En un país aún afectado por los recuerdos de una cruenta guerra interna, la sociedad sigue entendiendo por “inteligencia” a una cualidad de lo prohibido, lo secreto y lo codificado. No obstante, lejos de esa concepción, inteligencia no es más que la planeación, recopilación, análisis y explotación de información útil para la toma de decisiones ante un escenario determinado.
Muy poco se habla del papel de la inteligencia en el desarrollo de un país, lo escaso que se dice es generalmente para desacreditarla, no obstante juega un papel fundamental, y más allá de abarcar únicamente temas tácticos, debe ser utilizada en temas estratégicos. Me concentro hoy específicamente en el desarrollo económico y en el rol que puede desempeñar para la captación de capitales extranjeros.
En el contexto de los negocios internacionales, es posible modificar el paradigma de la inteligencia estratégica ante los inversores extranjeros interesados en el país; identificando, recopilando, ordenando, analizando y divulgando la información más útil para ellos. El Estado debe asumir un papel regulador en este proceso pues aunque el mercado, en teoría, se regula a sí mismo, este puede tomar las acciones necesarias orientadas a favorecer los escenarios para la inversión en un país de alto riesgo.
En Guatemala, identificar a los actores económicos que potencialmente puedan invertir es dificultoso, pues no existe un control estratégico de las empresas, tampoco una base de datos que las categorice por sus principales variables.
Tampoco existe un ente centralizador de información estratégica para invertir en Guatemala. De ahí que algunos proyectos de interés nacional hayan sido víctimas de estafas por empresas de dudosa procedencia. O bien, por ejemplo, la oportunidad que se perdió en el 2004, cuando la legendaria empresa francesa Lacoste, prefirió irse a otro país centroamericano para invertir su capital.
Qué pasa si un inversionista de un país “X” se acerca a Guatemala para invertir. ¿Cómo sabe cuáles son los territorios geográficos con menos riesgo?, ¿Cómo identifica en dónde están los guatemaltecos(as) con mayor o menor capacidad adquisitiva? ¿Cómo está seguro del banco que va a administrar sus actividades económicas con el menor riesgo posible? o ¿Cómo sabe él con certeza, en dónde está la mano de obra más calificada del país?, las respuestas no las va a encontrar por ningún lado.
Es necesario de igual forma hacer una evaluación de aquellos factores que hacen de Guatemala un país riesgoso para invertir y orientar los esfuerzos en atenuarlos al mismo tiempo que se creen incentivos para la inversión.
Se debe reconocer el desorden imperante en el país, lo que se refleja en sus actividades económicas y políticas. Tanto al Estado como a los empresarios guatemaltecos, les falta anticipación y visión estratégica.
Ahora bien, es probable que a algunos actores económicos este desorden y la falta de información les resulten favorables, pues hay que reconocer que las prácticas monopólicas de algunas empresas guatemaltecas, intencionalmente disuadan y ahuyenten a los futuros inversionistas.
En aras de favorecer el progreso económico y la competitividad regional, como país debemos tener la capacidad de ponerle fin al caos y crear un clima favorable para atraer el capital extranjero, para lo que se debe hacer un llamado al CACIF y otros actores económicos del país para que conjuntamente con el gobierno creen las condiciones necesarias que generen el desarrollo económico que tanto nos hace falta para salir de la miseria.