¿El crimen perfecto?


Editorial_LH

Tras más de doscientas diligencias en busca del cuerpo de la señora Cristina Siekavizza de Barreda, hoy el Ministerio Público tiene que formalizar la acusación contra su esposo, acusado de haberla asesinado, y quien se encuentra preso después de haberse fugado de Guatemala con sus dos pequeños hijos y hasta que fue localizado en México por la ayuda de personas que lo identificaron como el sospechoso del horrendo crimen.


La apuesta del sindicado se está cumpliendo, puesto que todo apunta a que se dispuso de tal manera del cadáver que no habría forma de localizarlo y eso daba fuerza a la tesis de algunos abogados de que sin cadáver no hay asesinato. Sin embargo, las investigaciones han permitido determinar que hubo violencia en el hogar, que la esposa fue agredida y que luego se tomaron medidas para borrar evidencias de sangre, tanto en la casa como en el vehículo que se usó para transportar el cuerpo luego de la brutal agresión.
 
 Existen medios de prueba que permiten sostener que no sólo hubo un asesinato, sino que, además, con sangre fría que dispuso de tal forma del cuerpo como para asegurar que no pudiera ser encontrado y con ello desviar la atención. No es casualidad que desde el principio hasta el día de hoy, Barreda y sus amigos sostengan que la señora Siekavizza de Barreda se encuentra en algún paradisíaco lugar gozando de la vida, puesto que precisamente esa será la línea de su defensa que esperan sustentar con el hecho de que no hay cadáver.
 
 Y cómo puede haber cadáver si se le hizo desaparecer malévolamente y con una crueldad inexplicable en seres humanos que se precien de ser normales. Bien se dice que el crimen perfecto no existe y en este caso, pese a las ayudas que recibió el esposo para borrar las huellas y para asegurarse que el secreto fuera debidamente guardado y protegido por sus amigos, hay demasiadas evidencias como para que se pueda suponer que no existen elementos suficientes para condenarlo a que purgue como corresponde una pena severa por el crimen cometido.
 
 Nuestro sistema jurídico no es perfecto, pero la tenacidad ha permitido en este caso pasar sobre el tráfico de influencias que inicialmente favoreció tanto al detenido porque facilitó su fuga, con documentos falsificados en las mismas entrañas de poder, lo que es prueba más que suficiente para demostrar cómo es que han usado su posición para ocultar detalles del horrendo crimen. Cristina Siekavizza no es el tipo de persona que, como su marido, desaparece por arte de magia para esconderse de sus responsabilidades.
 

Minutero
Buscando al honorable,
al decente y honorable,
el país revertiría
toda la majadería