Iglesia argentina: País está enfermo de violencia


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Los obispos argentinos afirmaron hoy que el país está «enfermo de violencia» y que ésta última es cada vez «más feroz» y criticaron la exclusión social, la corrupción, la ineficacia de la justicia y la cada vez mayor aceptación de la mentira.

Por ALMUDENA CALATRAVA, BUENOS AIRES Agencia AP

La Conferencia Episcopal Argentina difundió una severa y contundente declaración titulada «Felices los que trabajan por la paz», un día después de poner fin a la 107 Asamblea Plenaria que se celebró durante una semana en la localidad de Pilar, 40 kilómetros al noroeste de Buenos Aires, en la que se analizó la situación del país.

En su informe, los religiosos manifestaron su «preocupación» porque en Argentina los delitos han aumentado en cantidad y agresividad y la violencia «llega en muchos casos al homicidio».

Agregaron que «para construir una sociedad saludable es imprescindible un compromiso de todos en el respeto de la ley» y que «para lograr una sociedad en paz cada uno está llamado a sanar su propia violencia».

Los obispos señalaron que muchos argentinos «viven con miedo al entrar o salir de casa» y que «es evidente la incidencia de la droga en algunas conductas violentas y en el descontrol de los que delinquen».

Al respecto, Jorge Lozano, obispo de Gualeguaychú, dijo al canal de cable Todo Noticias que «el homicidio nunca es explicable pero menos todavía cuando se mata para robar un par de zapatillas».

Los religiosos sostuvieron que esta creciente inseguridad que alimenta el enojo de la población no justifica la «mal llamada justicia por mano propia», al hacer referencia a los linchamientos o intentos de linchamientos de delincuentes de las últimas semanas.

Asimismo cuestionaron la falta de objetividad de los medios de comunicación al informar sobre la inseguridad.

En otro aparte, el Obispado advirtió que «no se puede responsabilizar y estigmatizar a los pobres por ser tales» al afirmar que ellos también «son víctimas de robos y asesinatos» y señaló que otra forma de violencia es la exclusión social.

Al respecto, los religiosos enumeraron la desnutrición infantil, el hecho de que haya gente durmiendo en la calle, la violencia doméstica, el abandono del sistema educativo, las peleas entre hinchadas de clubes de futbol «a veces ligadas a dirigentes políticos y sociales» y la destrucción de la naturaleza.

«Es creciente la tendencia al individualismo y egoísmo, de los cuales despertamos sobresaltados cuando el delito nos afecta o toca cerca. El papa Francisco señala que ‘se ha desarrollado una globalización de la indiferencia»’, resaltó el documento.

Los religiosos también alertaron sobre el acoso escolar, que en los últimos días causó heridos e incluso la muerte de una joven.

A su vez pusieron el acento en los males que acarrea en Argentina la corrupción «pública y privada», a la que definieron como un «cáncer social», expresión que, según Lozano, fue «usada por el papa en un documento de noviembre». «Desviar dineros que deberían destinarse al bien del pueblo provoca ineficiencia en servicios elementales de salud, educación, transporte», afirmaron los religiosos que lamentaron que estos hechos habitualmente no son castigados, lo que sienta las bases para una «falta de respecto a la ley» generalizada.

Los obispos también advirtieron sobre la existencia de mafias de trata de personas y tráfico de drogas y armas. Manifestaron su preocupación por que «casi la mitad de los presos no tenga sentencia» y su deseo de que jueces y fiscales «actúen con diligencia…y gocen de la independencia, la estabilidad y la tranquilidad necesarias».

Además el Episcopado lamentó de que la población se esté acostumbrando «a la violencia verbal, a las calumnias y a la mentira».

En los últimos días, el gobierno y la oposición han mantenido fuertes cruces verbales sobre la dimensión de la inseguridad, la mayor preocupación de los argentinos según las encuestas. Los opositores exigen a las autoridades que suministren datos concretos sobre el índice de criminalidad, que no está actualizado, y si éste ha aumentado en los últimos años.

En noviembre de 2013 la Iglesia había advertido sobre el avance del narcotráfico en el país y denunció que a esta «situación de desborde se ha llegado con la complicidad y corrupción de algunos dirigentes».