La Iglesia Católica apremió este lunes al gobierno cubano de Raúl Castro a hacer los «cambios necesarios» para remediar la crisis económica, a la vez que instó a Cuba y Estados Unidos a «romper» el «círculo crítico» de su conflicto a través del diálogo.
El cardenal Jaime Ortega, líder de la Iglesia local, consideró en una entrevista con la revista Palabra Nueva que es necesario «que se hagan en Cuba los cambios necesarios con prontitud» para aliviar la difícil situación económica.
«Esta opinión alcanza una especie de consenso nacional y su aplazamiento produce impaciencia y malestar en el pueblo», añadió en referencia a criterios de economistas, académicos, disidentes y artistas, como el cantautor Silvio Rodríguez.
Raúl Castro, quien anunció la necesidad de cambios luego de que asumió el mando hace cuatro años, admitió hace dos semanas que aunque muchos «se desesperan, deseando cambios inmediatos», es necesario «evitar» el «apresuramiento o improvisación».
Otro problema que urge -en opinión del cardenal- es romper el «círculo crítico» en que se mueven las actuales diferencias entre Cuba y Estados Unidos, pues cada gobierno espera gestos o medidas del otro.
«Creo que un diálogo Cuba-Estados Unidos sería el primer paso necesario para romper el círculo crítico en que nos encontramos», dijo, y recordó los varios ofrecimientos de diálogo de Raúl Castro y los que hizo el presidente estadounidense Barack Obama en su campaña electoral.
Pero criticó a Obama porque al llegar al gobierno repitió «el viejo esquema de gobiernos anteriores: si Cuba hace cambios con respecto a derechos humanos, entonces los Estados Unidos levantarían el bloqueo y se abrirían espacios para un diálogo ulterior».
«Estoy convencido que lo primero debe ser encontrarse, hablar, y en el avance del diálogo se darían pasos que puedan mejorar las situaciones difíciles o superar los puntos más críticos», consideró.
El 23 de febrero murió el preso opositor Orlando Zapata, tras una huelga de hambre de 85 días, suceso que desató fuertes críticas de Estados Unidos, Europa y otros países, reflejadas en los medios de comunicación.
«Esta fuerte campaña mediática contribuye a exacerbar aún más la crisis. Se trata de una forma de violencia mediática, a la cual el gobierno cubano responde según su modo propio», dijo el cardenal, arzobispo de La Habana.
El religioso llamó a «la cordura y a la sensatez para que se pacifiquen los ánimos», pues «en medio de ese fuego cruzado de palabras y argumentos resulta afectado el pueblo, cansado y deseoso de un presente y un futuro más sereno y próspero».
Los obispos cubanos lamentaron la muerte de Zapata y pidieron a las autoridades «que se tomen las medidas adecuadas para que situaciones como éstas no se repitan y, al mismo tiempo, se creen las condiciones de diálogo y entendimiento idóneo para evitar que se llegue a situaciones tan dolorosas».
Tras la muerte de Zapata, el periodista opositor Guillermo Fariñas inició el 24 de febrero su propia huelga de hambre. Ortega le reiteró el pedido, aunque «infructuoso» hasta ahora, de que abandone el ayuno.
Ortega calificó de «penosos» los actos de hostigamiento contra las Damas de Blanco, esposas de presos políticos, a quienes el gobierno y simpatizantes del régimen les impiden marchar en las últimas semanas. «No es el momento de atizar las pasiones», destacó.
Tras la visita del Papa Juan Pablo II en 1998, la Iglesia y el régimen comunista en aquel momento liderado por Fidel Castro, mejoraron su relación, tras casi medio siglo de altas y bajas tensiones, lo que ha permitido a los obispos opinar más sobre la situación del país y tener una mayor participación en la sociedad.