¿Dónde está la capacidad de indignación?


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Las tragedias ocurren a cada minuto en Guatemala: Una mujer se suicida por falta de comida para su hijo en Jocotán. Siete personas, incluidos una bebé y un niño, son masacrados en Villa Canales. Nueve pasajeros mueren tras ataque con bomba incendiaria en un autobús extraurbano.

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POR MARIELA CASTAÑÓN
mcastanon@lahora.com.gt

Todos los días ocurren incidentes ante los ojos indiferentes de los guatemaltecos, que rara vez exigen respuestas a las autoridades o manifiestan su rechazo a la violencia, contrario a lo que sucede en  otros países que atraviesan situaciones similares y que incluso están en guerra.  Expertos consultados explican esta conducta.

Las manifestaciones de indignación no son una característica de la sociedad guatemalteca actual, pese a que existe una extensa lista de motivos que podrían sacudir la indiferencia de los ciudadanos, afectados por los embates de la violencia, la pobreza y la corrupción, entre otros problemas.

Esto contrasta con lo que sucede en otros países, donde la población se moviliza, sale a las calles y exige a las autoridades acciones prontas para cumplir con sus demandas. La Hora recopiló historias de España, Pakistán, Estados Unidos y Costa Rica, que muestran cómo sociedades indignadas y conocedoras de sus derechos exigen justicia y paz, logrando cambios sustanciales en sus comunidades (Lea: Países que alzaron la voz).

Profesionales de la sociología, psicología y salud mental explican las que consideran son las razones por las que solo algunos grupos organizados en Guatemala –indígenas, maestros, estudiantes y sindicalistas– exigen en las calles respeto y velan por sus intereses particulares, mientras que las mayorías no se inmutan ante los problemas sociales.

Carlos Seijas, experto en Sociología, explica que la acumulación de violencia histórica ha hecho que la población pierda la esperanza “en casi todo” y por eso no encuentra sentido a “pronunciarse, aunque le lastime” ante la situación que vive.

El profesional evoca  la teoría de Martín Seligman, “Indefensión Aprendida”, en la cual explica la condición psicológica en la que un ser humano o un animal ha aprendido a actuar a comportarse sin defensa alguna, usualmente después de experimentar alguna incapacidad para evitar una situación adversa, y aunque tenga la opción de cambiarlo no lo hace.

Es decir que los guatemaltecos han estado “indefensos” durante largos periodos de tiempo, al punto que no pueden reaccionar contra las amenazas.

De acuerdo con el entrevistado, “lo que tenemos acumulado como sociedad en Guatemala, es que todas las generaciones han visto lo mismo, todo ello se ha encasillado en una violencia histórica, donde a pesar de lo que venga, no pasa nada”.

Seijas refiere que esto también se debe a que en el país rara vez se aplica un castigo ejemplar, pues quienes cometen delitos graves están fuera de prisión y quienes están por delitos menores están detenidos.

“Lo que vemos es todo un sistema de justicia incongruente, inoperante históricamente. Usted ve que el diputado Meyer se roba Q82 millones y le ponen una multa de risa, y luego si usted se atrasa tres meses con la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT) se lo quieren llevar preso; vemos todo un sistema al que se castiga a la gente buena por ejemplificarlo muy general y se premia a la gente mala”, indica el entrevistado.

Por aparte, Gerber Ramírez, psicólogo independiente, dice que la indiferencia de la población responde a gobiernos autoritarios que reprimieron a la ciudadanía durante mucho tiempo y que a la fecha dejaron una huella de temor para aquel que pretenda pronunciarse.

“Siempre hemos vivido con represión y miedo para opinar, debido al autoritarismo de los gobiernos.  Hasta que se violentan los derechos de alguien es cuando existe algún tipo de reacción”, opina Ramírez.

Según el entrevistado, la población reaccionará cuando las autoridades, las familias, las escuelas, asuman un rol más activo en la defensa de sus derechos y la conciencia de sus obligaciones como ciudadanos.

DESHUMANIZACIÓN E IMPUNIDAD
Marco Antonio Garavito, director de la Liga de Higiene Mental, dice que la deshumanización y la impunidad también influyen e inciden en que exista una ciudadanía indiferente ante los hechos que ocurren en el país, y que en otros contextos provocarían indignación.

“Todo esto tiene que ver con un preocupante proceso de deshumanización. Es decir, cada vez nos afecta y nos impacta menos el dolor de los demás. Antes esto no pasaba, había mayor preocupación humana. Ese fenómeno se ha profundizado mucho por la situación de la violencia y de la frustración social”, dice Garavito.

Según el experto, hemos llegado a una crisis de relaciones humanas, la cual nos distancia unos de otros, y por consiguiente provoca deshumanización e indiferencia.

Otra situación relacionada a la pasividad de los guatemaltecos está vinculada a la impunidad y falta de credibilidad en las autoridades, dice.

“La falta de credibilidad en las autoridades hace que la gente piense, que aunque proteste, exija, no habrá juicios ni capturas para los responsables de cometer un ilícito, pues el 98 por ciento de los delitos que ocurren en Guatemala quedan impunes”, dice el director de la Liga de Higiene Mental.

El profesional lamenta que la población se organice de forma errada, principalmente cuando dice que “toma la justicia por sus manos”, y no valorice las manifestaciones pacíficas como herramientas para exteriorizar su indignación.

“Cuando mucho, lo que ocurre es que la gente intenta resolver por mano propia, haciendo justicia por mano propia entre comillas, debido a este tipo de ausencia de justicia la violencia se reactiva o se devuelve con más violencia y eso nos complica mucho más la existencia”, refiere.

LA RUTA
Garavito propone como ruta a seguir para dejar a un lado la indiferencia, una estrategia de salud mental que involucre a todos los sectores de la población, para dialogar y buscar mecanismos de ayuda entre sí.

“Mientras nosotros como guatemaltecos no nos pongamos de acuerdo en muchos temas y alrededor de ellos no construyamos una estrategia de salud mental, no vamos a caminar para ningún lado, y esa estrategia de salud mental sobre todo lo que debe perseguir es un esfuerzo de recuperación de relaciones sanas y eso nos toca absolutamente a todos, a la escuela le toca un nivel en ese plano, a la iniciativa privada, a las iglesias y a ustedes los medios de comunicación les toca orientar y educar, no solo exponernos a la violencia”, dice el entrevistado.

El psicólogo opina que es importante recuperar las relaciones humanas, buscar acuerdos y luchar contra la impunidad.

 “Una función muy importante en esta estrategia de salud mental, es que recuperamos ese sentido de la relación humana; que trabajemos en la lucha contra la impunidad y exijamos justicia, es válido, pero hay mucho que hacer”, concluye.

PAÍSES QUE ALZARON LA VOZ

ESPAÑA
El movimiento 15 M  comenzó el domingo 15 de mayo de 2011 con una serie de protestas pacíficas en España por la crisis económica y política con manifestaciones en más de 50 ciudades. Los “indignados” como se les ha bautizado, se organizaron a través de las redes sociales.

Se trata principalmente de jóvenes a los que se les han sumado personas de todas las edades y estatus social descontentas con la situación del país y la respuesta de los políticos ante la crisis.

Twitter y Facebook han sido el escenario virtual donde se ha promovido esta movilización espontánea sin color político. La red de micro-blogging se ha convertido en la voz de las numerosas movilizaciones que se están produciendo en las ciudades.

PAKISTÁN
Pakistaníes del espectro político y religioso se unieron para repudiar el ataque contra la colegiala Malala Yousafzai, de 14 años, que fue víctima de una bala disparada por los talibanes, en represalia por promover la educación de las niñas y niños en el valle de Swat, al noreste, cerca de la frontera con Afganistán.

La información publicada en The New York Times, hace algunas semanas, explica que la menor salió del peligro tras una operación en un hospital militar.  Las autoridades de ese país ofrecieron una recompensa de más de 100 mil dólares para quienes proporcionaran información del agresor, a quien calificaron como “quien no es ser humano y no tiene alma”.

ESTADOS UNIDOS
En febrero de este año, la indignación por la muerte de Trayvon Martin, un joven de 17 años de raza negra, originó protestas en Sandford, Florida, Estados Unidos.

Martin fue asesinado por el vigilante de barrio, George Zimmerman, quien consideró al adolescente como “sospechoso”, al verlo caminar a la salida de un negocio en una noche lluviosa, con la capucha de su sudadera en la cabeza.

Según la historia publicada por la agencia AP, un video difundido por una cadena de noticias muestra que el vigilante le disparó al jovencito, sin tener motivos –aunque algunos creen que fue por situaciones raciales–.

COSTA RICA
El 27 de julio de 2011 cientos de personas manifestaron por la violencia que golpeaba a Costa Rica, bajo el lema “Grita por la Paz”, según medios de comunicación de ese país.

La marcha fue convocada tras la muerte del joven Alejandro Chacón Marchena, quien fue víctima de un asesinato la noche del 24 de junio en la localidad de Montes de Oca.

La actividad fue organizada por familiares y amigos de Alejandro, quienes pretendían demostrar que en “Costa Rica los delincuentes eran menos que los ciudadanos que deseaban un país mejor”, según el sitio Periodistas en español.org.

Uno de los objetivos de Grita por la Paz, era no permanecer indiferentes ante la violencia y un buen inicio para lograrlo.

“Siempre hemos vivido con represión y miedo para opinar, debido al autoritarismo de los gobiernos.  Hasta que se violentan los derechos de alguien es cuando existe algún tipo de reacción”.
Gerber Ramírez
Psicólogo