del Empleo, más de 100 empresas habían ofertado un total de 22 mil plazas nuevas de trabajo.

Sin embargo, Contreras mencionó también que la expectativa de ocupación se reducía a casi la mitad de plazas ofertadas, pues informaba que la mayoría de los 23 mil asistentes a la Feria no tenían un nivel de educación y formación adecuadas y por eso no llenaban los perfiles de las empresas ofertantes. Cabe recalcar que más de 90% de asistentes a la Feria eran jóvenes comprendidos entre los 18 a 35 años de edad.

“La calidad de formación y educación también ha sido deficiente históricamente; y tampoco ha habido políticas de Estado para revisar el tema de la calidad de la formación que se ha dado y que se seguirá dando porque a futuro tampoco hay una expectativa positiva de una formación integral, porque el ciudadano necesita y desea tener acceso a un trabajo digno. No puede ser un trabajo digno cuando uno por la capacidad que tiene, solo tiene acceso a un trabajo basura”, señala el dirigente de la CGTG.

Para Pinzón, una cosa son las políticas para la generación de trabajo por parte del Gobierno de turno y otra son las políticas de Estado, mismas que darían lugar a que existan garantías en la calidad de educación. “Pero como no hay políticas de Estado sino políticas gubernamentales para salir del paso politiquero, o peor todavía, con el pago de la factura político-partidista, también viene a sumarse a la crisis que tenemos”.

Es importante mencionar que hoy en día se cuestiona la calidad de la educación y no es cuestión solo de percepción sino es el resultado de las evaluaciones nacionales, porque en Guatemala no se obtienen buenos resultados ni en lenguaje ni en matemáticas sino se obtienen números deplorables.

“No estamos formando jóvenes para el trabajo, no estamos dándoles las herramientas necesarias para poder entrar a la fuerza laboral. Este es un reflejo del sistema educativo y económico. Es a lo que podemos aspirar hoy en día con la calidad de educación. La mano de obra que está entrando al sector laboral activo es un reflejo de cómo estamos preparando a los jóvenes; para trabajos simples y de calidad inferior y no para que aspiren a empleos complejos y competitivos”, exterioriza la analista del CIEN.

La falta de oportunidad económica o exclusión de los jóvenes en el mercado laboral se manifiesta con diferentes intensidades. Va desde la situación de quienes buscan trabajo activamente y no lo encuentran, definidos como desempleados, quienes manifiestan tener ocupación pero, en la práctica, se dedican a actividades informales y algunas de ellas ni siquiera generan ingresos, hasta el caso de quienes se encuentran registrados como inactivos pero realizan trabajo reproductivo y comunitario. Este es especialmente el caso de las mujeres.