Ignorar la realidad es ofender la marcha campesina


Fueron cuatro dí­as de marcha por la Soberaní­a de Nuestros Pueblos y la Defensa de la Madre Naturaleza, se inició en Los Encuentros, Sololá, hasta culminar en la ciudad capital, traducida en 127 kilómetros de recorrido. Que el gobierno no atendió y algunos capitalinos la reprocharon. ¡Qué lamentable!.

Pedro Mateo
chamateo99@hotmail.com

La presencia de ancianos, jóvenes y mujeres cargando en sus espaldas a sus hijos en las calles y avenidas, no es un simple paseo multitudinario, obstaculización del tránsito vehicular o pérdida de tiempo como lo creen muchos, sino es para exponerle al mundo y denunciar las condiciones precarias que vivimos los guatemaltecos. En este evento se constató que la tierra de la eterna primavera para los turistas, es en realidad tierra de la eterna pobreza, consecuencia de tanta desigualdad, exclusión y discriminación a la población indí­gena y campesina. Miles de personas se sumaron a la marcha para exigir solución a las necesidades sociales y así­ conmemorar los 30 años de existencia del Comité de Unidad Campesina CUC.

A la culminación acudieron más de 6 mil personas, resaltando la incorporación de representantes comunitarios del municipio de San Juan Sacatepéquez, que a viva voz rechazan la instalación de la empresa Cementos Progreso en sus comunidades. Asimismo, delegados de los departamentos de Izabal y de las Verapaces, donde se ha reprimido a lí­deres comunitarios por la conflictividad agraria, también alzaron sus voces contra los problemas estructurales del paí­s.

Durante esas jornadas, personas inescrupulosas menospreciaron las exigencias y más de alguien dijo: «No sigan manifestando sin sentido, nadie les pone atención». Precisamente porque nadie pone atención a la población rural que en su mayorí­a es indí­gena, por eso se ha optado las protestas para hacerse escuchar. Ni los gobiernos y el sector pudiente da sus brazos a torcer en la desconcentración de la riqueza, ya que creen controlar al Estado como lo han hecho históricamente, ignorando la existencia de pueblos sumergidos en pobreza y ofenden al oponerse a un Desarrollo Rural Integral que impulse polí­ticas sociales para minimizar la mortalidad infantil, el desempleo, la desnutrición y respeto a la persona. Exteriorizar la realidad desigual no implica que la población desposeí­da pretenda gozar de mansiones lujosas como pocos lo disfrutan, sino es lograr que haya alimentación, vivienda digna y servicios básicos en las comunidades rurales.

Desnudar la realidad de pobreza y defender los recursos naturales es un trabajo difí­cil que pocas organizaciones que se identifican con las masas pueden abanderar. El CUC ha mantenido principios e ideales muy reconocidos, esencialmente porque no se busca protagonismos personales y mucho menos se condiciona a los gobiernos para deleitarse de privilegios y someterse a sus directrices. Claro está que negociar las necesidades de nuestra gente es reproducir los negocios corruptos del Estado.

No me sorprende que en los próximos dí­as se acrecienten manifestaciones para exigir salarios dignos y rechazos contra el gobierno por la falta de polí­ticas públicas para regular el alza al precio de los productos de la canasta básica familiar.