Iglesia Católica sacudida por narcotráfico


La Iglesia Católica de México, el segundo paí­s con más fieles en el mundo, está sacudida luego de que un alto dignatario admitió que los narcotraficantes son «muy generosos» con los pueblos en los que actúan y que algunas veces «construyen» hasta alguna capilla.


Las declaraciones del presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Carlos Aguilar Retes, causaron una infrecuente polémica pública al más alto nivel del Iglesia Católica, ya que la arquidiócesis primada de México, la máxima autoridad católica, manifestó su «rechazo absoluto» a las donaciones de narcotraficantes.

«El dinero que obtiene el narcotráfico es dinero sucio que de ningún modo se «purifica» con actos piadosos», agregó, de su lado, el arzobispado mexicano en un comunicado.

«Son muy generosos con las sociedades de sus pueblos habituales y, en general, meten la luz, ponen comunicaciones, carreteras, caminos, por cuenta de ellos. Son muy generosos y muchas veces también construyen alguna iglesia o una capilla», dijo Aguilar Retes.

El clérigo reconoció que la iglesia ha tenido acercamientos con narcotraficantes y propuso que en México se apruebe una ley similar a la de Colombia, en la que se protege la identidad de los traficantes de droga que quieran cambiar de vida.

«Comentando con algunos obispos, podemos decirlo, porque no voy a romper ningún secreto, porque no diré nombres de obispos ni de narcotraficantes. Ha habido quienes se han acercado y pedido orientación sobre cómo hacer un cambio de vida», indicó el lí­der religioso al término de la reunión anual de la CEM.

Aguilar Retes defendió estos acercamientos alegando que «la iglesia católica maneja una relación personal, totalmente confidencial, bajo secreto, que es la confesión».

Por su parte, la Procuradurí­a General de la República rechazó ayer investigar a los curas que aceptaron las contribuciones de los traficantes de droga.

«El servicio que prestan es una cuestión similar al secreto profesional que ejerce un abogado», dijo un alto funcionario de la procuradurí­a al periódico La Jornada.

Las declaraciones del presidente de la CEM, que agrupa a los obispos del paí­s, volvieron a causar polémica en México, donde desde hace años hay dudas por las reuniones que sostuvieron los hermanos Arellano Félix, lí­deres del cártel de Tijuana, con el entonces representante del Vaticano en México, Girolamo Prigione.

Por su parte, un sacerdote de la arquidiócesis consideró ayer que «la limosna que se coloca en las alcancí­as de la iglesia siempre es anónima, sí­ podrí­amos decir que algún narcotraficante podrí­a dejar ayuda económica en una alcancia, pero es imposible saber quién fue».

Las dudas sobre la relación de representantes de la iglesia mexicana con los capos de la droga surgieron en 1993, cuando el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo murió en medio de un confuso enfrentamiento armado en el norte del paí­s entre el cártel de Tijuana y el de Joaquí­n «el Chapo» Guzmán, actualmente prófugo.