¿Estamos previniendo el delito?


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Ya no son hechos aislados, es cosa de todos los días y en todo el país que propios y extraños tropezamos con la descarada venta y consumo de drogas. Enfrente de templos católicos; en establecimientos con fachadas de cafeterías en el Centro Histórico; en cualquier tienda de barrio o en la esquina de cualquier calle, en la cara de las autoridades se vende y consume cualquier tipo de drogas o estupefacientes, a pesar que el actual gobierno hace mucho aspaviento por haber creado un viceministerio específico para prevenir la delincuencia. ¿Más burocracia u otro golpe más de efecto?

Francisco Cáceres Barrios


Al iniciar su mandato presidencial el general Pérez Molina, quiso darse notoriedad nacional e internacional anunciando con gran aspaviento su apoyo a la idea de liberalizar las drogas y por lo visto después de tanta exposición en los medios de comunicación llegamos a dos conclusiones básicas: Que no estaba lo suficiente preparado para defender con sólidos argumentos su tesis y que detrás de su intención solo había una mala asesoría de mercadeo político aplicada a rajatablas ya que durante su campaña electoral jamás mencionó tan insostenible propósito.
   
Cada día podemos apreciar las graves consecuencias que traería consigo la mentada liberalización y el mismo Santo Padre Francisco dijo recientemente en Brasil: “La plaga del narcotráfico, que favorece la violencia y siembra dolor y muerte, requiere un acto de valor de toda la sociedad. No es la liberalización del consumo de drogas, como se está discutiendo en varias partes de América Latina, lo que podrá reducir la propagación y la influencia de la dependencia química. Es preciso afrontar los problemas que están a la base de su uso, promoviendo una mayor justicia, educando a los jóvenes en los valores que construyen al vida común, acompañando a los necesitados y dando esperanza en el futuro”
   
¿Acaso vemos algo de malo en tan sabias enseñanzas?, ¿en qué podrá estar equivocado Su Santidad? ¿Por qué dejarlas de usar entonces en Guatemala como guía u orientación para el nuevo viceministerio para apoyar cualquier acción que busque mejorar en valores y principios el sostenimiento de nuestra juventud a la que todos consta, cada día está siendo llevada por caminos equivocados, por quienes solo buscan satisfacer aviesos intereses? Nuestro presidente repite insistentemente que él conoce bien el interior del país. Podrá ser cierto por haber pasado tanto tiempo en campaña electoral pero, ¿habrá sentido y comprobado la miseria educativa y formativa en que viven nuestros niños y jóvenes, quienes pronto van a ser los hombres y mujeres del futuro? Es una lástima que quienes debieran ser nuestros líderes reiteradamente olvidan aquel sabio refrán que dice: “no solo de pan vive el hombre”. Pero rectificar es de sabios. Todavía estamos a tiempo de luchar para sacar de la podredumbre a quienes están a un paso de caer en la delincuencia. Dejemos de hacer lo contrario.