El grupo guerrillero se abre paso en la intrincada jungla al norte de Nicaragua. Han entrado en combate en tres ocasiones en una semana, y las fuerzas represivas del gobierno de Managua han sido igualmente rechazadas. El cansancio, el hambre y las enfermedades van minando al grupo alzado, que, sin embargo, estoico y de buena cepa nicaragüense, sigue su lucha. En todo el territorio de la Nicaragua de Sandino y Rubén Darío, se han intensificado los combates contra las fuerzas represivas de un gobierno tiránico, déspota y cruel.
El ciudadano común y corriente de Nicaragua intenta no involucrarse, pero cada vez es mayor el respaldo a los grupos guerrilleros que buscan destronar al tirano, que desde la Casa de Gobierno en Managua, junto a su equipo de asesores extranjeros se mantiene en el poder y ya anuncia que no lo dejará. Típico en este continente de gobiernos represivos, de gobiernos violadores de derechos humanos, incapaces de manejar la razón y la inteligencia para oponerse a sus rivales ideológicos.
El grupo guerrillero entra en una zona de descanso, cuando la noche se queda detenida y en la lejanía se escucha el ladrar de los perros, y en el cielo se cuelgan las estrellas. Una vuelta a la hamaca para tratar de engañar al sueño porque al amanecer hay que seguir la ruta. En las barriadas principian a aparecer rótulos en los cuales se pide la renuncia del dictador. La represión está creciendo en la medida en que el pueblo entrega su respaldo a los alzados.
Desde que aparecieron los guerrilleros, Nicaragua vive horas de incertidumbre, horas de temor y angustia; pero temen más a la ola represiva desatada por el Gobierno, no solo contra la población, sino contra la Prensa, la Iglesia Católica, los extranjeros que respaldan al movimiento. Incluso ya mataron a un digno director del periódico de mayor tirada en Nicaragua.
La anterior descripción es parte de lo que sucedió en Nicaragua, cuando el Frente Sandinista de Liberación Nacional logró sacar del país al último de la familia Somoza. ¿Podrían repetirse estas escenas? Nicaragua vive por estos días una vorágine de ambición al poder con su presidente, el guerrillero Daniel Ortega Saavedra, símbolo de la lucha armada para derrocar a Anastasio Somoza, quien de la misma manera busca perpetuarse en el poder por su propia decisión e intereses. Ante un pueblo que enfrenta grandes carencias y subdesarrollo.
El viernes 17 de agosto de 1979, Somoza salió de Ciudad de Guatemala rumbo a Paraguay. El avión era propiedad de Líneas Aéreas Paraguayas, y el costo del viaje fue de 100 mil dólares estadounidenses. El vuelo directo desde Guatemala hasta Asunción duró 8 horas. Más adelante se supo que el exdictador llegó acompañado de las siguientes personas: General José R. Somoza (su medio hermano), Anastasio Somoza Portocarrero (su hijo mayor), Roberto Somoza Portocarrero (su hijo menor), Dinorah Sampson (su amante). Fue asesinado el 17 de septiembre de 1980 en la hoy Avenida España, en Asunción, Paraguay, por un grupo guerrillero argentino denominado Ejército Revolucionario del Pueblo, encabezado por Enrique Haroldo Gorriarán Merlo; y culminaron el hecho disparando un lanzacohetes RPG-2.