Ignorancia urbanística


Editorial_LH

Durante la primera parte del siglo pasado, la administración de la ciudad de Guatemala estuvo confiada a personas honorables, pero sin mayor experiencia ni conocimientos de urbanismo, pero entre los técnicos del municipio destacaba la figura del ingeniero Raúl Aguilar Batres, brillante pensador a quien se deben los principales ejes viales existentes en la actualidad y concepciones que van desde la nomenclatura y la división por zonas hasta el Centro Cívico. Su influencia positiva en la vida urbana es tremenda, aunque no siempre reconocida.


En 1970 llega la primera, y realmente la única, administración municipal que emprendió un serio trabajo de planificación contenida en el célebre Esquema Director de Ordenamiento Metropolitano 1970-2000 que constituye el primer esfuerzo esquemático para ordenar el crecimiento del área metropolitana con estudios tan específicos como el de saneamiento de la  ciudad y el abastecimiento de agua, así como usos de suelo y vialidad, entre otras cosas.
 
 Pero los últimos años han sido de marcado retroceso por la ausencia de nociones claras de lo que es el urbanismo y de lo que se requiere para hacer vivible un conglomerado como el que es toda el área metropolitana de Guatemala. A base de corazonadas o de ideas fijas que nada tienen que ver con la técnica, se han dispuesto políticas que no ayudan en nada para moldear de mejor forma y de manera moderna el concepto de la urbe. Lejos de ello, los intereses de los desarrolladores de proyectos son los que al final de cuentas determinan el rumbo de la ciudad porque no hay ningún concepto claro de impulsar una estrategia distinta a la que se determina por el lucro.
 
 Cierto es que vivimos en tiempos en los que la ganancia de capital es lo determinante para mucha gente y especialmente para quienes tienen en nuestro país poder de decisión, pero el colmo es que hasta en las inversiones millonarias como los pasos a desnivel, se demuestra con todo descaro que únicamente les interesa hacerlos para que sean acceso a los proyectos inmobiliarios o comerciales. No hay ningún interés por el resto de la población, por desanudar algunos de los muchísimos puntos donde el tránsito se atora, sino que únicamente se preocupan por asegurar que los que invierten en proyectos comerciales o de vivienda, tengan ventaja para garantizar fácil acceso a sus clientes o usuarios, aunque sea a costa de perjuicios para el resto de la población.
 
 En la vida en ciudad no actuamos distinto a la vida en el país. Nos conformamos con lo que tenemos y aceptamos la mediocridad con satisfacción, tanta que vamos para treinta años de administraciones con visión obtusa y sin noción urbanística.

Minutero:
Para un centro comercial
 o proyecto inmobiliario
 le hacen el acceso ideal
 que no es nada proletario