¡El alicaído Valle de la Asunción!


Edgar-Balsells

Desde el siglo XIX el Valle de la Asunción se erigió como uno de los asentamientos humanos de mayor atractivo en Mesoamérica. A ello contribuyó la herencia colonial que había hecho del mismo un centro nervioso para el comercio, la política y demás. No digamos su clima benigno, que en nada se compara con verdaderas ollas Presto como lo son Managua y Panamá.

Edgar Balsells


Los chapines nos vanagloriamos aún de nuestros malls comerciales, y de la belleza de La Reforma o Las Américas, que rebasan a simple vista la presencia física de la mayoría de ciudades de los alrededores istmeños.

Sin embargo, en los angustiantes índices del Doing Business, de las libertades y más recientemente en el ranquin de las ciudades más atractivas de Latinoamérica para Hacer Negocios 2012, que publica la conocida revista de negocios América Economía, ocupamos una posición rezagada, superando únicamente a San Salvador y Tegucigalpa, y abismalmente alejados de urbes como Miami o Santiago de Chile.

Las explicaciones que vierte el denominado Comisionado Presidencial para la Competitividad, Juan Carlos Paiz, indican que “a pesar de los esfuerzos que se han hecho por lograr no solo una ciudad sino un país más atractivo para los negocios, la mala calidad en la educación retrasa cualquier interno de mejora”.

Sin embargo, vemos que el rubro de “Infraestructura física” es nuestra peor calificación, lo cual nos deja sorprendidos pues si uno va a Managua o a otras ciudades por el estilo, ni por asomo muestran lo que en apariencia ofrece el valle de la Eterna Primavera.

Suena paradójico entonces que, la cuna del conservadurismo mesoamericano, en donde aparentemente se sabe cómo hacer negocios y en donde la poltrona edilicia ha estado por décadas en manos de empresarios, sea superada por el “comunista” Daniel Ortega y su esposa, quienes han sabido atraer los negocios foráneos de mejor forma, reconocido ello por la también conservadora revista de marras.

La ciudad de Guatemala no es más que el reflejo del país: aquí las firmas constructoras y de ingeniería se llenan de réditos construyendo “bienes privados”, pero los “bienes públicos” que no son más que “bienes de todos y de ninguno” son escasos y cada vez la pobrísima planificación urbana los menosprecia.

El modelo económico seguido, caracterizado por un financierismo cortoplacista, consumismo, regulaciones muy laxas y poca previsión para el futuro, no funciona ni para los hombres de negocios foráneos, y es que “como esperando a Godot” nuestros ideólogos esperan, sin conseguirlo, las inversiones globalizadas de punta.

El tema institucional y de ordenamiento público tiene mucho que ver: por estos lares, los alcaldes metropolitanos se disputan las tajadas y migajas de los fondos gubernamentales, y no tienen ningún mecanismo funcional de coordinación. La labor de la seguridad se la dejan por completo al gobierno central, que ahora se vanagloria de ciertos éxitos relativos en algunas zonas, sin que los alcaldes se entrometan en una labor que también les compete para apuntalar “el clima de inversión” de su comarca urbana.

Sin la mínima coordinación están entonces: los municipios industriales y dormitorio, como lo son Villa Nueva y Amatitlán, los residenciales y de encopetados condominios y town houses, como lo son Fraijanes y Santa Catarina Pinula, y los dejados totalmente a la mano de Dios, y a los caciques sempiternos, como lo son San José del Golfo o Chinautla.